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El caos en la frontera y el dilema de la reforma migratoria

Alex Nowrasteh dice que el dilema de la reforma migratoria es que es extremadamente difícil, en el plano político, liberalizar la inmigración frente a tanto caos fronterizo y muy difícil o imposible reducir radicalmente dicho caos sin la liberalización migratoria.

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Por Alex Nowrasteh1

El sistema migratorio de EE.UU. es más restrictivo que la mayoría de otros países desarrollados. Como mi colega David Bier ha demostrado, la porción de ciudadanos nacidos en el extranjero de EE.UU. se encuentra en la posición 35 de 47 países, incluyendo a los inmigrantes ilegales. EE.UU. tiene una porción de población nacida en el extranjero que se ubica entre España y Estonia. Usando solo la porción de migración legal de la población, EE.UU. se encontraría en la posición 40 en cuanto a la población nacida en el extranjero, entre Dinamarca y Francia.

Una gran diferencia en la inmigración entre EE.UU. y Europa es que los inmigrantes ilegales constituyen alrededor de 3,1 por ciento de la población estadounidense. En Europa, en cambio, menos de 1 por ciento de la población son inmigrantes ilegales. Sin embargo, Europa y EE.UU. tienen una porción similar de población nacida en el extranjero que son inmigrantes ilegales, en alrededor de 20 por ciento, si uno solo considera a los inmigrantes no provenientes de la Unión Europea (UE) y que no pertenecen al EFTA en Europa. La inmigración es un importante asunto político en Europa, pero la ilegalidad de los inmigrantes es menos saliente porque hay muchos menos inmigrantes ilegales. En EE.UU., la política pública y los desacuerdos políticos en torno a la inmigración están relacionados con la importante población de inmigrantes ilegales, la ilegalidad, y el caos derivado de grandes mercados negros.

La mayoría de los inmigrantes ilegales que han llegado en los años recientes antes de que el Presidente Biden llegara a la presidencia probablemente ingresaron legalmente y excedieron la estadía permitida por sus visas. Un número importante también ingresaron ilegalmente y esa porción probablemente aumentó desde que el Título 42 entró en vigencia en marzo de 2020, el cual crea incentivos perversos para ingresar legalmente. Las entradas ilegales son la principal fuente de caos y las percepciones de caos a lo largo de la frontera EE.UU.-México. Después de todo, el Presidente Trump frecuentemente empleaba el slogan “construyan la pared” en respuesta al caos a lo largo de la frontera —no usó el slogan “reduzcan la inmigración legal”. El Presidente Trump tuvo escaso éxito reduciendo el número de inmigrantes ilegales en EE.UU. y reducir el número de cruces ilegales de la frontera, pero si redujo la inmigración legal. Aún así, el caos en la frontera fue la motivación política para que haya puesto de relieve el asunto de la inmigración.

Desde hace mucho he escrito sobre cómo las percepciones del caos a lo largo de la frontera y la falta de control gubernamental de la migración reducen el respaldo político a la inmigración legal. Es natural que muchas personas vean el caos de millones de detenciones de inmigrantes ilegales a lo largo de la frontera y por lo tanto respalden un mayor cumplimiento de la ley en la frontera, muros más altos, y la contratación de más agentes de control fronterizo como respuesta. Hemos señalado que más inmigración legal, incluso las visas temporales de trabajadores visitantes, reducen la inmigración ilegal creando una alternativa legal que desplaza a algunos de los potenciales cruzadores ilegales de la frontera hacia el sistema de visados. Desafortunadamente, las normas legales de visado siguen siendo complejas y las barreras regulatorias son frecuentemente peores.

El respaldo a la inmigración legal se ve reducido cuando hay la percepción de caos provocado por la inmigración ilegal. Esto crea un dilema para la política pública de quienes respaldan una inmigración estadounidense liberalizada. El caos y la inmigración ilegal son causados por restricciones estatales sobre la inmigración legal, pero es extraordinariamente difícil que los formuladores de políticas públicas respalden la liberalización frente a tanto caos relacionado con la inmigración. Por lo tanto, las restricciones migratorias estadounidenses producen caos y la liberalización requerida para reducir ese caos son políticamente difíciles o inviables siempre y cuando persista el caos.

En la década de 1950, el cumplimiento severo de las leyes de inmigración junto con el liberalizador programa de visas para trabajadores visitantes temporales redujo el número de inmigrantes ilegales en un 90 por ciento y el número de cruces ilegales en un 97 por ciento en tan solo unos cuantos años. El entonces director del Servicio de Inmigración y Naturalización Joseph Swing describió los esfuerzos de la administración de Eisenhower como un intercambio de inmigrantes ilegales por unos legales. Dijo, “Si hay un empleador que no puede obtener empleados legales todo lo que tiene que hacer es avisarle al Departamento de Trabajo o de Inmigración y nosotros nos aseguraremos de que los consiga”. Un funcionario de control fronterizo advirtió que si el programa de trabajadores visitantes temporales alguna vez fuese “derogado o si alguna vez una restricción fuese impuesta por sobre el número de braceros [trabajadores visitantes] cuyo ingreso está permitido a EE.UU., podemos esperar un aumento significativo en al número de inmigrantes ilegales entrando a EE.UU.” Eso es exactamente lo que sucedió cuando la visa de trabajadores visitantes fue derogado y el caos migratorio en el sur de la frontera ha sido algo constante desde mediados de la década de 1960.

Un reciente estudio excelente elaborado por Dallas CardLeah Boustan y otros demuestra que el “crimen” y la “legalidad” son los marcos retóricos más frecuentemente utilizados por los formuladores de políticas públicas cuando debaten acerca de la inmigración hoy. El “crimen” incluye delitos violentos y contra la propiedad, el terrorismo, y el contrabando, pero también violaciones de la ley migratoria. Los formuladores de las políticas están muy preocupados acerca de la inmigración ilegal y eso domina el debate en torno a la inmigración, como está demostrado en las recientes habladurías de una “invasión de inmigrantes ilegales”.

Una encuesta informal de los conservadores en CPAC claramente demuestra esto. Los encuestadores, conociendo las preocupaciones del público, juntó la pregunta del muro fronterizo con la de la inmigración en una sola (6:07:49). Los académicos expertos en inmigración podrían cuestionar que la seguridad fronteriza y la inmigración legal son cosas diferentes, y tienen razón, pero están conectados en las mentes de las personas así que no podemos separar esos asuntos y convencer a las personas para que respalden una inmigración legal expandida. El dilema de la reforma migratoria es que es extremadamente difícil, en el plano político, liberalizar la inmigración frente a tanto caos fronterizo y es extremadamente difícil o imposible reducir radicalmente el caos fronterizo sin la liberalización migratoria.

Fomentar el cumplimiento de las leyes migratorias sin aumentar la inmigración legal podría reducir el número de personas que cruzan la frontera, pero el caos sería más notorio con más fotos, videos, detenciones e historias acerca del caos. Imagínese que las detenciones caigan en un 90 por ciento pero haya más fotos de cada detención, por ejemplo. Además, fortalecer el cumplimiento de la ley es sustancialmente más caro que aumentar el número de visas. En el año 2018, estimamos que unos agentes de patrulla fronteriza adicionales hubieran resultado en un costo al contribuyente de $4.353 por cada detención adicional, debido solo a los salarios gubernamentales extra pagados y no incluyendo los otros costos de detener o remover al inmigrante ilegal. Pero un incremento de 1 por ciento adicional en visas temporales H-2 para los mexicanos disminuye el número de detenciones ligeramente más que 1 por ciento y le cuesta cero a los contribuyentes.

Un esfuerzo concertado de inmigración junto con una amplia liberalización de las visas para trabajadores visitantes temporales reduciría dramáticamente y permanentemente el caos fronterizo, incluso al punto en el que el gobierno podría reducir el gasto en hacer que se cumpla la ley. Más organismos de seguridad no son necesarios desde una perspectiva práctica de política pública, pero podría serlo desde una perspectiva política. Al menos una demostración significativa de organismos de seguridad sería necesaria. Esta es la presunción inherente en cada reforma del cumplimiento de la ley migratoria de los últimos 20 años. Esta es una de las posibles maneras de resolver el dilemma de la reforma migratoria.

1es analista de políticas de inmigración del Centro para la Libertad y la Prosperidad Global del Cato Institute.

*Este artículo fue publicado en elcato.org el 02 de septiembre de 2022

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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