El negro contraste entre las elecciones de Chile y Venezuela
Los dos países suramericanos eligen a nuevas autoridades en medio de un panorama comicial que expone las diferencias políticas entre Chile y Venezuela
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Por: Gabriela Moreno1
Agua y aceite. Distintos. Incomparables. Los procesos electorales en Chile y Venezuela abrieron debates siempre por su antagonismo. Este domingo, 21 de noviembre, coincidencia o no, ambos países están eligiendo nuevas autoridades y el transcurso de sus jornadas comiciales impone el negro contraste que existe entre votar en democracia y dictadura.
«Denuncian que Plan República y chavistas con bate en mano niegan acceso a testigos de oposición y miembros de mesa. Denuncian que chavistas montan tarantín de propaganda cerca de centros electorales”, divulgó en Twitter la defensora de derechos humanos, Tamara Sujú.
Al parecer, las conversaciones en México no sirvieron y esa es una pequeña pero visible evidencia. Para quien necesite más pruebas, hay videos que recopilan hasta disparos en medio de las filas para votar. Hay muertos, si falta convencimiento.
Así se vota con el chavismo en el poder. No hay civismo pero abunda la intimidación, desinformación en los medios de comunicación, así como la observación internacional favorable al régimen de Nicolás Maduro, que hoy avala a su cuestionado sistema automatizado de votación por facilitar fraudes.
Con protocolos
El panorama es otro después de la cordillera. En Chile hay protocolos y son rigurosos. Para estas elecciones elaboraron hasta uno sanitario, en el que estipularon que “todo el personal encargado del armado de cajas y distribución debe contar con insumos sanitarios, principalmente el uso permanente de mascarillas quirúrgicas desechables de tres pliegues, que cubran nariz y boca y en cantidad suficiente para evitar el uso de mascarillas deterioradas por humedad, suciedad o deformación, lavado frecuente de manos, escudo facial y uso de alcohol gel con una concentración de al menos 70 %”. Así se cumplió.
Además, como lo estimó el plan, el personal acreditado controló la temperatura al ingreso de las instalaciones junto con un cuestionario básico sobre posibles síntomas de coronavirus. También delimitaron los espacios de movilidad y aseguraron la distancia física entre los electores.
Pero al margen de estos detalles están los de fondo, como la gratuidad del transporte público durante la jornada, la escasa militarización de los centros de votación —solo uno o dos uniformados resguardan el orden—, la ausencia absoluta de propaganda electoral en las adyacencias de estos y el sufragio manual —que esta vez incluyó cuatro tarjetones, tres de ellos en un formato tabloide que desafía las habilidades finas de los electores, al tener que reducirlos a su mínima expresión para depositarlos en las urnas—, esto con el fin de esquivar los peligros que derivan del voto electrónico, entre ellos, la vulnerabilidad del derecho a la privacidad, al igual que la seguridad y la protección de datos personales.
Más tarde habrá resultados que podrían arrojar una única coincidencia: la oscuridad para las dos naciones si el comunismo aplasta a la libertad de la cuna de Gabriela Mistral en una primera vuelta que a todas luces se avizora polarizada.
*Este artículo fue publicado originalmente en panampost.com el 23 de noviembre de 2021.
*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo