Tren de Aragua, una peligrosa banda criminal venezolana, se instaló y opera desde Pisiga
La Policía Boliviana fue requerida en abril por Chile y aún no remite información.
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Tren de Aragua es una banda criminal de origen venezolano. Esta mafia se apoderó del norte de Chile y se dedica a la trata y tráfico de mujeres con fines de explotación sexual como su principal fuente de ingresos, incluso más que el tráfico de drogas y de armas, informó este lunes El Deber en su edición digital.
En Bolivia existe un pequeño grupo que opera sobre todo en la frontera con Chile, pero hay emisarios que captan a las mismas venezolanas y colombianas en ciudades como Santa Cruz de la Sierra, La Paz, Cochabamba y Oruro. En narcotráfico se dedican al negocios de las drogas sintéticas.
El jueves la Policía de Investigaciones (PDI) de Chile encontró la “casa de la muerte” en la ciudad de Arica. En un domicilio ubicado en las cercanías del sector cerro Chuño la entidad halló armas, drogas y hasta un cadáver enterrado.
Ahí operaba el Tren de Aragua con algunos brazos mafiosos chilenos. Se halló también indicios de la introducción de mujeres venezolanas para ser explotadas sexualmente.
Según la Fiscalía de Arica, en este año existen cuatro investigaciones que indican que los miembros del Tren de Aragua están involucrados en el transporte ilegal de migrantes desde Bolivia hacia Santiago de Chile. La mayoría de las víctimas son mujeres. Ese dato también fue corroborado por la PDI.
El Deber accedió a un informe que muestra que esta banda criminal se asentó en la localidad de Pisiga, comunidad orureña en plena frontera con Chile.
“La agrupación criminal ya se asentó en el sector de Pisiga, límite fronterizo con Bolivia, donde sus negocios giran en torno al tráfico de drogas, de armas y trata de migrantes. Su ubicación es estratégica y también están en el lado boliviano, concretamente en el sector de Pisiga”, dice el informe de la Policía chilena.
La crisis humanitaria que experimenta Chile con la masiva llegada de ciudadanos venezolanos se convirtió en un punto de interés para esta banda criminal, que ha detectado en este fenómeno una oportunidad de negocio. Las mujeres venezolanas son su foco. Las reclutan en su país y las llevan por distintos países ofreciéndoles trabajo.
Ellas aceptan debido a la crisis económica que vive Venezuela. En el caso de Bolivia, las víctimas son trasladadas a ciudades como La Paz, Oruro, Cochabamba y Santa Cruz de la Sierra. Luego las llevan a la frontera y de ahí cruzan a Chile ilegalmente. En ese país las explotan sexualmente.
Una testigo aportó información respecto de la presencia de integrantes de esa organización criminal en la frontera, en la zona de Colchane, en la frontera entre Bolivia y Chile.
En el caso de uno de los menores de edad que fue víctima del tráfico de migrantes por parte de esta organización, informó que había sido mantenido a oscuras en una suerte de refugio, donde debía guardar silencio porque de lo contrario podrían dispararle.
La testigo, cuyo relato está en el informe policial y lo registró el diario La Tercera, confirmó que la principal actividad del Tren de Aragua es el tráfico de mujeres migrantes venezolanas a las que privan de su libertad en el norte de Chile para comercializarlas sexualmente. Incluso relató que una víctima logró escapar en la frontera.
“Logró arrancar, pero llegó herida a bala a Colchane. Venía junto a una columna de 21 personas que habían llegado con lo puesto, y dicen que habían sido asaltadas por un grupo de venezolanos que los habían atacado por no querer pagar por el cruce de la frontera”, relató la víctima a la Policía chilena.
El origen de esta banda criminal se encuentra en la provincia de Aragua, en Venezuela. Se formó en la década del 2000 como un colectivo sindicalista en la construcción de un ferroviario en su nación. Comenzaron con sobornos para conseguir trabajos en el proyecto, pero rápidamente fueron escalando en sus delitos. Era un sindicato delictivo, en que utilizaban el asesinato y los golpes para controlar el tema laboral.
La sede principal del Tren de Aragua está en la cárcel de Tocorón, un centro penitenciario en la región de Aragua que cuenta con comodidades como piscina, gimnasio y discoteca. Allí reside el jefe principal de la banda, Héctor Rusthenford Guerrero Flores, más conocido como “El niño Guerrero”, cuyo historial delictual comenzó en 2005, cuando atacó a una comitiva policial y asesinó al funcionario Oswaldo González.
Desde la cárcel, donde además se cobra por residir, manejan su centro de operaciones al resto de Venezuela y Latinoamérica.
El “trochero” es la persona encargada de cruzar a las migrantes a diferentes países. Esta mafia está compuesta por varios “trocheros” en distintos países. En Bolivia están en el Desaguadero y Pisiga. Ahora la ruta incluye a Bolivia.
Desde Colombia o Venezuela, llevan a las víctimas hasta la ciudad de Tacna, al sur peruano y frontera con Arica. De ahí, evitan el ingreso por el estricto control y prefieren “dar la vuelta” llegando a Desaguadero. En esta población paceña cambian de “trochero” y las llevan a Oruro. De ahí a Pisiga.
La Fiscalía de Tarapacá, gracias a antecedentes aportados por los propios migrantes venezolanos, ya tienen identificado el nombre del inmueble donde funciona el cuartel o base de operaciones del Tren de Aragua en Pisiga.
En abril solicitaron, a través de los mecanismos de cooperación judicial internacional, que la Policía Boliviana intervenga el lugar y remita copia legalizada de todas las evidencias que sean encontradas para ser utilizadas judicialmente por el Ministerio Público chileno en las causas que lleva adelante contra el Tren de Aragua.
Hasta la fecha no hay respuesta, según la Fiscalía de Tarapacá. Ya pasaron dos meses de ese pedido. En La Paz, un coronel policial admitió que tienen información de las operaciones del Tren de Aragua en la frontera. “El nombre (de la mafia) es llamativo y conocimos sus acciones en la frontera. Estamos trabajando para tener más resultados”, se limitó a responder.
El fiscal de la comuna chilena de Puerto Montt, Marcelo Maldonado, relató en una audiencia que esta banda venezolana tiene su cuartel en Pisiga con la presencia de “trocheros” y que luego pasan directamente a la localidad de Huara, donde la mafia instaló una casa para distribuir a las víctimas a diferentes partes de Chile.
Pisiga y Huara están a 142 kilómetros de distancia. En estos poblados se termina de pulir el trágico destino de las víctimas.