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Aprender del presente, no del pasado

Ciro Añez

Escritor

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Como bien sabemos, a veces es necesario conocer el pasado, para entender el presente y proyectar el futuro, pero el enfoque del presente artículo, explica más allá de eso y, es el siguiente:

No todo lo que se ve genial (en teórica, en retórica, en discursos o en apariencias), necesariamente funciona en la realidad. Por ejemplo, cuando existe “dinero fácil” existe más codicia, corrupción y desfachatez.

Al decir “dinero fácil” nos referimos al dinero obtenido con poco esfuerzo (como ser: hurtar, robar, engañar a las personas; usar la prisa como un hechizo de desventaja para el otro; mentir; conseguir las cosas, intentando manipular al otro; inculcar en otro una creencia falsa; consumar corrupción pública y privada, evadir impuestos, proliferación de trabajos informales; engañar a sus trabajadores con contratos simulados o fraudulentos, sin prestaciones sociales ni seguridad social; avasallamientos, apropiaciones, despojos, lavado de dinero, etc.) o, aquel dinero conseguido de manera que parece no requerir trabajo o esfuerzo significativo (carente de excelencia y de un sentido de integridad), que en su determinado momento, podrá producir una atracción mágica, un encanto que seduce a mediocres y facinerosos (quienes se enriquecen y tienen la desfachatez, de considerarse personas decentes por sus caudales económicos acumulados y, se dedican a comprar pleitesías mediante publicistas prepagos, creando grupos de seguidores, contratando testaferros o gente que mediante corrupción, resuelva sus problemas, los asesore o ayude a sostener sus mentiras, acreciente su enriquecimiento ilícito de forma rápida, etc.), pero luego cuesta mucho salir, ya que conlleva a redes delincuenciales de corrupción generalizada y desvergonzada que destruyen la institucionalidad de un país, instaurándose mafias y/o clanes criminales (que sólo tienen proyecto de poder, no de país), quienes en el camino hacen mucho daño, incluso a sus propios seres queridos y a su entorno, traspasando límites inimaginables, llevándolo todo a un laberinto en declive hasta llegar al final del túnel, colmado de inseguridad, incertidumbre extrema, crisis no sólo económica también político y social.

La gente enriquecida de esta manera (estos protagonistas de la tragedia en sus países), viven en un mundo paralelo pues mientras sus pueblos se empobrecen, a ellos en realidad, no les interesa su país sino solamente sus propios bolsillos y creen que son los mejores, los ganadores y que lo están haciendo excelente, porque tienen a su descendencia fuera de sus países natales por resultar éstos caóticos, peligrosos y totalmente corruptos. En otras palabras, es tanta su insolencia, soberbia e hipocresía, que se enriquecen contribuyendo a la destrucción de su propio país (convirtiéndola en una pesadilla) y, luego, todavía tienen el atrevimiento y el descaro de quejarse y hasta de avergonzarse de su propio país, buscando para los suyos otras nacionalidades foráneas con radicatoria exterior (engrosando, en muchos de los casos, a aquella migración tóxica que conflictúan a los demás países, por cuanto, no existe un auténtico cambio de mentalidad en dichas personas).

Advirtamos, como seres humanos, nos diferenciamos de los animales (que están limitados por sus instintos y la búsqueda de supervivencia básica), porque tenemos la capacidad de pensar, reflexionar, crear y conectarnos con algo más allá de lo material; por ende, si una persona percibe que algo, que lleva muchos años (más de una década), no ha funcionado y, que sus frutos (sus resultados), sólo ha sido crisis, escasez y decadencia, obviamente, resulta insensato insistir en aquello pues no vale nada, es únicamente ocaso y putrefacción. Es decir, esa persona debe aprender de su presente.

Cuando ese es el caso, no es necesario desenterrar el pasado y tampoco continuar en él, es decir, cualquier persona lo que necesita es mantener una distancia con ese pasado (con esa forma de gestionarse, con esa manera de ser dirigido y administrado). De lo contrario, fácilmente podrá quedar atrapado en eso. Sin importar lo mucho que crea que ha comprendido el pasado, no mejorará la calidad de su vida.

Mantenerse en el pasado (socapando todos los desmanes acaecidos), es como una cinta caminadora: te da mucho ejercicio, pero nunca te lleva a ninguna parte. Las personas que estén en aquellos países que padecen de muchas limitaciones, que se encuentran en descenso y retroceso, amerita, distanciarse de ese proceder mediocre. Tan pronto exista una distancia entre aquella realidad pasada y su presente, apostando por reformas estructurales, obtendrá un mejoramiento (pues no podemos arreglar el pasado, pero sí mejorar el presente); caso contrario, seguirá cavando en el pasado, siendo una muestra que su proceso de vida actual no es lo suficientemente satisfactorio, bello, completo, agradable y exuberante. En otras palabras, si el presente es tan malo debido a mantenerse en el pasado (formula estructural aplicada durante más de una década), lógicamente es de necios aferrarse en continuar por ese mismo sendero pasado, por muy camuflado, retocado o rejuvenecido (con nueva gente) que desee ser presentado.

Los gobiernos de aquellos países que posean preocupantes conflictos, deberían por un sentido mínimo de sensibilidad humana, desmantelar todo proyecto de poder que se tenga instaurado por impunidad y tener un proyecto de futuro, real y sincero, donde sea la educación de calidad, el nexo para que se cumpla pragmáticamente la garantía constitucional de igualdad de oportunidades, porque quienes más sufrirán son los jóvenes, los niños y los pobres, quienes pasarán a la miseria extrema, la pérdida absoluta de libertades y sin ninguna esperanza venidera; por lo tanto, son los jóvenes y los desprotegidos, quienes más deberían preocuparse por su microeconomía personal, informarse y ocuparse, en serio, por el futuro de ellos y de sus propios países, tomando sensatas decisiones, elecciones y asirse de precavidas preferencias.

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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Ciro Añez

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