OpiniónPolítica

Bolivia, país de Ripley

José Rafael Vilar

Analista y consultor político

Escucha la noticia

El miércoles los medios consensuaron en relievar la aprobación el día anterior por dos tercios -práctica de consenso pero sin unanimidad completa- en la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP) del reglamento y la convocatoria para la elección del Defensor del Pueblo, incluidas 10 modificaciones solicitadas por las oposiciones con presencia legislativa al documento originalmente presentado, entre las que se incluyen que todo el proceso de designación será por dos tercios de legisladores, la veeduría de este proceso por la sociedad civil, la incorporación de otros criterios de evaluación y la eliminación como causal de inhabilitación de candidatos que participaron en la dizque “ruptura de orden constitucional” -silogismo para camuflar el mendaz “golpe de Estado” y sanificar un poco el fraude de octubre de 2019-, entre otras.

Pero ¿era tan trascendente que la aprobación de ese reglamento y la convocatoria ameritara el amplio destaque mediático? No y Sí. No para un Parlamento -no nuestra ALP- que acepte oír, debatir y consensuar -por mínimos incluso- las ideas de quienes no piensan igual. Sí en una Asamblea que, de un lado, no ha superado el trauma de haber perdido el rodillo de Cofradía dominante y, del otro, oposiciones poco articuladas, sin experiencia parlamentaria en muchos de sus guías -y sin tino político, si recordamos a una de ellas diciendo que era más afín al MAS que a la otra oposición, algo que podría pensar pero jamás decir-, sumado a un Presidente Nato de la Asamblea que, sólo cuando lo recuerda, es un exitoso articulador.

El primer encontrón fue la composición de la Comisión Mixta de Constitución de la Asamblea encargada de preparar los documentos de marras. De trece miembros, el MAS tenía nueve (el 69%) y las dos oposiciones parlamentarias cuatro miembros (31%); la trampa era que el MAS tiene el 58% de todos los legisladores y las dos oposiciones -Comunidad Ciudadana y CREEMOS- el 42% (voy a olvidar que hubo siete “disidentes” y los sumaré en sus bancadas originales) y un cálculo equilibrado y no manipulado hubiera dejado entre siete y ocho miembros al MAS -como Salomón (1R 3:28), no podemos cortar a un legislador por la mitad para ajustar la proporcionalidad- y entre seis y cinco a las oposiciones -sin trucidar a uno-, por lo que el equilibrio proporcional fue pifiado y aunque pueda decirse que no fue superlativo y tampoco recuerdo haber leído reclamos pifia es pifia y ése fue el “pecado” que llamaré “original” -aunque de “original” en la Asamblea nada se tenga.

El siguiente fue el pleno de la Asamblea la semana pasada: gresca, empujones y pugilato. No me detendré en los legisladores del MAS: sabido es -ya lo mencioné – su entusiasta empleo perdido del rodillo y la vocación impulsiva -entre colérica y ofuscada- de algunos por sus orígenes verticalistas y autoritarios: sindicatos, gremios, federaciones (su gente tilda de dictador al exJefazo). Me referiré a las oposiciones y al Presidente Nato de la Asamblea.

Las bancadas opositoras (CC y CREEMOS) nacieron con entusiasmo, fuerza reducida -autoilusiones fracasadas-, poca experiencia parlamentaria la mayoría y con guías -jefes de bancadas y voceros- tan entusiastas e inexpertos como sus guiados; ¿la consecuencia?: el grito y el dejarse arrastrar hasta la violencia, al borde de la barricada. Pero surgen destacados y se gana experiencia y así lo que empezó como gresca concluyó en activar mecanismos parlamentarios.

Mecanismos cuya potestad es del Presidente Nato de la Asamblea y que, activados en esta ocasión, facilitaron decisivos y rápidos acuerdos. Pero ¿por qué no antes? Exponer, posicionar, debatir y consensuar no son desarmes: son democracia y tenemos que reaprenderla.

Pero la gresca pudo quedar en otra anécdota más porque la imposición, el insulto y la violencia son parte de la Bolivia Ripley que no queremos. La misma de la forman parte la Escuela “República Corea del Norte” -un país que no existe, etiqueta ofensiva para otro que es amigo- o el residencial “Margaret Thatcher” o el restaurante de pollos a la leña “Chernobil” -sin dueño ucraniano- o los “no-conceptos” del “centralismo democrático” o el “partido que no es partido sino instrumento” (MAS) del diputado Jauregui y la exdiputada Patty.

Algún día, más pronto que tarde, arroparemos nuevos líderes que surjan en lugar de liderazgos fracasados y nos reencauzaremos a vivir en democracia plena, algo que olvidamos con el cambio de siglo.

Hasta entonces.

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


Cuentanos si te gustó la nota

100% LikesVS
0% Dislikes

José Rafael Vilar

Analista y consultor político

Publicaciones relacionadas

Abrir chat
¿Quieres unirte al grupo de Whatsapp?
Hola 👋
Te invitamos a unirte a nuestro grupo de Whatsapp