Opinión

Calvo, el nuevo trofeo

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La derrota sufrida por el masismo con la abrogación de la Ley 1386 es más compleja de lo que aparenta. Su base de sostenimiento, compuesta por sectores populares, entre ellos los gremialistas y transportistas, que representan millones de votos, ha sido tocada en el último conflicto.

El masismo tiene que evitar que el apoyo de esos importantes sectores sociales se le escurra como agua entre los dedos y para ello es imprescindible fabricar discursivamente un demonio que amenace con destruir la conexión natural entre ellos y el denominado instrumento político del pueblo.

Esa amenaza es ahora Rómulo Calvo, presidente del Comité Cívico pro Santa Cruz, porque representa, según los estrategas del MAS, el racismo, la discriminación, el fascismo, el golpismo y a la rancia derecha conservadora del país. Un verdadero demonio.

El masismo jamás admitirá que el causante del paro multisectorial de los nueve días, que tuvo como puntas de lanza a gremialistas y transportistas, es su visión tiránica de querer controlar a una sociedad que ha librado mil batallas en defensa de las libertades, los derechos y las garantías plenas.

Por ello, ni bien concluyó el conflicto que puso al gobierno contra las cuerdas, obligándole a anular la “ley madre”, autoridades del Ejecutivo, parlamentarios, fiscales y uno que otro personaje pintoresco del MAS desataron una furibunda arremetida contra el presidente cívico cruceño.

En su típico rol persecutorio, adornado con la aplicación de la ley, el ministro de Justicia, Iván Lima, “reveló” que Calvo enfrenta 35 procesos judiciales de diversa naturaleza, la diputada del MAS Estefanía Morales presentó una querella criminal por sedición y conspiración, y su colega Rolando Cuéllar exigió que Calvo sea despedido como médico de la Caja Petrolera de Salud.

A ellos se sumó oficiosamente el fiscal departamental de Santa Cruz, Róger Mariaca, quien anunció que ya se encargó a un fiscal especializado que investigue al dirigente cívico en calidad de sindicado, y un bufonesco abogado, exdiputado de Condepa, presentó otra demanda penal por cuatro supuestos delitos, esta vez en La Paz.

La arremetida política y judicial del masismo busca que Calvo sea un nuevo trofeo, el trofeo del “segundo intento de golpe de Estado”, así como la expresidenta Jeanine Áñez es el trofeo político del gobierno de Luis Arce que guarda detención hace más de ocho meses por un caso armado que lleva como rótulo “golpe de Estado”.

El perfil del presidente cívico calza perfectamente con la imagen demoniaca que requiere el gobierno. Cometió excesos verbales luego del paro de 24 horas del 11 de octubre de este año, se le atribuyen declaraciones en sentido de que el paro multisectorial pretendía “tumbar” a Arce y es mostrado públicamente como alguien que engaña porque cobra un jugoso salario mensual en una entidad sanitaria sin trabajar.

Es probable que en las próximas horas el país observe una nueva telenovela política con la citación a Calvo en calidad de sindicado, surjan más demandas penales en su contra, eventualmente sea puesto ante los fiscales, sea aprehendido en dependencias policiales y finalmente se determine su detención preventiva en alguna cárcel del país.

Así, el masismo y su nuevo trofeo político intentará impedir que los sectores populares se alejen irremediablemente del gobierno y del instrumento político del pueblo, aunque sus encuestas señalan que los sectores populares del país ya no confían en el gobierno de Arce porque aprueba leyes a sus espaldas y los reprime duramente pese a que les llama hermanos y hermanas.


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