Opinión

¡Coraje!

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En estos días se ha informado con abundancia sobre la cruel represión policial a la octava marcha de los pueblos indígenas en defensa del Tipnis, en la localidad beniana de Chaparina. Esto por las condenas, 11 años después, a tres generales de la Policía y la impunidad para Evo Morales, Álvaro García Linera, Sacha Llorenti y Marcos Farfán, entre otros.

Pese a las horas de espanto que se vivieron el domingo 25 de septiembre de 2011, no hay que perder de vista que fue una movilización victoriosa por la unidad que se forjó entre indígenas y no indígenas para enfrentar el autoritarismo, la corrupción, el extractivismo y el antiindigenismo del masismo. La clave fue, a no dudarlo, el coraje de los diversos sectores de la sociedad.

Coraje en primer lugar de los indígenas de tierras bajas y de tierras altas que nunca se desviaron del objetivo de llegar a La Paz para defender el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure, a pesar del asedio, las agresiones discursivas y la represión ordenada por el régimen de Morales para ser devueltos por la fuerza a sus lugares de origen en buses y aviones.

Coraje de los dirigentes de la marcha como Adolfo Chávez, Fernando Vargas, Emilio Noza, Miriam Yubanoré, Rafael Quispe, Pedro Nuni y otros que argumentaron bien los derechos de los pueblos indígenas que eran violentados como la consulta libre, previa e informada, y se mantuvieron firmes a pesar de la descalificación gubernamental.

Coraje de periodistas y medios de comunicación que decidieron acompañar a los marchistas desde que partieron de Trinidad, el 15 de agosto, y reportaron en directo cuando fueron atacados, golpeados, maniatados y separados de sus hijos por centenares de policías, y mostraron cómo pobladores de San Borja bloquearon el paso de los buses, lo que posibilitó la reagrupación de los indígenas.

Coraje de miles de jóvenes de quienes se pensaba que eran indiferentes a las luchas sociales, pero abrazaron con fuerza la causa de la defensa del medioambiente creando contenidos innovadores en las redes sociales, en ese mundo donde ellos mandan, para que el apoyo ciudadano a los defensores del Tipnis se multiplique.

Coraje de Juan Del Granado y del Movimiento Sin Miedo para entablar una doble demanda penal contra Morales y su gobierno por el sobreprecio de más de 100 millones de dólares en la carretera que destruiría el corazón del Tipnis y la represión con características de masacre en Chaparina. A petición de la dirigencia indígena, el MSM dejó el proceso judicial en manos de los conductores de la marcha.

Coraje de la entonces ministra de Defensa Cecilia Chacón de renunciar para no mancharse las manos con el fallido intento de desbaratar la marcha y coraje de exautoridades como Alejandro Almaraz y Gustavo Guzmán, quienes se sumaron a la marcha y aportaron con criterios estratégicos a la dirigencia de la columna.

Coraje del Colegio de Ingenieros de Cochabamba que demostró técnicamente que era perfectamente posible y a menor precio construir una carretera que una San Ignacio de Moxos con Villa Tunari bordeando el mayor pulmón natural del país y la región, sin condenar a Chimanes, Yuracarés y otros pueblos indígenas a la extinción.

Coraje de la Alcaldía de La Paz al mando en ese momento de Luis Revilla que organizó todo un esquema logístico para brindar atención médica, proporcionar alimentación e instalar campamentos seguros para una columna de marchistas que al inicio de octubre y tras de haber ingresado en territorio del municipio paceño había triplicado la cantidad de integrantes.

Coraje de familias enteras, grupos de activistas, universitarios y niños escolares que, acompañados de sus maestros, se volcaron a las calles para saludar el descenso de los marchistas desde la Cumbre hacia el centro de la ciudad de La Paz con dibujos, banderas, refrigerios y bebidas calientes para los héroes del bosque.

Coraje de los funcionarios públicos que desafiaron el control de los operadores políticos en ministerios, abandonaron sus escritorios y salieron a las vías con banderas tricolores para elogiar el paso de los marchistas rumbo a la plaza mayor de San Francisco, luego de vencer todos los obstáculos puestos por su Gobierno.

Coraje de jefes policiales que ordenaron que los cercos instalados alrededor del Palacio Quemado se abran y permitan que los marchistas ingresen triunfantes a la plaza Murillo, al centro del poder político del país, para iniciar una vigilia que logró la aprobación de la Ley 180 que desbarató los planes extractivistas, prococaleros y antiindígenas del Ejecutivo.

“Coraje, coraje, la unión hace la fuerza y un corazón, americano crece a la luz del sol”. La canción de Luis Rico que se transformó en himno durante los 65 días que duró la histórica octava marcha de los pueblos indígenas que arribó al corazón de La Paz el 19 de octubre de 2011 y demostró que unidos todos fuimos Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure.


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