EEUU está recibiendo casi 200.000 barriles diarios de petróleo venezolano

Por José Gregorio Martínez¹

Decir que Estados Unidos ha venido aumentado progresivamente la compra de petróleo venezolano tras la flexibilización de sanciones por parte del Gobierno de Joe Biden a la dictadura chavista ha dejado de ser una novedad. La línea ascendente durante los primeros cinco meses de 2023 así lo demuestra. Y es que debido a la suspensión del suministro ruso producto de las sanciones impuestas a Moscú tras la invasión a Ucrania y con la excusa de ofrecer “incentivos” a Nicolás Maduro para que “dialogue” con la oposición, Washington autorizó a la estadounidense Chevron volver a operar parcialmente en Venezuela, lo que se encamina a una “normalización” de relaciones comerciales, al menos en materia petrolera.

El más reciente balance publicado este lunes por la Administración de Información Energética de EE. UU. (EIA, por sus siglas en inglés), correspondiente a mayo, precisa que durante ese mes la adquisición de petróleo venezolano por parte de la primera potencia mundial se ubicó en 5.727.000 barriles, lo que equivale a un promedio de 190.900 barriles diarios. Se trata de una cifra que no se alcanzaba desde febrero de 2019. Luego de una suspensión total en junio de ese año, los despachos se reanudaron en enero de 2023 con la llegada de dos barcos a puertos venezolanos tras la autorización que recibió Chevron en noviembre pasado.

El interés de EEUU en el petróleo venezolano

De 1.241.000 barriles en enero, la cifra se elevó a 1.630.000 en febrero, 3.383.000 en marzo, 4.210.000 en abril, hasta llegar a los 5.727.000 registrados en mayo. La tendencia muestra un interés de EE. UU. en el petróleo venezolano, que parece alejarse de las preocupaciones políticas expresadas por los voceros del gobierno demócrata, que dio un giro en su trato a la dictadura chavista en comparación con la presión ejercida por el expresidente Donald Trump.

A pesar de las inhabilitaciones usadas por el régimen para impedir participar en las próximas elecciones presidenciales a los candidatos a las primarias María Corina Machado, Henrique Capriles y Freddy Superlano, en Washington ha quedado en el olvido la advertencia que lanzó en abril un portavoz del Departamento de Estado, quien aseguró que la Administración Biden “revisará y ajustará” su régimen de sanciones si Maduro “no negocia de buena fe, no cumple sus compromisos o incrementa la represión de activistas políticos”.

Con los ojos puestos en la liberación de Álex Saab

El régimen chavista sigue siendo el más beneficiado con los acercamientos que ha tenido con la Casa Blanca. El último encuentro ocurrió hace un mes en Doha, Catar, donde el asesor especial del Gobierno estadounidense, Juan González, se reunió con el presidente de la Asamblea Nacional chavista, Jorge Rodríguez, teniendo como principal tema sobre la mesa la “la liberación de presos”, según reseñó en ese momento en exclusiva El País.

En Miraflores tienen los ojos puestos en Álex Saab, señalado por Washington de ser testaferro de Maduro, quien espera en prisión por su juicio en EE. UU. por el delito de lavado de dinero. Después de haber logrado en octubre del año pasado la liberación de los sobrinos de Cilia Flores, esposa de Maduro, que se encontraban presos desde hace siete años en territorio estadounidense por delitos de narcotráfico, y tras observar un aumento progresivo en el envío de barriles de petróleo venezolano sin padecer consecuencias por la aplicación de las usuales maniobras electorales, el chavismo tensa la cuerda porque sabe que puede conseguir más, simulando ante la comunidad internacional unas elecciones presidenciales con aparente normalidad democrática, pero sin arriesgar el poder.