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La discusión sobre la demanda de inclusión en el próximo censo de una pregunta que contenga la opción autoidentificarse como mestizo, refleja una cuestión de mayor profundidad, la manipulación de lo plurinacional para imponer una visión hegemónica partidaria y la pretensión de desconocer la construcción histórica de la república y la nación boliviana. En el fondo, el concepto plurinacional ha fracasado pero el oficialismo insiste en el mismo porque le sirve para garantizarse el control de los órganos del estado.
Las respuestas brindadas por el oficialismo para justificar el rechazo a la opción mestizo no tienen fundamento. Es obvio que la diferencia en la identificación con un pueblo u otro, o la misma condición del mestizaje, solo puede ser cultural y no biológica. Si fuera biológica, caeríamos en un racismo impropio de una sociedad democrática y del mundo moderno. Debemos tratarnos todos con el mismo respeto y dignidad que merece la persona humana. El racismo a la inversa también es racismo.
Por ello, la discusión en realidad se debe concentrar alrededor del mestizaje y no de los mestizos, aunque en la opción faltante a la pregunta sobre la autoidentificación se debiera poder responder mestizo como se puede responder guaraní, quechua, aimara, etc. Esta pregunta sólo puede tener un sentido positivo si responde a la autoidentificación cultural, y, en ese caso, no se puede negar a quienes se identifican con el mestizaje que caracteriza mayoritariamente a la sociedad boliviana, el derecho a verse reflejados en la imagen de los bolivianos que representaran los resultados del Censo Nacional de Población y Vivienda.
Sin embargo, esta pregunta ha sido utilizada en los dos últimos Censos para imponer una falacia, la del estado plurinacional, con una finalidad política, la del control del estado por un partido que se asume representante de los pueblos indígenas, a los cuales absorbe y sumerge en el concepto “indígena originario campesino”, establecido en la constitución 2009, con el obejto de entregar esta representación a las organizaciones sindicales que forman parte del llamado pacto de la unidad y que conforman la estructura orgánica del Movimiento al Socialismo.
Desde esta perspectiva, lo plurinacional constituye un engaño para controlar el estado, distorsionando la verdadera causa indígena y sus autenticas reivindicaciones que se basan en el reconocimiento de sus derechos ciudadanos y la demanda de modernidad, progreso y desarrollo sostenible. Todo lo contrario de su utilización como elementos e instrumentos de camuflaje de un sistema autoritario de hegemonía política-partidaria.
Por ello, creo que lo más beneficioso para el futuro de Bolivia debiera ser concentrarnos en el reconocimiento de nuestra pertenencia común a la nación boliviana, que es en realidad el único espacio que nos une y en el cual debemos conocernos, reconocernos, respetarnos e integrarnos, todos los que nacimos y vivimos en este territorio, aceptando nuestra profunda diversidad étnica y cultural, y los grandes desafíos que aun tenemos que enfrentar para superar la pobreza y brindar al conjunto de la población las oportunidades de vivir con dignidad y prosperidad.
Además, esta es la realidad que se impone día a día, en un país en el que en pocos años superaremos el 90% de población urbana. Convivimos a diario, sin mayores conflictos, en la búsqueda común de mejores condiciones de vida, respondiendo a los anhelos comunes de libertad y bienestar que caracteriza a toda persona humana, sin importar su origen.
Es hora de dedicarnos a curar las fracturas e integrar la nación.