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Entrelíneas del “Satuco”

Emilio Martinez

Escritor y analista político

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Hablando de dinosaurios. El pasado sábado, se posesionó como nuevo viceministro de coordinación gubernamental a Gustavo Torrico, líder de los “Satucos”, uno de los grupos de choque más conocidos del Movimiento Al Socialismo.

El nombramiento motivó lógicas y airadas reacciones, teniendo en cuenta el historial violento de ese grupo, y ha sido leído como una señal antidemocrática del gobierno de Luis Arce.

Más complejo es saber a quién beneficia esta incorporación en el marco de la interna oficialista. Torrico viene del riñón del evismo, pero en los últimos tiempos se registran múltiples “saltos a la barda”, desde el campo del ex presidente al del actual mandatario.

Es cierto que la designación se hizo a costa de sacrificar una cuota del vicepresidente David Choquehuanca, Freddy Bobaryn, quien había lanzado mensajes demasiado explícitos sobre la pugna intramasista. Aquí puede haber pesado un matiz comprobable en el estilo de Arce, quien parece preferir las acciones concretas para reducir el poder del evismo a las luchas en el plano discursivo.

También hay que tener en cuenta que el arcismo viene juntando músculo de movilización, exhibiendo “guerreros azules” y alineando a la COB con diversas concesiones. En ese contexto, la llegada de los “Satucos” puede interpretarse como la sumatoria de una nueva cohorte a las legiones presidenciales.

Mientras tanto, desde el evismo se ha celebrado la salida de Bobaryn, seguramente con el afán de apuntarse alguna victoria en un marcador que no los viene favoreciendo en el último semestre.

El asunto podría terminar de dilucidarse atendiendo a las entrelíneas en las declaraciones del propio Torrico, quien tras su nombramiento dijo que “el MAS no le pertenece a un jefe político, el MAS es el pueblo. Tiene un presidente, una estructura política, tenemos un gobierno y un presidente del Estado”.

Algo va quedando claro: el primer mandatario parecería estarse armando políticamente para la disputa del liderazgo, más con la mimesis o imitación de métodos y repertorios de Evo Morales que mediante la diferenciación, lo que habría sido deseable.

Es poco probable que Arce se desmarque demasiado del modelo de su ex jefazo, con ciertas excepciones calculadas en la política de tolerancia hacia las factorías del Chapare. En lo demás, tendrá que asegurarse primero la fidelización de los movimientos sociales, antes de ensayar alguna innovación considerable.

Pero los márgenes en la política económica se van acotando y tarde o temprano el Órgano Ejecutivo deberá plantearse modificaciones en la normativa de hidrocarburos, piedra basal del régimen de los 14 años, por dar sólo un ejemplo de los cambios que tendrán que ser encarados, si se quiere desactivar la bomba de relojería instalada al interior de un Estado plagado de elefantes blancos.

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo

 


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Emilio Martinez

Escritor y analista político

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