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Los avasallamientos en predios privados y los emocionantes partidos del mundial, entre otros problemas y temas, han ocupado la agenda de mediática luego de los 36 días de paro en Santa Cruz. Sin embargo, a pesar de que con el transcurrir del tiempo –algo natural- sucederán nuevos acontecimientos que provocarán nuevas prioridades coyunturales en los actores políticos y sociales, aquellos días no deben quedar en el olvido o la anécdota. Por ello, es necesario evaluar sus restricciones y alcances como suceso histórico reciente, reflexionar sobre el significado político que contienen en el presente, y planificar para el mediano plazo como respuesta a su demanda revelada en el cabildo del 13n.
Evaluar. Como suceso histórico reciente ha calado en la memoria colectiva intergeneracional cruceña por ser una forma de protesta sui géneris en demanda de un beneficio colectivo, pero difícil de entender en otros departamentos del país por su connotación cultural específicamente regional. Ahora bien, es inobjetable que las restricciones que provocaron afectaron negativamente la economía de muchos ciudadanos porque llegaron a tener limitaciones financieras desesperantes, asimismo generaron una difícil convivencia social coyuntural por la ausencia de respeto e intolerancia en algunos lugares de bloqueo. Por tanto, es necesario estimar, apreciar y calcular su valor político del paro y, al mismo tiempo, el grado de entropía social que produjo.
Reflexión. Este debe ser un acto de pensamiento político continuo y sin pausa en Santa Cruz. Pongo de relieve un efecto y una necesidad que dejaron los 36 días de paro, cuales se deben pensar de manera atenta y detenida. Efecto: génesis de una nueva tendencia política con incidencia nacional que, a la vez, ha provocado incomodidad en el gobierno central. Las demandas judiciales por separatismo y conspiración son reacciones rancias propias del centralismo político contra la reciente encarnación popular del principio de autodeterminación en la región. Necesidad: construcción de un nuevo lenguaje político que permita clarificar, distinguir y sistematizar las diferentes corrientes de opinión –en columnas de diarios-, análisis políticos – en medios de comunicación tradicional-, estudios académicos y ensayos políticos que emergerán como efecto de la necesidad de debatir con argumentos teóricos y empíricos el futuro de la distribución territorial del poder en el país.
Planificar. Se debe organizar metódicamente el trabajo colectivo para que la decisión sobre el futuro estatuto político, como consecuencia de un proceso largo de reflexión sobre la distribución territorial del poder, llegue a buen puerto. Esto implica construir un escenario donde se tenga claridad con respecto a los principios institucionales, asignación de competencias, financiación adecuada para una real descentralización del poder, y relaciones intergubernamentales entre departamentos y gobiernos locales.
Considero que en el año 2023 se debe priorizar la reflexión sobre Santa Cruz y su relación con el centralismo burocrático y demás departamentos con base en el principio de la autodeterminación, como un trabajo de abstracción teórica que ayude a neutralizar la reproducción de etiquetas por parte del gobierno nacional contra la tendencia del nuevo pensamiento político regional, lo que permitirá obtener las condiciones necesarias y suficientes para planificar -bajo criterios técnicos y constitucionales basados en marcos conceptuales y razones históricas- una mejor organización territorial del poder político que responda eficaz y eficientemente a las crecientes demandas ciudadanas en Bolivia.