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Federalismo, sí, pero pragmático

Javier Medrano

Licenciado en periodismo y Ciencias Políticas de la Universidad Gabriela Mistral de Santiago, Chile.

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Por estos tiempos – convulsos y de incertidumbre -, la Unión Europea (UE) se encentra en un dilema existencial muy complejo. Putin y su mafia belicista han empujado al modelo político y económico occidental, contra la pared y Ucrania es su patio de ejercicios guerreristas, no sólo bajo una visión trasnochada del zarismo ruso, sino, además, con una fuerte intención de desestabilización económica, social y política de toda Europa.

Hoy, como nunca, los factores de riesgo de una fractura de la Europa unida nunca han sido tan difíciles y tóxicas. Casi todos los principios en los que se basa la Unión Europea están siendo cuestionados y vilipendiados. Y Putin lo sabe y por eso pisa el acelerador de su espionaje y el accionar de sus desestabilizadores en cada ciudad capital europeas.

Aquella ecuación de apertura y multilateralismo hoy está trastocada y los europeos se enfrentan a políticas proteccionistas y a diplomacias unilaterales. Después de la Segunda Guerra Mundial y la creación de la OTAN, todos los europeos, sin duda alguna, estaban convencidos que la diplomacia era la base de su seguridad geopolítica, pero hoy, todo se ha desordenado y después de más de 80 años de calma mundial, se ha retornado al poder militar como casi único medio para reafirmar intereses propios.

Están siendo pragmáticos ya que Europa tiene dificultades para reaccionar frente al desmadre de Trump y su aislacionismo y la toxicidad de Putin. Para los expertos, Europa se forja en las crisis. Pero ¿qué nivel de gravedad debe alcanzar una crisis para que los dirigentes europeos unan finalmente sus fuerzas y encuentren la voluntad política para actuar en bloque? ¿La invasión de Polonia? ¿Un ataque a Alemania?

Claramente la defensa de Europa como la conocemos ahora no está en condiciones de responder a estas urgencias bélicas y a sus constantes crisis internas migratorias que ocasionaron fuertes corrientes nacionalistas de ultraderecha.

De ahí la visión de los analistas que proponen que Europa debiera explorar un camino hacia el federalismo europeo, no bajo un sueño, sino como una necesidad real de sobrevivencia. Pero además muy pragmático, basado en determinados ámbitos clave, que permita decisiones flexibles, con una capacidad de proyectarse y actuar al margen de los mecanismos más lentos del proceso de toma de decisiones de la Unión Europea.

Se plantea construir «coaliciones de voluntarios» en torno a intereses estratégicos comunes que reconozca el valor de las diferentes fuerzas de Europa y que no exija a todos sus aliados que avancen al mismo ritmo. ¿Utopía?

Por ejemplo, para los analistas, se debería abrir la posibilidad de que aquellos países con sectores tecnológicos fuertes logren acuerdos que permitan a sus empresas desarrollarse rápidamente y no esperar el cumplimiento de regulaciones burocratizadas.

Otro ejemplo es echar mano de aquellas naciones que poseen industrias de defensa avanzadas que unan sus esfuerzos en materia de investigación y desarrollo y puedan financiar contratos públicos comunes de beneficio mutuo.

Este federalismo pragmático, aseguran, permitiría a los que tienen mayores ambiciones actuar con la rapidez, la amplitud y la intensidad de otras potencias mundiales, además de contribuir a renovar el impulso democrático de la propia Unión Europea.

Bajo esta mirada, la adhesión exigiría a los gobiernos europeos obtener apoyo democrático para objetivos comunes específicos, lo que daría lugar a la construcción ascendente de un objetivo común y no a una imposición descendente. Una suerte de que aquellos que deseen adherirse podrían hacerlo, mientras que los que tratan de bloquear el progreso ya no podrían frenar a los demás.

Si vemos esta propuesta bajo esa mirada, el federalismo pragmático podría ser un camino por seguir en Bolivia. El tan anhelado federalismo que sea un facilitador y un habilitador económico y comercial y no en un nuevo freno político.

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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Javier Medrano

Licenciado en periodismo y Ciencias Políticas de la Universidad Gabriela Mistral de Santiago, Chile.

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