Opinión

Otra vez la unidad, otra vez el error

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Todo comenzó con el pronunciamiento de los empresarios y productores de Santa Cruz, el martes 3 de enero, sobre la defensa del estado de derecho ante los atropellos del Gobierno, traducidos en el apresamiento de Luis Fernando Camacho y la dura represión policial a la población cruceña movilizada.

“Demandamos a todos los políticos que asuman su responsabilidad, que hagan su parte para que las leyes se cumplan y la voluntad de nuestra gente se respete”, se observa decir al Presidente de los Empresarios Privados de Santa Cruz en un video grabado junto a sus pares de la CAO y Cainco.

“En la defensa del Estado de derecho, cada uno tiene un rol, cada uno debe contribuir desde su lugar”, afirma Pierre Antelo en la pieza audiovisual.

En cascada analistas, activistas, dirigentes políticos y excandidatos sumaron sus voces en la línea de la construcción de un frente de unidad desde las oposiciones para enfrentar al masismo, dividido por primera vez en más de 16 años de ejercicio del poder, con un modelo estatal agotado y una coyuntura internacional altamente adversa, sobre todo en lo económico.

Pero, también con la percepción política de la gente en contra. La aprobación de Luis Arce cayó al nivel más bajo en lo que va de su gestión como Presidente, según la encuestadora Diagnosis. La detención de Camacho desplomó la aprobación de Arce al 26%, en diciembre del año pasado, lo que quiere decir que hay rechazo a la polarización hasta en filas oficialistas.

Arce perdió 21 puntos con relación al 47% de aprobación que logró en julio del año pasado y su aceptación entre la gente está a menos de la mitad del 55% con el que ganó las elecciones generales en octubre de 2020. El costo político puede ser irremediable, si no da un golpe de timón y el Día del Estado Plurinacional (22 de enero) puede ser un buen escenario.

Incluso surgió la propuesta de activar un referéndum revocatorio para el Jefe de Estado, aunque para removerlo del cargo se necesita superar el porcentaje con el que ganó la última elección nacional. Más allá de la viabilidad o no del planteamiento, éste deja ver que se percibe debilitado al masismo y, por tanto, es el momento para desplazarlo del centro del campo político en disputa.

Los pedidos empresariales, los análisis prospectivos, los datos estadísticos y las propuestas plebiscitarias están mostrando la necesidad de construir en tiempos breves un bloque democrático transformador que trascienda la visión electoralista de la unidad para derrotar a cualquiera de las versiones del masismo, que en el fondo son lo mismo, e inaugurar, en lo posible, un nuevo ciclo político.

Una decena de liderazgos opositores, a nivel nacional, departamental y municipal, emitió el viernes 30 de diciembre de 2022, dos días después de la aprehensión del Gobernador de Santa Cruz, un parco comunicado que plantea tres “objetivos imprescindibles”. El segundo pretende “construir una propuesta de unidad de la oposición, tanto programática como organizativa, para ser una real alternativa al autoritarismo masista”.

Desde su encierro, Camacho también hizo un llamado a la unidad de las fuerzas opositoras y democráticas del país (partidos políticos, plataformas ciudadanas, sectores sociales, gremios empresariales y personalidades, entre otros), sobre la base de haber constatado que el masismo, como el que conocemos, vive sus últimos días.

Pero, como ya ocurrió en las elecciones de 2009, 2014, 2019 y 2020, el error cometido por las siglas opositoras, las señaladas como tradicionales y las que aparentan ser expresiones de la renovación, asomó otra vez con la prematura proclamación de Camacho como Presidente, que en realidad es poner su eventual candidatura presidencial como carta de negociación de Creemos en la mesa de conversaciones.

¿Argumentarán que el haber dado la cara en todo momento lo hace acreedor directo a la postulación presidencial? ¿Dirán que ha llegado el momento de que un líder cruceño encabece el binomio de la unidad? ¿Explicarán que su encarcelamiento sirve para desarrollar una campaña electoral exitosa? ¿Qué responderán los interlocutores de la mesa? ¿Quiénes llegarán a sentarse en ella?

La anticipada postulación de Camacho aparece como una complicación que puede derivar en una absurda electoralización de la lucha por la democracia, la justicia y la libertad en el país. Parece que los personeros de Creemos se percataron del error y ya no insistieron en proclamar al principal dirigente de su organización política, aunque ya desnudaron sus intenciones detrás de la causa cruceña que apunta a ser nacional.

El excesivo cálculo político de quienes buscan conformar un bloque de unidad también es un equívoco en circunstancias en las que la gente está buscando una conducción clara, seria y altamente representativa. Pensar que desmarcándose de las acciones de protesta los blindará de la persecución política y mantendrá a flote sus gestiones regionales es no haber aprendido de experiencias anteriores.

Los tiempos políticos para las oposiciones son cortos pero suficientes para empezar al revés: discutiendo a fondo el horizonte que supere el Estado Plurinacional, las grandes tareas nacionales en el postmasismo, las propuestas programáticas que eventualmente puedan ser ensambladas y la necesidad de ser un proyecto de cambio.

Ni las candidaturas prematuras ni los desmarques en momentos cruciales ayudan porque la gente advierte que la unidad no contempla sus intereses y sus anhelos, y que es otra señal de demagogia de los políticos que quieren terminar bien acomodados a costa del riesgo de que el país se quede sin democracia y, por tanto, sin libertades colectivas.


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