Opinión

La historia y la política que fue

Ana Carola Traverso

Socióloga y urbanista

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Cuántos de nosotros nos hemos acostumbrado al relato de la Santa Cruz pujante, exitosa y emprendedora. Este relato bien puede comprobarse por las cifras de crecimiento de la economía y demografía cruceña. Éstas confirman que, desde hace sesenta años, lo que produce y reproduce el departamento oriental es desarrollo, progreso y libertad.

Si bien el relato oficial es cierto, está incompleto, porque deja fuera una parte sustancial de la historia. Sí es verdad que Santa Cruz sufrió una centenaria exclusión, siendo marginada y discriminada. Su territorio fue mal custodiado y vilipendiado en desmedro del bien mayor de la nación. Sus representantes políticos fueron una y otra vez perseguidos y acusados de vicios sin fundamento cuando pidieron democracia, inclusión y un trato justo. En medio de esta relación asimétrica, la población cruceña entendió que debía organizarse si quería suplir la carencia de bienes y servicios crónicos. Esto se tradujo en subsidiariedad para lograr la supervivencia, cuando nos encontrábamos sumergidos en una pobreza y atraso inmerecido. Y lo hizo constituyendo sus propios organismos estatales: autarquías que se crearon para la administración específica de fondos públicos que por ley le correspondía: las regalías del 11% de petróleo. A través de estas instituciones, la sociedad civil decidía qué y cómo invertir los fondos que logró arrancarle al centralismo.

Este hecho es vital para entender el proceso de modernización cruceña. Gracias a las regalías, Santa Cruz aplicó un plan maestro para la ciudad, que desdobló en más urbanismo para sus comunidades. Financió obras públicas como alcantarillado, agua potable, electrificación, obras arquitectónicas para escuelas, hospitales y servicios locales, asfaltado de calles, levantamientos topográficos y estudios y proyectos. Gracias a las regalías, se amplificó la cobertura cooperativa socio-sanitaria, llevando agua y luz a otros rincones del departamento y educando a miles de personas en cooperativismo.

Las regalías no solo cubrieron la carencia crónica de infraestructura. Gracias a estos fondos, Santa Cruz apalancó proyectos industriales con capital mixto y una red caminera departamental. Los pensadores modernistas cruceños entendían que el desarrollo industrial era la principal fuente de generación de riqueza. Si la industria está acompañada de vías de transporte a mercados de consumo y mejores prácticas para elevar la productividad del campo, puede convertirse en una fuente generadora de bienestar y de empleos para la población. Por lo tanto, apostó por una política de redistribución equitativa de los recursos con los que contaba, asegurando que quienes menos tenían, pudieran acceder a mayores oportunidades de una mejor calidad de vida.

Pero no se nos cuenta esta parte de nuestra historia o de nuestro pasado. La parte que se omite es la que demuestra cómo ejercimos un tipo de política regional, muy nuestra, condicionada por la relación tan poco horizontal entre el Estado boliviano y sus regiones. La historia es pues, la política que fue: o cómo los actores del pasado se organizan, luchan y resuelven sus pugnas por poder, por controlar los recursos que tienen a disposición y las decisiones que toman para lograrlo. La política que fue es lo que explica nuestro presente.

¿Qué podemos ganar al cuestionar aquellas omisiones sobre nosotros mismos? Nos dotamos del contenido histórico para impregnarnos de la mística que todo pueblo necesita para seguir luchando. Develamos, además, la intencionalidad detrás de quienes niegan lo que hicimos. Los relatos incompletos no suelen ser casuales. Debemos recordar que solo la historia completa nos da la capacidad de pensar, sentir y actuar con libertad. Por ello, debemos exigir una política dotada de contenido, de una lectura que honre y reconozca el esfuerzo de quienes nos antecedieron. Debemos pues, esgrimir una política capaz de estar a la altura del desafío de construir la historia del mañana.

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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Ana Carola Traverso

Socióloga y urbanista

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