OpiniónEconomía

Escasez de gasolina en Bolivia: ¡Del home-office, al car-office!

Carlos Hugo Barbery Alpire

Economista DAEN. Certified Pricing Professional (CPP).

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Luego del evento sin precedentes en el mundo como fue la pandemia del Covid-19, la gran pregunta era ¿Cómo sería la nueva normalidad post-pandemia? Entendiendo “nueva normalidad” –en el sentido más amplio del término–, como la  nueva manera de trabajo, de venta, de compra, de comportamiento del consumidor y de la vida misma.

En lo que respecta a las nuevas maneras de trabajo, en muchas plataformas se realizaban un sin número de encuestas sobre la preferencia por las nuevas modalidades de trabajo, si home-office, presencial, híbrido u otra ¿Cuál?, y sin temor a equivocarme mi comentario fue, por la opción “otra” ¿Cuál?, pues la modalidad de “tener trabajo”, respuesta que generó controversia en el interactivo porque puso de manifiesto el valor que se le estaba quitando a la modalidad “empleado” versus “desempleado”.

En definitiva, pasó el tiempo y coexisten en mayor o menor grado las tres modalidades, home-office, presencial e híbrido, dependiendo, por supuesto, de la naturaleza del cargo, evidentemente un supervisor de planta, un jefe de sucursal, un encargado de taller y tantos otros ejemplos, es lógico que no habrá forma de hacer un trabajo home-office ya que son indefectiblemente presenciales, como lo habrán otros ejemplos que sí pueden desarrollarse en su totalidad  desde casa como ser soporte de redes (mesa de ayuda), diseño gráfico, etc.

En Bolivia, en particular en estos días, –como fruto de muchas variables causales de larga data–, se está viviendo una “nueva normalidad” que no tiene nada que ver con la consecuencia del Covid-19 sino más bien con el desabastecimiento de combustibles, inicialmente con el diésel para el transporte pesado y ahora se le suma el de gasolina, lo que ha ocasionado que se lleguen a presentar inimaginables filas de vehículos livianos en los diferentes surtidores a fin de poder recargar gasolina para desarrollar sus actividades diarias, llegando últimamente a registrarse en la prensa testimonios de personas que esperan varias horas para lograr su cometido, con la novedad que esas horas no son solamente en horario nocturno, sino que ya están presentándose en horario diurno, es decir en horas laborables.

Pues bien, de no solucionarse esta situación en breve, podríamos estar ante la figura de una nueva modalidad de trabajo, el “car-office”, dado que las personas necesitarán tomar las horas laborables para hacer fila y conseguir combustible, lo cual, si bien pudiera darse el caso de muchas maneras administrativas, lo cierto es que no necesariamente podrá ser factible por la naturaleza del cargo y, sobre todo, porque encima de que muchas empresas tienen su flota logística en fila perjudicando su operación, ahora también tendrán  parte de su gestión administrativa haciendo fila, lo cual es  tan inconcebible como insostenible.

Para finalizar, ese no sería el mayor del problema, pues en definitiva el combustible no deja de ser un bien de primera necesidad directa –para quien tiene vehículo propio– o indirecta –para quien tiene que utilizar el transporte público– y de alguna manera entre empleador y dependiente se podrá llegar a un acuerdo, el problema de fondo es que las filas por combustibles de hoy puede significar las filas por alimentos dentro de unas semanas.

 

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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Carlos Hugo Barbery Alpire

Economista DAEN. Certified Pricing Professional (CPP).

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