OpiniónPolítica

La llegada de la memecracia en la política boliviana

Javier Medrano

Licenciado en periodismo y Ciencias Políticas de la Universidad Gabriela Mistral de Santiago, Chile.

Escucha la noticia

Fue un shock. Un Twitter (X) oficial de la Casa Blanca publicaba una fotografía de Donald Trump disfrazado de papa, con Inteligencia artificial. Un día antes, frente a los periodistas, había declarado que le gustaría ser pontífice y que – seguramente -, sería el mejor Santo Padre de la historia de la Iglesia.

Pero un día después, apareció otra imagen trucada del propio presidente anaranjado, esta vez con un cuerpo musculoso y espada incluida representando a una especie de Conan el guerrero. Todavía la política norteamericana no puede desembarrarse de la seguidilla de actos no presidenciales, del gigantesco caos y de la brutal certidumbre de que no hay ninguna coherencia o un mínimo de lógica en la casa oval.

Pero no es el único político que se embadurna de esta nueva corriente derechista de usar las redes sociales para “vender” imágenes sobre dimensionadas, caricaturescas e insultantes para el grueso de la población, que mira atónita estas acciones circenses.

Técnicamente, se denomina a estas publicaciones en las plataformas digitales como memecracia y que se traduciría en el arte de gobernar bajo una estrategia de convertirse en una enorme viralizador antes que en un administrador o estadista. Su fortaleza se concentra en crear mensajes contagiosos que consigan captar con más éxito la atención de la sociedad, independientemente de la relevancia o utilidad de su contenido.

Ya no es democracia o cacocracia o autocracia. Ahora es memecracia. Líderes encapsulados en campañas bufonescas, disruptivas y que sólo buscan generar impactos, discusión y viralización.

Estos mensajes breves y generalmente irónicos son el auténtico telón de fondo de nuestra época. Y antes de reírnos y compartirlos, valdría la pena analizarlos, especialmente por su contenido político, pero también hasta como una forma artística de nuestro tiempos.

Toda esa basura política propagandística también está relacionada con otro concepto que es la llamada economía de la atención, en referencia a la incapacidad del consumidor para atender al conjunto de estímulos informativos a los que está expuesto.

El término “meme” se ha popularizado en internet como esa viñeta poco estética o ese montaje visual acompañado de un breve texto, que persigue un impacto emocional o hilarante. En términos más amplios, también podría entenderse como todo producto cultural que se propaga de forma viral y que a la postre terminaría convirtiéndose en un meme.

La escritora Delia Rodríguez fue la que acuñó este concepto en un libro muy didáctico “Memecracia. Los virales que nos gobiernan” (Editorial Gestión 2000) en el cual propone una fórmula para que todos – no solamente los políticos –  puedan crear sus propios memes virales. Los primero que aconseja es “despedazar” o fragmentar una coyuntura en una unidad de muy fácil comprensión; asociar esa pieza fileteada a algo más elevado y que desate polémico y; finalmente, potenciar que esa emoción irracional viralice en las redes sociales.

En estos días, los bolivianos estamos lanzándonos de cabeza desde un trampolín electoral a una piscina revuelta y caótica y plagada de desconciertos y anarquía. Escenario ideal para la memecracia.

Andrónico Rodríguez – tras aceptar su candidatura para la carrera presidencial – ya generó un centenar de memes en menos de unas cuantas horas desde la propia sociedad civil y, especialmente, de jóvenes que representan mas del 53% del electorado, que van desde ofertas matrimoniales hasta imágenes que asocian al joven político masista como un galán o sex simbol de la política nacional. Memes que calan muy profundamente en el voto de los jóvenes de las villas y zonas periurbanas o periféricas e incluso de las zonas empoderadas.

En este mundo en el que internet ha multiplicado la información y los medios de comunicación tradicionales han fallado, esta irrupción de la memecracia cobra mucho vigor. Ejemplos sobran y son, por lo menos, ilustrativos sobre esta clase de prácticas políticas. Uno de los más relevantes es el meme del actual presidente de Argentina, Javier Milei, con su motosierra. Meme que provocó un cimbronazo en la política argentina y que a la postre le significó una gran adhesión juvenil y su llegada a la Casa Rosada.

El gran riesgo de todo este zafarrancho es que se trata de un lugar desconcertante donde se rompen o manipulan los arquetipos con el expreso fin de captar la atención ciudadana y guiar su comportamiento hacía unos intereses ideológicos. No son – sin duda alguna- los mejores, ni los más nobles, ni los más útiles, ni los más veraces, peo sí son los más contagiosos y virales.

El grande Mallarmé habría afirmado que en el mundo todo aquello que existe terminará – indefectiblemente – en un libro. Hoy, podríamos sostener, que todo aquello que existía hace unas dos décadas atrás terminaría en una fotografía. A juzgar por la profunda irrupción digital y de las plataformas en las redes, podríamos sentenciar que todo lo que existe terminará – irremediablemente -, en un meme.

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


Cuentanos si te gustó la nota

50% LikesVS
50% Dislikes

Javier Medrano

Licenciado en periodismo y Ciencias Políticas de la Universidad Gabriela Mistral de Santiago, Chile.

Publicaciones relacionadas

Abrir chat
¿Quieres unirte al grupo de Whatsapp?
Hola 👋
Te invitamos a unirte a nuestro grupo de Whatsapp