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La protesta cívica cruceña

Ciro Añez

Escritor

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Esta lucha del pueblo cruceño, crisol de la bolivianidad, por un censo pronto y oportuno, ha demostrado nuevamente nuestro propio estilo (sin resentimientos, odios ni complejos, donde toda crisis nos motiva a sacar lo mejor que cada persona tiene, compartiendo y desplegando en las calles: arte, cultura, amistad, hermandad, etc.).

Esta manifestación pública y espontánea no constituye la habitual pelotera de la clase política, sino todo lo contrario, es pues una protesta clara y precisa contra toda la clase política despótica y en contra de los servidores públicos incompetentes e ineficientes (INE), quienes tuvieron diez años para preparar un censo y no lo hicieron.

El cruceño de amor y de convicción, con auténtica solidaridad social, entiende las verdaderas prioridades de la vida y decidimos de forma voluntaria, pacífica y democrática cumplir y acatar un paro cívico interinstitucional que ya lleva más de 21 días en defensa de los derechos fundamentales y las garantías constitucionales de todos los bolivianos. Por el país, la región, la nación y las futuras generaciones.

No es ninguna novedad que históricamente los gobiernos autoritarios, siempre han buscado la división entre bolivianos, la confrontación y la represión para poder dominar a su población bajo el miedo, la distracción, entretenimiento y la mentira, por ende, no hay nada nuevo en ello.

Las luchas cívicas que se lidia en Santa Cruz no es tan solo por temas de autonomía, desarrollo local, y modelo productivo alternativo al estatismo populista, sino por todos los bolivianos (cada ser humano que vive en este país), por el respeto y la defensa de las libertades individuales de todos, evitando la degeneración del Estado que pretende golpear ciudadanos que no actúen según sus designios y no siga su línea política, es una lucha por la búsqueda de la efectivización de la separación de poderes, la libertad política de la sociedad civil y su representatividad; y, la independencia de los órganos de Estado, todo ello, previstos en los arts. 11 y 12 de la Constitución boliviana (CPE); y, obviamente de forma elemental, la independencia judicial (Art. 178 CPE), tal como afirmaba James Madison: “que los poderes se vigilen mutuamente y que los ciudadanos puedan dormir tranquilo”.

Este darlo todo por convicciones y principios ha quedado demostrado en el presente paro cívico indefinido cruceño como signo de unidad, fraternidad, solidaridad y afecto natural y sincero al prójimo, y debiera “contagiar” a todos los bolivianos a nivel nacional, donde las autoridades regionales en sus reuniones que realizan para el censo, no solo sea pura pantomima tampoco imposición, presión ni chantaje sino realmente lleguen a un “consenso”, es decir, que lleguen a un acuerdo a favor del pueblo boliviano donde radica la soberanía, prestando oídos al ciudadano por un censo sin dilaciones ni pretextos, pues un censo es para mejorar la calidad de vida de los habitantes no es específicamente a favor de los políticos, además estos deberían ser eficientes en sus obligaciones, por ende, es menester exigir bajo responsabilidad, que se permita (sea bajo ley o decreto), la existencia de un verdadero CONTROL SOCIAL eficiente durante la realización del censo, cumpliendo a cabalidad los principios constitucionales de la función pública, entre ellos, están la TRANSPARENCIA y ACCESO A LA INFORMACIÓN veraz sin corrupción, trampas, fraudes censales ni software y/o asesores que timen o engañen en la obtención de datos reales y actualizados. Dicho control social, no sólo debe ser de una región, sino que exista la participación de un equipo nacional de peritos técnicos sin colores políticos, por parte, de los Comités Cívicos de Bolivia como consultores técnicos en la elaboración de las cartografías censales, las preguntas bien redactadas, las boletas censales, los factores de medición y todo el proceso censal hasta la entrega de los datos finales correspondientes, pues lo peor que puede ocurrir, es seguir en la procrastinación y el ocultamiento de información para fines estrictamente político electorales, entre ellas, la perpetuación del poder y la impunidad.

La población boliviana, no debe distraerse, preocuparse y tampoco moverse en función al espectáculo sobre supuestas rivalidades de algún partido político (sea éste oficialista o no), porque luego a la hora nona (conformación de bancadas en el Legislativo, luego de las elecciones generales), estos partidos políticos acaban casi siempre unidos para asegurar impunidad y permanecer en el poder (esto tampoco es novedad); por lo tanto, lo que más debe importarnos, a nosotros los bolivianos, es mantenernos auténticamente “UNIDOS” (no solo de boca, letras sino en los hechos) y estar en permanente alerta y vigilia en la defensa de los derechos y garantías constitucionales pues estos están y estarán siempre en constante peligro ante la presencia iterativa e histórica de un Estatismo atroz que desea arrebatarlas, suprimirlas, limitarlas y eliminarlas mediante la coacción, coerción y el abuso de poder. Ese es nuestro presente y el futuro para la humanidad.

Este es el enfoque del ciudadano frente a los administradores públicos y líderes, sobre lo que a nosotros realmente nos debe importar, sin disparatarnos ni desatinarnos bajo los intereses personales o de grupo de la clase política. Es la perspectiva de lo que se debe exigir a la clase dirigencial, independientemente de que el paro cívico sea o no indefinido.

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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