Opinión

Lucha por el narcotráfico

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Los bonos políticos del Ministro de Gobierno suben sin pausa gracias a la obsesiva actitud del caudillo partidario y mandamás de los cocaleros chapareños que en el último tiempo no ha dejado de atacarlo, aunque sin resultado alguno. El motivo de fondo de la arremetida 24/7, el narcotráfico.

Pidió su renuncia, lo vinculó con la DEA y luego con Usaid, buscó comprometerlo en un caso de protección al narco, denunció que pretende derechizar al MAS y hasta le pidió que forme su propio partido. Cual jaboncillo empapado, el ministro se escurrió en cada uno de los embates.

Las consecuencias hasta el momento han sido opuestas a las intenciones del exjefazo. Luis Arce se jugó por su colaborador ante las organizaciones sociales cooptadas por el masismo, le entregó toda su confianza en la cartera de Gobierno y hoy es inamovible en el gabinete ministerial.

Es tanta la confianza presidencial en él que, pese a sus deficiencias políticas e institucionales, le ha permitido conducir el Ministerio de Gobierno sin Viceministro de Régimen Interior desde enero de este año, luego de que se echó por Whatsapp a la última ficha del evismo en esa repartición.

La última muestra de su peso en el oficialismo –también una de las últimas muestras de injerencia política en la justicia– ha sido el rechazo fiscal en tiempo récord de una demanda penal interpuesta por dos diputados alteños del MAS sobre el pago ilegal de salarios a cadetes de la Academia de Policías sin que se hubieran graduado como subtenientes.

El ministro salió sin rasguños de un par de informes orales en la Cámara de Diputados por temas diversos y su interpelación en la Asamblea Legislativa que podría haber provocado un resquebrajamiento mayor en la bancada masista y en el Gobierno fue archivada por decisión del Presidente nato del Legislativo.

Cabe recordar aquí que en junio de 2002, cuatro días antes de las elecciones generales de ese año, el tristemente célebre embajador de Estados Unidos en ese momento Manuel Rocha pidió al electorado boliviano desde el Chapare que no vote por Evo Morales. Lo único que consiguió fue catapultarlo en los resultados finales.

20 años después, el Jefe del MAS está asumiendo la misma actitud de Rocha, pero esta vez con un ministro de quien ya se habla como futuro candidato. El titular del Ministerio de Gobierno no necesita de las oposiciones para consolidar su imagen. Las arremetidas del caudillo son su mejor plataforma.

¿Qué hay detrás de los intentos infructuosos por defenestrarlo? Morales no soporta haber perdido el control de la denominada lucha contra el narcotráfico, tras década y media de haberlo ejercido, y no está dispuesto a que el ministro, con la venia del Presidente, lo tenga ahora en sus manos.

Se siente acorralado con el tema del narcotráfico y eso lo hace más desconfiado que de costumbre. Ha marcado una línea divisoria entre los que están con él y los que no merecen estar en el proyecto político. No hay matices. Los que quieren mostrarse como neutros tendrán que asumir una posición.

Pero, los mantenidos ataques de Morales mediante sus redes sociales y su programa dominical en radio Kawsachun Coca pueden escalar. El 3 de junio las seis federaciones cocaleras del Chapare se reunirán en un ampliado para asumir una determinación sobre el caso de los narcoaudios, denunciado por Morales y neutralizado en el sistema judicial.

“Llama la atención que hasta ahora solo un policía haya sido procesado y no se diga nada más, este caso tiene que esclarecerse. La justicia no debe permitir pactos ni convenios en delitos como este, están advertidos”, afirmó el 25 de mayo el senador chapareño Leonardo Loza.

¿Qué quiso decir el leal a Morales? ¿Las federaciones cocaleras determinarán realizar protestas contra fiscales y jueces? ¿Las protestas incluirán bloqueos de caminos? ¿Será una nueva forma de presionar buscando la salida del Ministro de Gobierno?

Las avionetas del aeroparque Mundaka, ahora La Cruceña, protegidas por el detenido exjefe antidrogas Maximiliano Dávila y precintadas en un megaoperativo el 27 de marzo de este año, volaban por cielos bolivianos con matrículas falsas.

De las 66 naves intervenidas, dos figuran como siniestradas, otras dos como bienes incautados al narcotráfico y el resto operaban con matrículas revocadas por instancias gubernamentales, reportaron medios de comunicación de Santa Cruz.

Dicho está. El motivo central no es la lucha contra el narcotráfico, es la lucha por el control del tráfico de drogas en el país. Denuncias, exigencias, procesos judiciales, megaoperativos… la pugna tiene de todo y puede ingresar a otro escenario en el ampliado de las federaciones cocaleras del próximo mes. ¿Qué pasará con el ministro que provoca el fastidio del caudillo?


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