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Pudieron y no quisieron

Carlos Valverde

Analista político y periodista

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Cuando escuchamos y vimos al señor Reinaldo Yujra, director de la ASFI , quejarse y denunciar que el Banco FASSIL los había amenazado, cuando se le llamó la atención, por reiteradas fallas y faltas, cometidas a lo largo de los años 2021,2022 y lo que va del 2023, no hay duda de que estamos frente al funcionario más pusilánime y cómplice (por omisión ) de todas las irregularidades que pudo cometerse en ese Banco.

Yujra es, lamentablemente, el responsable de la administradora de uno de los elementos coadyuvantes de la fe del Estado en cuanto a su seguridad financiera y la estabilidad económica; si él dice que no lo dejaron actuar y se queja de amenazas y de una conducta “reticente y de rebeldía” y reconoce no haber podido tomar medidas cuando esa administración amonestó y advirtió al Banco más de 1200 veces, con cartas que quedan en constancia (según se recoge de la información divulgada por la Administradora) 66 denuncias formales y más de 130 “resoluciones sancionatorias” está demostrando que no es la persona indicada para el cargo porque por la causa o razón que sea (miedo, temor o lenidad) FASSIL llegó a esta situación por falta de una autoridad que imponga lo que correspondía hacer hace ya un tiempo.

Autoridades y funcionarios de diversas reparticiones públicas, aseguran que FASSIL no es un Banco quebrado pero lo están cerrando y, eso muestra una “derrota operativa” para un país que se precia de tener una economía sólida,lo demás son patrañas. ASFI dejó que FASSIL llegue a esto e, indudablemente debe responder a su negligencia y, consecuentemente, debe ser intervenida,igual que el producto de su negligencia, es decir, debe actuarse con la ASFI, de la misma manera en la que se actuó con FASSIL.

LLama la atención que el que era probablemente el cuarto Banco del Estado en baja mora, con 3.000 MMU&d en cartera crediticia, con depósitos de 2.700 MMU$d, llegue a lo que llegó ; pero llama mucho más la atención que ASFI no haya protegido a 1.200.000 ahorristas, que hoy están con el “Jesús” en la boca y mirando al cielo preguntándose si van a recuperar su plata.

Esto es lo que debió prever y privilegiar la ASFI, en vez de quejarse que no le hicieron caso y que los amenazaron; los ahorristas, ciudadanos bolivianos que confiaron en un BANCO porque el Estado lo habilitó para que sea intermediador financiero; de eso se habla cuando se dice “fe del Estado”.

El gobierno habla mucho de legalizar y regularizar las actividades económicas; se pelea con sectores y los gasifica y reprime, porque quiere imponer una ley represiva para las actividades de gremiales y transportistas (dicen que será suspendida en su tratamiento, hasta socializarla como corresponde; una vez más, comenzando por atrás) y, cuando tiene la oportunidad de demostrar que la ley escrita se cumple,pone en el cargo a directores incapaces de hacerlo y terminamos en lo que terminamos… con un Banco intervenido, solo por no haber observado las normas como correspondía.

Y encima, en declaraciones varias, ahora se abren dudas acerca de otras entidades financieras que, desde el propio Estado, dan a entender, tendrían el mismo actuar de FASSIL; esto es inaceptable! El Estado no puede sembrar dudas acerca de las intermediadoras o permitir que las siembren en cuanto al manejo de los demás Bancos y otras financieras; es su obligación actuar rápido y de manera eficiente. Nada peor que el rumor, el que nace del miedo y el que es peor, el que nace de la mala intención que pueden hacer trizas un sistema económico que está esperanzado en vender 3000 milllones de dólares (lo que tenia FASSIL en ahorros) para salir de sus problemas.

FASSIL se movió irregularmente y de eso ya no hay dudas; pero, reitero, a riesgo de ser redundante, la ASFI no le fue en zaga y, no se está haciendo juicio de valor en cuanto a la honestidad o no de sus funcionarios, no tenemos elementos para referirnos a ello; se está haciendo referencia a su incapacidad ejecutiva; “lo que natura non da, Salamanca non presta” se dice y, probablemente este sea el caso, el cargo les queda grande a técnicos que, pueden ser eficientes con el lápiz y la calculadora y el manejo teórico de leyes y reglas pero,actuar en el momento, ser ejecutivos y firmes en hacer cumplir la ley, parece que no es tarea de todos.

Ahí se va otro Banco; no es el primero del llamado “proceso de cambio”; da la impresión de que “asi nomas va a ser” cada cierto tiempo; las reglas se hacen para que no se cumplan, aunque se gasifique y apalee a gremiales, cuentapropistas y transportistas para hacer otras parecidas o no, aunque estas últimas tienen un olor y tinte político totalitario que hiede y asusta, pero, ese no es el tema.

Ojalá estén a tiempo para reordenar el sistema de control de ASFI, de no estarlo… esto se puede complicar con mucha FASSIL-idad.

 

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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Carlos Valverde

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