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Conocidos los resultados oficiales de las pericias realizadas por un equipo de investigadores y fiscales que dan cuenta que el interventor del banco Fassil, Carlos Alberto Colodro, se suicidó el “sábado lluvioso” y fue quien escribió la carta póstuma, surge una pregunta clave a la luz del texto de despedida redactado en dos páginas de una libreta institucional.
¿Qué encontró Colodro durante el mes de intervención en el banco Fassil que le hizo sentir que había sido abandonado al extremo de que ya no respondían sus llamadas? “Me engañaron. Me dieron la espalda. Me mataron”, reclamó con cierta impotencia a quienes le encargaron la delicada labor de ingresar a las entrañas de la entidad cruceña.
“Ha llegado el momento de decir BASTA a este infierno que me tocó vivir desde el 26 de abril, un mes que parecieron 100 años de sufrimiento”, anotó de puño y letra el 27 de mayo, antes de precipitarse del piso 15 del edificio ubicado en el corazón residencial de la ciudad de Santa Cruz.
Metódico, responsable, capaz y con amplia experiencia en el área financiera, Colodro había confesado a funcionarios del banco intervenido que sufría presión desde arriba, desde altas esferas. Renunciar e irse del país podrían haber sido una salida al “infierno”, pero al parecer ya no eran suficientes ante lo que pudo haber hallado.
¿Qué descubrió y quiénes estarían involucrados? ¿Reportó lo encontrado a sus superiores en informes preliminares? ¿Se activó una especie de cadena de mando? ¿La presión que dijo haber recibido fue para seguir con la labor, pese al riesgo que corría? ¿La intención de renunciar como interventor se quedó en eso?
La intervención debería estar sustentada en al menos dos pilares. El primero es responder y dar tranquilidad a ahorristas, prestatarios y funcionarios del banco. El segundo, identificar las causas del descalabro. ¿Con qué se topó Colodro y qué magnitud tiene para que el siguiente hecho haya sido su muerte?
Los resultados de las pericias presentados por el Ministro de Gobierno, tres jornadas después de lo sucedido el Día de la Madre en la zona de Equipetrol, tienen como objetivo aplacar las controversias sobre las circunstancias de la trágica muerte del “compañero Colodro” y que envolvieron al país entero. ¿Lo conseguirán?
El extraño caso del banco Fassil gira en torno a cuatro dimensiones. La primera tiene que ver precisamente con las investigaciones y conjeturas, sobre las pericias, declaraciones, revisiones de imágenes y estudios grafológicos, entre otros actos investigativos del caso Colodro.
La segunda arista es de carácter político-institucional, luego del cuestionamiento gubernamental al modelo de producción cruceño, tratando de reducirlo a supuestas estafas cometidas por las élites. El presidente del Comité Cívico reaccionó testimonialmente varios días después de la arremetida y la dirigencia empresarial cruceña simplemente optó por el silencio.
El masismo también sintió el impacto político. Horas antes de conocerse el informe oficial, Evo Morales denunció que la derecha interna “trata de mancharnos con el escándalo del Banco Fassil”, mientras el diputado Héctor Arce adelantó que el evismo sabe que en junio se lanzará algo “fuerte y grave” para intentar destruir políticamente al caudillo del MAS.
La publicación de un informe de la Unidad de Investigaciones Financieras que contiene una lista de 50 empresarios y empresas de Santa Cruz relacionados con créditos vinculados en el banco Fassil, aunque se trata de una investigación hasta 2021, constituye la dimensión mediática de este tema, lo que causó la salida del país del periodista Junior Arias.
Entrevistado por otro medio de comunicación, desde el extranjero el periodista cruceño anticipó que trabaja en otra revelación que, según él, estará apoyada en documentos oficiales, como ocurrió con la lista empresarial no actualizada y desconocida por los fiscales asignados a la investigación de los exejecutivos de la entidad intervenida.
Usuarios transferidos a otros bancos, con sus ahorros desdolarizados, y funcionarios con sueldos y beneficios impagos conforman el rostro social que suman miles de personas perjudicadas y más de 4.000 familias en incertidumbre porque la designación de una nueva autoridad interventora se hace esperar.
Vuelvo al razonamiento inicial de este texto, tras la presentación de los resultados de las pericias, y la pregunta clave se mantiene en pie: ¿Qué encontró Colodro en el banco Fassil durante el mes de intervención que derivó en la tragedia? El país urge más respuestas.