OpiniónEconomía

Sorprendentemente, el mundo es cada vez más igualitario

Chelsea Follett presenta el Índice de Desigualdad del Progreso Humano que ha elaborado junto con Vincent Geloso de la Universidad de George Mason.

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Por Chelsea Follett1

Leyendo las noticias o escuchando hablar a políticos y expertos, uno podría tener fácilmente la impresión de que la desigualdad mundial está empeorando. Pero, ¿es cierta la creencia generalizada de que el mundo es cada vez menos igualitario, o es errónea? La inmensa mayoría de las tendencias a largo plazo relativas al nivel de vida –desde el aumento de la esperanza de vida hasta el descenso de los índices de pobreza y hambre– muestran una mejora considerable, incluso teniendo en cuenta los recientes retrocesos relacionados con las pandemias. Puede comprobarlo usted mismo en sitios web como HumanProgress.org. ¿Se han repartido ampliamente estas mejoras, o se han acumulado principalmente para una pequeña población mientras gran parte del mundo se queda atrás?

Eso es lo que nos propusimos descubrir Vincent Geloso, economista de la Universidad George Mason, y yo. Lo que descubrimos es que, aunque la desigualdad mundial sigue existiendo sin lugar a dudas, en realidad se está reduciendo.

Nuestro Índice de Desigualdad del Progreso Humano ofrece una nueva forma de medir la desigualdad mundial. Es más exhaustivo que cualquier otro índice internacional de desigualdad anterior, ya que tiene en cuenta un mayor número de dimensiones. Hemos constatado que, además de un descenso mundial de la desigualdad de ingresos, también se han producido descensos en la desigualdad de esperanza de vida, la desigualdad nutricional, la desigualdad educativa, la desigualdad de acceso a Internet y la desigualdad de libertades políticas. En todo el mundo, las diferencias en estos ámbitos se están reduciendo.

Y lo que es más importante, se ha producido un descenso de la desigualdad global general. Este resultado es coherente, incluso con las distintas especificaciones que hemos probado. Los datos muestran que en todas las áreas examinadas, excepto en dos, el mundo es más igualitario desde 1990. Los datos no apoyan la hipótesis de un aumento de la desigualdad mundial.

Las excepciones son la desigualdad en la supervivencia infantil y la desigualdad en el aire limpio. Aunque la mortalidad infantil ha disminuido en todas partes, lo ha hecho más rápidamente en los países ricos con tecnología médica avanzada y unidades de cuidados intensivos neonatales. La desigualdad en el aire limpio también ha aumentado, probablemente porque el desarrollo económico suele generar más contaminación durante la industrialización, antes de disminuir a medida que una nación alcanza la prosperidad postindustrial, una tendencia que los economistas denominan “curva de Kuznets medioambiental“. Gran parte del mundo aún está atravesando esta transición.

Nuestra investigación muestra que las mejoras en el desarrollo internacional han sido mayores y más dispersas de lo que muchos creen. Aunque sigue habiendo lagunas, éstas se están reduciendo, y una evaluación precisa de las tendencias actuales es fundamental para intentar profundizar en nuestra comprensión de los motores del progreso humano. La mayor interconexión mundial y la liberalización del mercado de las últimas décadas no sólo han elevado, al parecer, los niveles de vida absolutos, sino también la igualdad. El mundo no sólo está mejor de lo que comúnmente se aprecia, sino que también es más igualitario.


1es editora de HumanProgress.org, un proyecto del Instituto Cato que busca educar el público acerca del progreso humano a nivel mundial.

*Este artículo fue publicado en ElCato.org el 19 de junio de 2023

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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