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Sun Tzu, la lucha por el Censo y el Buen Gobierno

José Rafael Vilar

Analista y consultor político

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Desde que en 1910 se publicara la primera traducción al inglés de El arte de la guerra de Sun Tzu (Sûn Z Bîngfǎ), el tratado estratégico del siglo V a. C., éste se ha convertido en un referente obligado para involucrados e interesados en política, negocios, deportes y la guerra, convirtiendo al maestro Sun en una estrella mediática como Maquiavelo y por las mismas razones: el arte de ganar.

No entraré al detalle del libro, pero sus juicios son útiles para entender mejor el momento actual: escribo la víspera de lo que el maestro Sun definiría como la Batalla Final de este momento en el que defendemos el derecho a ser contados, a ser debidamente representados y a tener elecciones libres: la Asamblea en Cochabamba, de la que volveré a escribir. Y no entraré en el contenido de la Boleta Censal porque desde 2012 abogo contra la manipulación tipológica demográfica para justificar una inexistente mayoría indígena del país que justificaría la afollada Revolución Cultural del masismo.

Estamos en 2022 y muy a comienzos de año especialistas liderados por la universidad pública cuestionaron la falta de información sobre el censo que iba a realizarse este próximo 16 de noviembre: el nivel de avances en preparación, de los que la cartografía actualizada era prioridad –en el de 2012 se utilizó la desfasada de 2001 y eso dejó cerca de 800 mil no censados–, pero la respuesta permanente desde las autoridades fue evasiva. Luego, esas autoridades “renunciaron” y las nuevas informaron que no podría hacerse este año; en un Consejo Nacional de Autonomías –con ausencia voluntaria del gobernador de Santa Cruz– el gobierno propuso nueva fecha para finales de 2023, pero dos gobernadores –Beni y Pando, elegidos opositores– arguyeron que, por intereses de sus departamentos, era mejor aplazarlo, y quedó para mediados del primer semestre de 2024.

El que sea en 2024 implicaría que los resultados poblacionales estarían en 2025 en el mejor de los casos –en 2012 demoraron 2 años– y la redistribución de recursos fiscales de acuerdo con ellos –sin Pacto Fiscal seguramente– no se haría hasta el presupuesto de 2026; no habría reasignación efectiva de escaños en Diputados hasta las elecciones de 2030 y hasta esa misma fecha —tras elecciones judiciales y municipales— chantaríamos un padrón electoral basado en la biometría cuestionada de 2009.

Por lo tanto, el pedido de censo en 2023 es absolutamente justo y justificable. Sin embargo, el camino no fue estratégico.

La amplísima fuerza popular que respaldó el pedido de censo en 2023 en el cabildo –los cabildos son reconocidos en la Constitución (Artículo 11, numeral II) como formas de ejercer la democracia, pero son inefectivos legalmente porque nunca han sido regulados por ley, como ahí mismo se menciona– aprobó el reclamo, pero éste tenía una coyunda: un período preciso y expreso. Quizás si algún representante del gobierno departamental hubiera estado en el CNA podría haber aportado flexibilidad temporal.

El Gobierno nacional –en medio de su crisis con el evismo, con graves problemas económicos, con multitud de reclamos en contra y, en los dos años de gobierno, con la muy débil actitud permanente de extender las soluciones hasta que no poder más para concederlas, “ganando” más debilidad aun– empezó nuevamente su juego de extender y denostar y desde el Comité Interinstitucional algunos de sus miembros lo entendieron por flaqueza y devolvieron insultos y sumaron requisitos: fue una pelea entre dos gobiernos ya debilitados, porque la desaprobación “mucho” del gobernador de Santa Cruz subió del 69% al 82% y la percepción de “muy conflictivo” fue del 56% al 67% (Delphi julio, octubre).

El arcismo y el evismo, frente a Santa Cruz como enemigo común, coyunturalmente se han unido contra el movimiento cruceño, al que le faltó preparar con tiempo los apoyos nacionales que ahora están surgiendo espontáneamente y tener una –no 3– verdadera vocería. Como en 2008, el oficialismo cerca Santa Cruz y la ataca en una de sus dos fortalezas principales: su poder económico; la otra, su dignidad, es incoercible.

La Gobernación no estará en la reunión de hoy en Cochabamba, pero el Comité Interinstitucional –con el rector Cuéllar–expondrá sus argumentos. Si Arce Catacora quiere ganar laudes como pacificador, podrá anunciar allí el censo para finales de 2023: será su victoria en su reunión y su Historia de Éxito de Buen Gobierno. También –y sería un yerro que arrastraría a crecientes conflictos– podría dejarlo para 2024.

Lo supremo en el arte de la guerra consiste en someter al enemigo sin darle batalla.
(Sun Tzu)

Si Arce Catacora quiere ganar laudes como pacificador, podrá anunciar allí el Censo para finales de 2023.

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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José Rafael Vilar

Analista y consultor político

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