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El sábado de la semana anterior, Radio El Deber, me convidó a conversar sobre situación nacional y, sobre el libro que presenté el jueves pasado, cuyo nombre es el título de este artículo. Al día siguiente, el domingo, el diario Los Tiempos de Cochabamba publicó la entrevista que me había hecho unos días antes donde se habló también del libro y publicó lo siguiente; “Evo esperaba que Williams Kalimán dé golpe de Estado y luego le entregue el poder”; la explicación de la hipótesis está sustentada en el “vaciamiento” del poder político (lo logró) y también de la estructura institucional del Estado que pretendió hacer el huido y sus “asesores”, /que ahora son menos cada vez) que se evitó con la decisión de J. Añez de hacerse cargo de la presidencia del senado y con ello, luego nomás, la Presidencia de la República/Estado; como no existen los “golpes de Estado constitucionales”, es decir, con parlamento vigente y los demás poderes intocados, no hay duda que tras del triunfo de Arce Catacora, todo lo que se ha hecho y argumenta acerca de lo ocurrido tras del fraude de Morales es una vendetta (venganza mafiosa) del masismo en la que el ganador se vio envuelto y no supo cómo salir del engaño, creído, por entonces, que le debía el triunfo al novio de la Noe que huyó a México y luego se reencontró en Argentina donde tuvieron su nidito de amor, pero… esos son otros asuntos.
No me distraigo, el tema es el libro de 900 páginas, cuyo anuncio “disparó” alarmas en el poder y que, de inmediato consiguieron “valiosas cosas viejas, recién envejecidas” (como decía Piero) que le den la posibilidad de hacer frente a esa y otros temas del mismo de las que seguramente considerarán que deberán ocuparse los próximos días y, hasta meses, con el fin de ensuciar –si pueden- el libro.
Voy a lo que salió “inmediatamente”, como respuesta de titulares, sin hacer alusión al libro: el ministro de Defensa, Edmundo Novillo, que parecía un hombre serio (tuve la oportunidad de conocerlo como tal, hace muchos años), apareció, como quien no quiere la cosa, aprovechando el aniversario de los Colorados de Bolivia, para “revelar” que: “tres semanas antes del golpe de Estado de 2019, militares desarmaron la Casa Militar y la Guardia Presidencial de los Colorados de Bolivia”, cosa tremendamente absurda porque se basa en supuestos y no en hechos comprobables aunque los pueden “construir”. Novillo sostiene: “El testimonio de algunos militares, que han podido pasarme la información, es que faltando tres semanas se habría procedido al desarme, es decir, a sacar el armamento de uno de los regimientos más importantes, el cual tiene la obligación de ser Guardia Presidencial”, o sea, justo cuando sale el libro se “enteran” de que probablemente haya existido una situación como esa?.
Además, y esto es lo peor, aseguró que “le dijeron” que tres semanas antes del conflicto, “los militares responsables del resguardo de la Casa Grande del Pueblo y de la seguridad presidencial estaban sin armas”… ¡hey, Edmundo! tres semanas antes es el tiempo justo de las elecciones, cuando se denunció el fraude a partir de la interrupción de lectura del cómputo, que se hizo frente a todo el país y sacó gente inmediatamente a la calle. Eso fue justo cuando entraron los mexicanos contratados por el gobierno (informe policial, para la Fiscalía, por si acaso) para manipular máquinas y hacer el fraude.
Novillo dijo: “Hay que ver qué militares estaban involucrados”, cuando los hay otros militares que dicen que esa unidad nunca fue insuficiente ni sobrepasada por nadie; y que, cuando el huido se fue, lo hizo desde El Alto y no desde Palacio y que en el hangar presidencial, estaba protegido por la “unidad más poderosa del ejército”, me refiero al regimiento Tarapacá, acantonado en El Alto. Don Edmundo parece ignorar lo que se sabía en esos días: la policía militar había dispuesto, por orden del Comando en Jefe (Kalimán?) reforzar la seguridad de la residencia presidencial.
Aunque no viene al caso, hemos tenido la oportunidad de leer un “comunicado/aclaración necesaria” sobre el rol del “Regimiento Nº 1 de Infantería, Colorados de Bolivia Escolta presidencial” que teóricamente tiene la misión de escoltar al presidente pero, en los hechos, cabe preguntarse cuándo se ha visto que esto ocurra, sea con el huido e incluso con Arce Catacora. preguntamos al ministro, cuándo han puesto a un oficial de los Colorados haciendo seguridad física al presidente, sea en sus viajes o desplazamientos en territorio nacional?
Como aseguramos líneas arriba, el 2019 la Policía Militar reforzó la seguridad de la residencia presidencial y, hoy mismo es la Policía Militar la que da seguridad al presidente y no el Regimiento Colorados que está “como de adorno”, (un símbolo agradable a la vista y de valor histórico) en la puerta del palacio, acompañado de la Policía militar; (dentro del palacio hacen servicio de guardia y nada más).
Más allá del “comunicado/aclaración necesaria” publicado por el Ministerio de Defensa (debieran defender la institucionalidad militar, sobre todo y darle a cada quien su rol donde corresponde), no olvidemos que Evo Morales creó una unidad especializada por decreto, para la seguridad de mandatarios y la puso en vigencia. Ese decreto ha sido violado en muchas ocasiones; se ha violado la ley y la Constitución Política del Estado y ese raro concepto que tienen de “soberanía nacional”, porque Evo Morales fue protegido, en el “anillo cero”, por venezolanos y cubanos, de manera que, eso de que salgan ahora a poner números de Decretos y esas cosas es ocioso; en este país y, sobre todo para el gobierno del MAS (en cualquiera de sus versiones) las leyes se escriben para tener la oportunidad de violarlas, veamos la CPE y la reelección y el 21F, o la institución llamada “Defensoría del Pueblo”, por dar 2 ejemplos de las muchas violaciones que se han hecho a la carta Magna.
Los hechos están ahí, en el libro, al menos léanlo y luego lo objetan y, tengan la decencia de referirse al mismo. Quien escribe un libro de este tipo, simplemente tiene la posibilidad de ligar partes y ponerlas en contexto; la historia estaba ahí cuando escribí; la misma la escribieron los fraudulentos y la gente en la calle. Los 21 días (como 32, en La Paz y Cochabamba), fueron escritos por millones de personas y testimoniados al menos 14 escritores individuales y colectivos diferentes, un hecho casi único en la historia del país, nunca se escribió tanto de un mismo hecho en tan poco tiempo (antes de un año); mi trabajo fue un poco más allá de eso, Octubre 2019, es el “durante, pero hay un antes y un después, el antes es el 21F, como fecha referencial, el después, el 18 de octubre del 2020, cuando Arce gana la elección.
Salir ahora con cuentos de “recuperación de memoria de “algunos militares”, cuando se publica un libro respaldado y claro, además de documentado, es un insulto a la inteligencia de los bolivianos. Lo de Novillo es sólo el “relato” que pretende quitar credibilidad a un trabajo que ni siquiera leyó, pero, acaso importa? Pasan 30 meses, con más o menos días, de los hechos y… tenemos que entender que “ese” es el tiempo que demora un oficial en recuperar la memoria?
Andá a que te costuren… decimos en el barrio