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ANAPO anunció, el 9 de abril, que el sector agrícola atraviesa la peor crisis de los últimos 30 años: “La situación que atravesamos trágicamente hoy pone en peligro la sostenibilidad de toda la agricultura en nuestra región”, sentenció su presidente, Fernando Romero Pinto, a tiempo de explicar a los medios que la producción de soya puede reducirse en al menos 800.000 toneladas en comparación con la campaña anterior (2022-2023), que, traducidos a la moneda estadounidense implica unos 350 millones de dólares; consideremos que estamos hablando no sólo de los productores afectados, sino de toda la cadena productiva de alimentos. hubo una crisis similar hubo en el año 1.998-2.000 por combinación de clima y un shock financiero externo en los mercados internacionales que tumbó el precio referencial de la soya en el mercado de la bolsa de Chicago. El precio internacional en la bolsa, no alcanzaba ni para pagar el flete más el precio de la soya para exportar desde Bolivia. El momento se lo conoció como “el efecto tequila”; sin embargo, el sector sobrevivió y se recuperó luego hasta llegar a lo que es hoy
No es buena noticia para un país con crisis, cuyo gobierno comenzaba a mirar en serio (al fin), la potencialidad del oriente y su actividad principal (con lo pecuario) como una de las posibilidades de salida al mal momento que nos cierra en escasez de carburantes (todos), dólares, el casi fracaso del litio, la nueva parada de la fábrica de urea, a la que habrá que sumarle el biodiesel, porque como no fueron previsores como para sembrar (no nos vayan a salir ahora con que, no invirtieron porque sabían que no iba a ser un buen año para el agro, porque no estamos para estupideces).
Para mi, este es un paráte (bajón/shock) momentáneo, muy grave, por cierto, probablemente el 80% de los agricultores de hoy no estaban haciendo esto que hacen hoy, cuando la crisis de los 90´s, pero sabiendo cómo se trabaja y se “sabe vender la crisis” creo que, pese a que se haya escuchado decir al presidente de Anapo que esta crisis “pone en peligro la sostenibilidad de toda la agricultura en nuestra región”, es posible hacerlo, porque de peores se ha salido, porque hay proyecto, hay ideas, una base real de capital físico y de conocimiento especializado como para volver a arrancar con una nueva campaña de siembra de un sector renovable como es el agropecuario. Además hay coraje como para levantarse y salir de este mal momento.
La semana pasada, en mi columna dominical, escribí que: el “modelo cruceño” existe y no sólo resiste, sino que avanza, se frena a ratos, pero no retrocede; eso significa que construye su propia fortaleza y creo que será capaz de salir de este mal momento. Ya lo han hecho antes en mayor o menor grado de dificultad, entonces porque no ahora nuevamente?
Esa salida se puede hacer de 2 maneras: la primera, como lo plantea ANAPO, es decir, contar con soluciones inmediatas y de mediano plazo con el apoyo del Estado, es decir, del Gobierno.
No se está planteando condonación de deudas como se ha visto en otros sectores; la seriedad del modelo y del agro cruceño se basa en pagar a los bancos y casas importadoras de “todo tipo tanto de insumos como maquinarias y equipos” e industrias, a fin de que el círculo virtuoso no se detenga, de manera que, reitero, se plantea:
– la reprogramación de créditos de la banca para los productores afectados; para ello, es imprescindible que la ASFI intervenga de manera expedita, ya que estamos en puerta de una nueva siembra, y se autorice a la banca privada a reprogramar las deudas de los productores en problemas (no todos tuvieron un mal año), de manera que se vuelva a la actividad lo más rápido que se pueda. Es fundamental que la ASFI no dilate demasiado el tiempo para emitir una resolución para que los bancos puedan hacer su trabajo de reprogramar deudas. Los bancos y las casas comerciales conocen muy bien a sus clientes y pueden manejar esa reprogamación de forma expedita y óptima para el bien de toda la cadena ; primaria y de servicios ligados a la agropecuaria.
– Se ha pedido la creación de un fondo de reactivación que permita reprogramar la deuda de capital operativo, es decir “estirar” el pago de esta deuda de corto plazo a por lo menos 5 años, para alivianar la carga financiera de la misma al productory que este con su propio flujo pueda seguir generando producción y empleos para el país; esto se puede hacer con el BDP, de cuyo edificio se vanaglorió hace unos días el presidente Arce al señalar que el mismo era una “muestra clara de que Bolivia no está en crisis”. Bueno, es el momento exacto para demostrarlo. Mejor oportunidad no puede tener.
Desde hace años, desde los productores del oriente se plantea entrar al futuro (para nosotros ya estamos en el futuro, aunque este futuro nuestro lleve al menos 1 o 2 décadas de distancia con relación a nuestros vecinos agro productores de Sudamérica) y se aprueben 2 eventos: “el evento de biotecnología hb4, tolerante a sequía” lo antes posible para que iniciemos el proceso de introducción de esta tecnología en la genética adaptada a nuestras condiciones de ambiente” (textual ANAPO); este evento ya se evaluó por 2 años seguidos en el país y ya no hay qué mas analizar; además, debiera aprobarse sin evaluar, porque es perder el tiempo, la biotecnología aplicada en agricultura como es el caso de “INTACTA” que tiene resultados muy beneficiosos en el rendimiento, la reducción de costos de producción y simplicidad en el manejo de la soya. En Argentina, INTACTA tiene casi 18 años de desempeño y se calcula que más de 10.000 productores sembraron esa semilla. En Brasil hace más de 12 años que está, en Paraguay y Uruguay, pasan los 10 años, de manera que, por la experiencia de vecinos y la necesidad y urgencia en el país, debieran homologarse sin ningún tipo de restricción; el tiempo así lo exige.
La sequía no discriminó; ANAPO sostiene que “6.000 familias afectadas están perdiendo sus medios de vida y se ven imposibilitadas de cumplir sus obligaciones financieras con la banca, con los proveedores de insumos y con la agroindustria que los financian”; las “regiones/municipios particularmente afectadas son Pailón, Cuatro Cañadas, San Julián y San José de Chiquitos, donde se concentra el 55% de la superficie cultivadaafectada”; los productores de las primeras zonas señaladas han pedido al gobierno introducirse a la biotecnología con celeridad; más de uno de ellos expresó a las cámaras que si los ministros asesoran mal al presidente los cambien porque no sirve porque no les va a quedar otro camino que el bloquear caminos para conseguir lo que buscan; personalmente, no sé si el bloqueo ayuda algo, pero es claro que cuando los que trabajan e invierten, los que están ahogados en deudas no tienen otro camino, a lo mejor bloquearlos les dice que al menos están haciendo algo y no miran como se les va todo sin hacer nada. La gran mayoría son pequeños productores de los que tanto se llenan la boca en el gobierno cuando están discurseando y para rematar, en Cuatro Cañadas y San Julián es donde mayor votación consigue el MAS. No se olvidan de eso.
ANAPO fue muy clara: “Aclaramos que a pesar de estas cuantiosas pérdidas, el abastecimiento del mercado interno está plenamente garantizado porque solo demanda el 20 por ciento de nuestra producción anual de grano de soya; eso lo hicieron antes de dejar estos números y datos que nos muestran lo mal que está la situación:
1)Superficie sembrada con soya: 1.156.000 hectáreas (similar a la superficie del verano anterior)
2)Producción estimada verano 2023-2024: 1,650.000 toneladas; eso significa 800 mil toneladas menos que el verano anterior que fue 2,400.000 toneladas
3)Pérdidas económicas aproximadas:300 millones de dólares siendo conservadores.
4)Disminución en exportaciones: Aceite crudo vegetal – 150 mil toneladas, Harina solvente – 600 mil toneladas
5)Menos ingreso por exportaciones: 350 millones de dólares
Es claro que del Gobierno depende; no es un favor ni una dádiva; sería, en todo caso, una acción inteligente que evitaría la debacle de un sector que puede levantarse fácilmente; 2 cosechas en los niveles anteriores a la crisis ponen en movimiento el sistema exportador. ¿Por qué necesitan 5 años? Porque hay que amortiguar las pérdidas, lógicamente; nadie puede “ganar o recuperarse de semejante golpe en 2 años”; en 5, puede solamente estabilizarse y a partir de ahí, crecer, como seguramente tenían planificado.
Reitero: La Banca no puede reprogramar los créditos sin autorización de la ASFI; sin esa autorización, los financiadores tendrán problemas de encaje. Así funciona el sistema y no es momento de desestabilizar nada, es momento de actuar rápido y con inteligencia dentro del marco que además la banca puede hacerlo y adminístralo bien.
Decisión inteligente, escribí. ¿Habrá la necesaria inteligencia?. No sé, pero voluntad política debería haber por el bien de todos y de el país en su conjunto.