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“Derecha” por acá, “derecha” por allá, “derecha” por acullá

José Rafael Vilar

Analista y consultor político

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Como en el teatro helénico, ahora el viejo actor se pone la máscara escénica de sufrida e incomprendida víctima y da pie para la oda a los coreutas que repiten incansables “¡es la derecha!” para no mencionar la frase maldita: “¡es la DEA!”.

No es nuevo. “¡Es la derecha!” sustituye el manido y gastado “¡fue golpe, fue golpe!” -aunque algunos coreutas aún lo repitan mientras apuntalan fragmentos que caen del montaje aristofánico- pero el nuevo choro al viejo actor suena desnutrido -reducido a fieles escolanos-, sin dudas por un “malvado baldazo” de millones de no-lechugas que a algunos amedrenta y a otros dubita.

El viejo actor se lamenta, desde su reducida tribuna, que incluso propios -porque crecen las huestes infieles que ha poco le silletearon- y no sólo ajenos sean “de la derecha”. “Infieles” que le abandonan y le olvidan; “desagradecidos” con él que, apretando la venda de Themis, les fue munificente con lo ajeno porque oyó la frase “El Estado soy yo” y pensó que era para él.

Pero el viejo actor sabe ahora que, como al Santos Banderas de Santa Fe de Tierra Firme -entre patriarca y esperpento valleinclano-, no hay fidelidades sin conveniencias -menos aun si se temen inconveniencias por la presunta omnipresencia de un vigilante cual cuasi sempiterno (¿regresado?) Ojo de Horus- y el Edificio de los Nuevos Quinientos Años se resquebraja y se filtra desde adentro, como el museo de Orinoca.

Porque cuando más el viejo actor necesita fuerzas centrípetas de cohesión, estallan propias centrífugas contestatarias que, en la desobediencia o en la crítica -ambas para propios provechos- socavan ese Edificio. (Le recomiendo, amigo lector, que no pueda sólo imaginarlo desde la Casa Grande y alrededores por simple asociación simplificadora sino amplíe su visión desprejuiciada a lugares más altos, más fríos o muy tropicales.) Puede que los motivadores no sean los mismos intereses en cada fuerza -desde la leyenda rosa de los Paraísos Perdidos hasta la convicción de que “es mi hora” y no “soy calientasillas”, pasando por otros intereses (e interesados) más apocopados- pero no hay dudas que en esos intereses hay la decisión de nueva (o nuevas) escenografía propia.

Pero lo antihistórico es que -amén de esas fuerzas centrífugas propias- no hay intervención de ajenas. No es nuevo: ya a fines de 2018 los egos interesados marcaron el camino que viene hasta ahora cuando dinamitaron la unidad opositora y provocaron urgentes soluciones emergentes, y fueron los mismos egos interesados que no actuaron -ni forzaron actuar en el mayor consuno posible- en 2019 ni  en 2020 -con otros que vendieron “fantábulas” (fantasmadas) a incautos- ni, una vez más, en 2021.

Oposiciones que (meras etiquetas interesadamente protectoras) armaron esos egos liderales y que -sin preparación específica ni estrategia-, por lo general creó bancadas ancladas mucho tiempo en escándalos reactivos porque no sabían aprovechar sus potencialidades ni derechos, pareciendo entonces más alabarderos o voceros de sus (cada vez más) menguados líderes y dando cátedra hasta de incoherentes inconsistencias (amigos lectores: ¿recuerdan una jefe de bancada opositora declarando más afinidad por su contrario oficialista -perseguidor y engañador nato, sobre todo entonces- que por el otro opositor?; de ello les digo).

Pero, como en todo, mi hegelianismo ayuda a que, como soñó Martí pero no como animó Guevara, tenga «fe en el mejoramiento humano, en la vida futura, en la utilidad de la virtud» (agregaré «y en ti», amigo que me lees -en sustantividad epicena).

Desde el Poder, la misma pestilencia de la (in)Justicia acelera la urgencia de cambios radicales, siempre postergada desde el Poder con los peores maquillajes; pero la prostitución de su corrupción y nepotismo explosionaron con los asesinos seriales feminicidas y la grave indignación de la sociedad civil reclama la imprescindibilidad de su reforma (piedra muy caliente que salta quemando hace tiempo de mano en mano del Poder sin hacer soluciones, como también le salta quemando desde casi un año el secuestro “legal” de Añez, grosero bullying machista de corifeos del vengativo y aprensivo viejo actor.

De las oposiciones sin reales liderazgos nacionales que los cobijen y orienten, surgen voces que, aún escasas, van fijando agenda y creándose en liderazgos. Aún lenta, parafraseando al evangelista puedo decir que «la mies es abundante, pero los trabajadores [aún] son pocos». (Mt 9:37)

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo

 


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José Rafael Vilar

Analista y consultor político

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