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No hay democracia plena, sin independencia de Poderes. Bolivia recuperó la democracia, a través del voto en 1985, pero la independencia del Poder Judicial quedó como una deuda pendiente. Quisieron recuperar la independencia de la justicia a través del voto y el resultado fue catastrófico, en términos futboleros nos fuimos a la B. Hoy, estamos en el peor momento de la Justicia en Bolivia. A pesar de ello, tenemos una oportunidad inmejorable de recuperar la independencia Judicial. Las condiciones están dadas, el clima está ideal. Es un partido que hay que empezar a jugar.
Un primer elemento a nuestro favor es que la opinión general es que la justicia es un desastre. Inclusive la Comunidad Internacional (el VAR) ha señalado con preocupación la falta de independencia del Poder Judicial. El informe del G.I.E.I en su capítulo 4, hace especial hincapié en la necesidad de garantizar la independencia judicial
“Pese al desarrollo normativo en la materia, el GIEI advierte que persiste una falta de independencia de la administración de justicia como problema estructural en Bolivia. La observación del funcionamiento del sistema de justicia permitió notar que magistrados, magistradas y fiscales están expuestos a presiones e injerencias externas en el ejercicio de sus funciones, en particular de sectores políticos, como se evidencia en el análisis de las investigaciones y los procesos judiciales a lo largo del informe.
Al respecto, la Oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (OACNUDH) ha identificado, de manera reiterada, la falta de independencia de la justicia de los poderes políticos y económicos en todos los niveles y la corrupción de la justicia como graves problemas estructurales y de larga data. De igual manera, otras instancias internacionales han manifestado su preocupación debido a la ausencia de independencia del sistema de justicia”.
Otro elemento a nuestro favor, es el tiempo, se deben elegir de nuevo a los Altos Cargos del Órgano Judicial en el país y desde la entrada en vigencia de la nueva Constitución (y con ella el mecanismo de selección de jueces), es la primera vez que no habrán 2/3 garantizados para preseleccionar unilateralmente a los candidatos. Es decir que en la cancha (la Asamblea Legislativa) los equipos tienen que salir a proponer. Es una ingenuidad pensar que el equipo que viste de azul y negro tendrá la voluntad democrática de preseleccionar a los mejores candidatos, gente proba y no responda a presiones políticas. Al final de cuentas, van a querer nomás contar con la ayuda del árbitro…
Pero el otro equipo también juega, especialmente en este caso, juega también la hinchada. Así como la sociedad civil se organizó en Plataformas para defender el 21F, así como salimos a las calles para evitar que se consuma un fraude y ocasionamos que el capitán del otro equipo se vaya expulsado, es necesario que las plataformas se vuelvan a activar. Esta vez con la misión de imponer en la agenda pública el tema de la justicia, mientras visible sea el proceso de selección de candidatos, más transparente será. Mientras más transparente sea el proceso, mayores posibilidades de que se seleccione a los mejores. Presión desde las graderías.
De la misma forma que se hizo para defender la democracia, se debe hacer lo mismo con la Justicia. Hay que recuperar el protagonismo, el otro equipo no sabe qué hacer cuando le quitan la pelota. Se debe también exigir una participación activa de la Comunidad Internacional y de otros actores como las Universidades o la Iglesia para que colaboren como mediadores en las mesas de negociación, como lo hicieron durante la crisis de 2019. En ese mismo periodo, se recuperó la independencia del cuarto órgano reconocido en la Constitución. Aún con 2/3 en el congreso, se impuso un proceso de selección amplio y transparente que animó la postulación de ciudadanos con reconocida trayectoria en temas electorales. El equipo de azul y negro no pudo imponerse por la fuerza y tuvo que resignarse a seleccionar a vocales que no tenían un compromiso político. Una situación similar se debe generar para la elección de los altos cargos del Órgano Judicial. Al final de cuentas, los bolivianos siempre hemos peleado por la democracia, si entendemos que no hay democracia plena, sin un órgano judicial independiente, debemos asumir entonces este nuevo reto. El partido de ida ya lo ganamos, nos toca jugar la vuelta.
*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo