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Política ortopédica

Carlos Valverde

Analista político y periodista

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Acostumbrados a la política de caudillismo, a la política de hombre a seguir antes que las ideas, los bolivianos (valga la generalización) nos encontramos ante un escenario en el que quienes asumen “liderazgo” político no tienen nada que ver con la representación de ideas, de organizaciones, de propuestas que dibujaron la historia política de al menos desde la llamada revolución nacional. (para no irnos tan atrás)

La derrota de la guerra del Chaco produjo liderazgos nítidos como los que expresaron en el MNR, ideas de cambio profundas, como Víctor paz Estenssoro, Hernán Siles Suazo en lo político y Juan Lechín Oquendo, en el campo obrero; quienes acompañaron, como por ejemplo Guevara Arce, Ñuflo Chávez, Montenegro, fueron buenas referencias, “excelentes laderos”, pero no tuvieron la categoría de los primeros citados; al lado del frente destacó Oscar Unzaga de la Vega y, aun cuando alguien más debe haber, en realidad pareciera que se cierra el cuadro; Unzaga siguió siendo el liderazgo político de FSB prácticamente hasta el retorno de la democracia.

Lo que analizamos son liderazgos nacionales (a nivel local, al menos en Santa Cruz, se encuentran muchos nombres); ideas y partidos que encontraron hombres que los expresaron; desde el 4 de noviembre de 1964, pasaron muchos políticos y presidentes; civiles y militares; de todos ellos, sólo se puede encontrar a Hugo Bánzer Suárez como expresión de un tiempo en el que el autoritarismo marcó una presencia fuerte y luego en lo democrático; es un caso único. Esto se lo puede demostrar fácilmente cuando, pese a haber tantos militares en el gobierno, Barrientos (no pudo consolidar su nombre por su muerte temprana y, aunque fue un hombre muy querido, no se lo puede equiparar en la talla de los citados) Ovando, Torrez, Pereda, Padilla, García Meza, Torrelio, ninguno logró lo logrado por Bánzer (no escribo de gustos personales); de ahí que, pese a tantos nombres, sea visto como el único golpista, el “único dictador”, aun cuando todos los citados suspendieron libertades civiles, encarcelaron y enviaron al exilio a sus oposiciones y socavaron la democracia formal o intentaron, como Torrez, hacer un parlamento popular/Asamblea del Pueblo) que terminó siendo un desastre para el país. Marcelo Quiroga Santa Cruz es otro nombre que fue más allá de sus votos y sigla; era un líder por mérito propio, al igual que el liderazgo de Jaime Paz Zamora y el MIR, el más destacado de esa “generación de la democracia”; más allá de aciertos y errores, el pensamiento político del MIR y el ex presidente citado, estuvieron presentes en todo el proceso de retorno y reacomodo de la democracia boliviana hasta entrado el Siglo XXI.

Supongo que en algún momento habrá tiempo para analizar cada papel y rol sin apasionamientos, pero, convengamos que Bánzer tuvo éxito político; fue gobernante de facto pero también ganó elecciones, antes de retornar al gobierno el 97, al igual que Gonzalo Sánchez de Lozada que, aun con otras características y sin levantar pasiones, representó a un grueso sector de la población, expresando a la clase media que lo llevó a la presidencia, probablemente el último liderazgo expresión del centro o la llamada “derecha liberal” (habría que ver que tan liberal fue Sánchez de Lozada cuando asumió tuvo medidas populares y otras impopulares que dañaron lo regional, demostrando un centralismo decimonónico.

Después habría que parar de contar, liderazgos hasta la llegada de Evo Morales desde antes del 2005, que representó liderazgo de hombre y partido; se podría decir, salvando las distancias y momentos, que es el MNR del 52; pocos liderazgos lograron despertar tantas pasiones; convocó a la Constituyente, hizo una nueva Constitución, la violó, fue violento, corrupto en su manera de actuar, pero tuvo aciertos también. Fue un líder solo, no compartió escenario con ninguno de sus colaboradores que fueron y se esmeran en seguir siendo “buenos segundones”.

A Morales, el poder que le sirvió para satisfacer “sus deseos más sublimes y los más perversos” (parafraseando a Les Luthiers) Sintió que el poder le sirvió para satisfacer sus carencias infantiles y se ensimismó tanto que hasta hizo fraude para seguir siendo presidente más allá de los plazos constitucionales y la democracia. Más allá de su relato, los hechos son evidentes y pasará a la historia como el líder que dañó casi 40 años de continuidad democrática aun cuando hoy intenten posicionar la palabra “golpe”; las pruebas del fraude son claras y muchas. Morales terminó huyendo del país y su retorno no ha sido auspicioso, pese a mantener la atención de muchos de sus adeptos, pero, convengamos que ya no es lo que era y no levanta multitudes, circunscribiendo su liderazgo intocado a la radio Kawsachun Coca en el Chapare (huyó por segunda vez, en el recuerdo de los 2 años de su renuncia). Salvo que ocurra algo impensado, Morales es pasado en la política nacional, más allá de que mantenga el liderazgo “del partido que le regalaron”.

Liderazgos Ortopédicos.- Y estamos en tiempos de liderazgos ortopédicos o de prótesis, que es definida técnicamente como “una extensión artificial que reemplaza o provee una parte del cuerpo, cumpliendo casi la misma función que un miembro natural”. Eso pasa con los liderazgos de hoy; Arce Catacora no es la expresión del masismo, no es líder no levanta pasiones pero ganó la elección porque “era lo que había para no perder el gobierno” y el masismo votó por él; hoy cuesta verlo cómodo y, definitivamente es, la expresión de la ortopedia política, no expresa el “ser masista”, no representa lo popular masista y no lo va a hacer; Morales está ahí casi recordándole al masista de base que Arce no es “de ellos”, aunque él ya no vaya a serlo. El masismo se alinea tras Arce porque los ayuda a avanzar, “mientras tanto”, los ayudará a llegar, pero es todo.

Carlos Mesa es también ortopédico y la gente no masista no entendió la necesidad del voto útil (usado por la social democracia alemana en la última elección) porque la mueve otra clase de motivaciones; seguramente Mesa sabe cuál es su rol y por eso insiste en la política, sabiendo que si la gente entiende lo “útil”, podrá lograr lo que busca.

Después de los 2 citados, los demás que se conocen no serán protagonistas aunque puedan ser importantes. ¿Serán “prótesis menores”? Probablemente… igual serán importantes porque cada prótesis, cada pieza ortopédica sirve para su propia función.

Pero eso lo dirá el tiempo; mientras tanto, el país está en su laberinto y, cada vez más “chipau”

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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Carlos Valverde

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