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TikTok se ha convertido en la red social más controvertida empezando desde su origen debido a que, a diferencia de otras grandes redes sociales, proviene de China; razón por la cual el expresidente Donald Trump trató de prohibir o condicionar su uso en su país. Sin embargo, dicha red social salió airosa de esta polémica y la cuarentena que rigió casi en el mundo entero debido al COVID-19 potenció aún más su uso, siendo hoy una red social consolidada con un gran número de usuarios.
En su momento, fue considerada una red social exclusiva para los jóvenes. Pero poco a poco fue trascendiendo su rango etario y ahora existen usuarios de todas las edades, aunque los más jóvenes siguen siendo su público predilecto.
La proliferación del TikTok hizo que su contenido se vuelva más variable sin abandonar el formato bajo el cual se inició. Justamente, el formato del TikTok es lo que ha generado otra controversia: su uso en la política. Al ser una plataforma que se popularizó por sus trends de bailes y caracterizaciones, parecía inaudito que a algún político se le ocurriera ingresar a esta red social.
Actualmente no existe discusión sobre si un político debe tener una cuenta de Facebook o Twitter. Más bien se ha convertido en algo obligatorio. Ambas redes sociales, con agudas diferencias, han demostrado su efectividad para lograr objetivos políticos. Lo mismo podríamos decir de otras aplicaciones como YouTube, WhatsApp o Instagram. Pero aún no existe unanimidad en cuanto al uso político que se le puede dar al TikTok.
El reconocido consultor político Dick Morris en su libro: Juegos de Poder, señala que aquel político que es capaz de aprovechar las nuevas tecnologías siempre tendrá una ventaja frente a sus adversarios. Sucedió con la radio, la televisión, el internet y sucede ahora con las redes sociales. Pero para aprovechar favorablemente cualquier herramienta es necesario entenderlas o tener un uso meticuloso de cada una de ellas, en especial para los políticos quienes siempre estarán bajo la mirada y escrutinio de la opinión pública.
En el caso específico del TikTok, recientemente ha demostrado su valor en la política en las pasadas elecciones presidenciales del Ecuador. El entonces candidato Guillermo Lasso, exbanquero y exministro de economía de 65 años, se había resistido a usar la red social china para su campaña. Pero luego de acceder a la segunda vuelta decidió “poner toda la carne al asador” e incursionó de manera exitosa en el TikTok, lo que le ayudó a mejorar su desempeño electoral entre los jóvenes y ganar la presidencia de su país.
Así como existen casos exitosos, existen también casos en que un TikTok ha causado problemas a quienes lo han utilizado incorrectamente. Hace unos días atrás, a pocas semanas de su nombramiento, el entonces embajador de Bolivia en Paraguay realizó un TikTok que imitaba de manera exagerada el acento o la forma de hablar de las personas en este país, lo que con justa razón causó molestias en el pueblo paraguayo. Debido a esto, sus parlamentarios decidieron declararlo persona no grata y solicitar su expulsión.
Asimismo, hace unas semanas atrás el alcalde de Santa Cruz de la Sierra realizó un TikTok mofándose de un problema de salubridad pública sucedido en una cadena de comida que merecía más bien una seria atención por parte de las autoridades. Debido a las críticas, el alcalde o su equipo de comunicación eliminó el TikTok pero su contenido ya había sido viralizado.
Estos casos no son exclusivos del TikTok. Muchos políticos igualmente han sido reprochados por la ciudadanía por compartir desatinadamente una imagen, video o un mensaje en otras redes sociales. Pero debido al formato o contenido mayormente lúdico del TikTok expone aún más a los políticos que no comprenden a cabalidad su uso. Quienes decidan utilizarlo para amplificar su mensaje deben ser conscientes de que caminan sobre una delgada línea entre lograr la atención del electorado joven o ser censurados por su excesiva banalidad.
*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo