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No son sólo personas o “liderazgos” (algo siempre tan volátil), sino representaciones sectoriales las que conforman el triángulo estratégico del Movimiento Al Socialismo, hoy conflictuado por la tozudez de Evo Morales de ocupar el vértice superior.
Estos tres factores son:
- La narcoeconomía. Con evidente epicentro en El Chapare, cuna de una producción que en un 92 a 95% (la ONU dixit) va a parar fuera de los mercados legales de la coca. Sector mayormente alineado con Evo Morales, aunque deba competir con la alternativa emergente representada por Andrónico Rodríguez.
- El capital administrativo. Expresión acuñada años atrás por Álvaro García Linera y que sirve para enmarcar a los cuadros altos y medios del funcionariado del gobierno central y las empresas públicas, que en su gran mayoría responden a Luis Arce Catacora.
- Las burocracias sindicales. Corporaciones clientelares paraestatales, congregadas en el llamado “Pacto de Unidad”, antes cooptado por Morales y ahora en proceso de alineamiento hacia la órbita de David Choquehuanca, quien parece estar rearticulando a los indígenas andinos no cocaleros.
El choque entre estas fuerzas se dio en las últimas semanas en el campo del reajuste del gabinete, lo que hubiera significado un avance de la narcoeconomía sobre el capital administrativo. Sin embargo, la unión de este último con la porción más fuerte de las burocracias sindicales, y sobre todo el golpe recibido por El Chapare con la investigación de la DEA sobre los “narco-jefes policiales”, desactivaron la arremetida y dejaron a Evo Morales como perdedor momentáneo de la guerra interna, aunque sin duda vendrán nuevas batallas.
En lo más inmediato, el desarrollo de este intra-drama del oficialismo estará muy ligado con las evoluciones que tenga el caso de los “narco-policías”, pero no hay que perder de vista las negociaciones que tendrán lugar a inicios de febrero con el “Pacto de Unidad”, que podrían aumentar algunas cuotas de Choquehuanca en el Ejecutivo.
Una cuestión clave es el rol que vaya a asumir Andrónico, cabeza de una nueva generación de dirigentes cocaleros que podría tener una sintonía mayor que la de Evo con el dúo Arce-Choquehuanca, en cuyo caso estaríamos ante el surgimiento de un nuevo triángulo estratégico.
¿Todo esto representa alguna mejoría para los márgenes democráticos, dentro del régimen híbrido que maneja a Bolivia? Evitar los avances de la “peor versión del Movimiento Al Socialismo”, como es el evismo, y contener el poder de la narcoeconomía dentro del entramado gubernamental, siempre serán logros positivos, aunque seguirá faltando en la ecuación la formulación de un proyecto alternativo desde la sociedad civil, que dé cuenta de nuevas realidades como el capitalismo popular, que podría disputarle al masismo la parte de sus bases sociales menos subordinadas a la burocracia estatal.
*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo