Basteiro, el nuevo Rocha
Hace dos décadas el embajador de Estados Unidos pidió al electorado boliviano que no vote por Evo Morales y terminó catapultándolo. Hoy el embajador de Argentina también comete intromisión y también es premiado con el silencio gubernamental.
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Bolivia ha recibido a lo largo de su historia todo tipo de embajadoras y embajadores extranjeros. Por supuesto que la mayoría de los diplomáticos debidamente acreditados en el país han desempeñado su representación con respeto y apego a las normas y protocolos internacionales. Muchos de ellos han colaborado en muchos momentos difíciles de nuestra patria y se han ganado la gratitud de los bolivianos. Pero también hemos recibido embajadores que se han extralimitado en sus funciones, han metido sus narices en nuestros asuntos y, sorprendentemente, quedaron impunes en sus actos de injerencia.
A comienzos de la década del 2000, Estados Unidos envió a Bolivia al tristemente célebre Manuel Rocha como embajador de ese país, quien cuatro días antes de las elecciones presidenciales del 30 de junio de 2002, en un discurso leído en el Chapare, pidió al electorado boliviano que no vote por Evo Morales, un hecho que fue considerado por importantes sectores del país como un grosero acto de intromisión extranjera en un asunto que debía ser resuelto por los bolivianos, en las urnas.
La injerencia del embajador de Estados Unidos fue duramente repudiada por Morales y su partido, pero también fue respondida por los electores dándole el segundo lugar a Morales en esos comicios, el liderazgo de la oposición y grandes opciones para seguir creciendo políticamente hasta convertirse en Presidente durante 14 años y con el deseo de serlo por siempre.
Rocha, que se reunía abiertamente con representantes del sistema político de ese entonces, propietarios de medios de comunicación, gremios de empresarios privados y famosos opinadores, ya había dado muestras de que estaba en el país para que las cosas funcionen a su manera. Calificó a Morales como “Osama Bin Laden” y llamó “talibanes andinos” a los cocaleros. En lugar de desacreditar al caudillo y sus seguidores, consiguió lo opuesto. El propio Morales dijo que Rocha resultó ser su mejor jefe de campaña.
Han pasado dos décadas y la historia se repite, esta vez con el embajador argentino Ariel Basteiro, quien, al igual que Rocha, no deja de meterse en asuntos internos del país y, como ocurrió con Rocha hace 20 años, lo hace con la impunidad que le otorga el silencio gubernamental. Basteiro, de pasado sindical y vinculado al kirchnerismo después de haber dividido al Partido Socialista argentino, ha llegado al extremo de mentir sobre la situación judicial del ex Comandante de la Fuerza Aérea Boliviana, a quien se acusa de haber pedido y agradecido a Argentina la llegada de “material bélico” en plena crisis política de 2019.
En una entrevista con un canal de televisión de su país, el diplomático argentino dijo desde La Paz que el general Jorge Terceros Lara y el ex Comandante de la Fuerza Naval, Gonzalo Jarjuri, habían sido detenidos por la Policía boliviana el 3 de julio cuando pretendían “profugar” (sic) del país en un vuelo que partiría del aeropuerto internacional de Santa Cruz y luego de dejar sentado que la aparición de la supuesta carta del ex jefe militar es resultado de una “investigación conjunta entre la Cancillería boliviana y la Embajada argentina”.
Textual. “El dato para Bolivia que tiene mucho valor es que Terceros Lara en este momento está detenido, fue encarcelado el último domingo (4 de julio), cuando se disponía a profugarse. En el aeropuerto de Santa Cruz fue detenido junto con el (ex) Comandante Naval de Bolivia, quien también está detenido, uno en una cárcel de Santa Cruz y otro en una cárcel aquí en La Paz”, afirmó Basteiro con tono de deber cumplido.
Sin embargo, el informe de dos oficiales de policía a quienes se les encargó la aprehensión de Terceros Lara y que fue remitido a un fiscal de materia señala que llegaron al domicilio del ex Comandante de la FAB, se les permitió el ingreso al inmueble, donde hicieron registros fotográficos, y ejecutaron la orden de aprehensión sin necesidad hacer “uso proporcional de la fuerza”. En otras palabras, Terceros Lara no opuso resistencia ante los policías en su casa.
Pero hay más de la injerencia de Basteiro. Este martes, en una entrevista con el periodista John Arandia de radio Fides, aseguró tener pruebas de que los pertrechos traídos de “contrabando” cuando llegaron efectivos del escuadrón Alacranes fueron llevados a la Policía, no quiso dar detalles para sustentar sus afirmaciones, pero mencionó que eso demuestra que el supuesto “golpe de Estado” en Bolivia tuvo la participación del gobierno del ex presidente de su país Mauricio Macri, a quien se le inició un proceso penal precisamente por el envío aparentemente irregular de ese material.
Por muy amigo ideológico que sea de los gobernantes masistas de ayer y hoy, porque ya fue embajador argentino en el país durante el gobierno de Morales, el diplomático transgredió todas las normas y protocolos internacionales sobre el relacionamiento entre Estados. En las últimas horas se exigió que presente disculpas al Estado boliviano por sus repetidas acciones de injerencia como representante de la República Argentina; sin embargo, es improbable que eso ocurra estando el MAS en el ejercicio del poder. Lo que debe saberse es que Basteiro es el nuevo Rocha en Bolivia.