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Dos importantes articulistas de lujo y el editorial de El Deber analizan las protestas en Cuba desde el final de la utopía, el modelo político en crisis y la coyuntura

Público.bo resume para ti las miradas de Lupe Cajías, Rafael Puente y del influyente diario cruceño.

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Lupe Cajías – El Deber – Correo del Sur

“Cuba, final de una utopía”, es el título del artículo de opinión de este viernes de la periodista Lupe Cajías que se publica en varios medios del país y lo sustenta afirmando que “Cuba está hecha añicos. No por culpa del perverso bloqueo de la administración estadounidense por 60 años, sino por responsabilidad de sus jerarcas que la gobiernan sin ser capaces de crear las condiciones para resolver las demandas básicas de la población” y grafica con precisión el proceso que transformó negativamente a la Isla en el Goliat de la región después de haber enfrentado como David al gigante que tiene como vecino lo que despertó una simpatía continental.

Después de mostrar las “ambiciones imperialistas” de Cuba en Centro y Sudamérica “para controlar espacios de la seguridad interna, la propaganda y el discurso en varios países”, Cajías se detiene, por su puesto, en Bolivia y cuestiona que “Evo Morales entregó a los cubanos y venezolanos la vigilancia de sus movimientos, sobre todo cuando acudía a hoteles o a centros de convenciones. Entregó la soberanía y los mandatos constitucionales de la Policía boliviana y de las Fuerzas Armadas bolivianas en manos extranjeras. Incluso dentro de Palacio de Gobierno y dentro de ministerios donde llegaba como capataz el embajador isleño”.

“El sistema con rostro bueno –muchos médicos cubanos salvaban vidas bolivianas– escondía un cuadro pervertido llevándose dinero que podría servir para fortalecer hospitales locales”, anota la periodista paceña que concluye su texto con una reflexión: “El régimen (cubano) ha intentado denigrar en lo más profundo a sus líderes a través de una amplísima red de espías y paramilitares. Para su sorpresa, la respuesta ciudadana ha sido: ‘basta de dictadura’. Como en octubre de 2019 en Bolivia, la gente de a pie es la vanguardia en la búsqueda de las garantías democráticas. Así escribió José Martí: en los pueblos sojuzgados siempre va a quedar cierta cantidad de decoro”.

Rafael Puente – Página Siete

El modelo cubano, no solo el sanitario, educativo, social y productivo, sino el político, el referido a la reclamada “democracia formal”, es analizado este viernes por Rafael Puente, columnista de varios medios bolivianos. Luego de explicar lo que en su entender debe ser la “demo-cracia” real en el mundo y su distorsión en la mayor parte de él en la forma “Estado”, vale decir la concentración de poder. “En el caso de Cuba —esa isla fértil y diversa de las Antillas— lo que está sucediendo es el agotamiento de su modelo socialista (no del socialismo como tal)”, afirma.

Con la experiencia de haber vivido allí añade: “Y la gente era feliz, porque sabían que los derechos al trabajo, a la salud y a la educación (de calidad) estaban garantizados para todos, aunque los derechos políticos eran limitados” y reconoce que la realidad de Cuba es distinta hoy. “… aquellos eran tiempos en que la Unión Soviética compensaba el bloqueo económico ordenado desde Washington. Hoy todo eso se acabó, y por lo visto las nuevas generaciones de cubanos y cubanas lo que quieren es elegir a sus gobernantes, y le dan más importancia a eso (el derecho al voto) que los derechos a una educación de calidad, a una salud garantizada y a un trabajo con salario fijo”.

Con nostalgia, Puente reitera: “Todo eso se acabó”. Y despide su artículo con algo que puede ser una sentencia histórica. “Cual sea el diagnóstico que podamos hacer sobre las condiciones de vida en Cuba, lo importante y decisivo es que la población reclama el ejercicio de la democracia formal. Y el actual gobierno de la isla tiene la obligación de escuchar a su pueblo, retirarse del poder y convocar a elecciones. ¿Y si es para peor? Ese mismo pueblo dirá, pues. Nadie lo puede suplantar…”.

El Deber

El editorial de El Deber analiza el tema desde una perspectiva más coyuntural, “cinco días después del levantamiento popular en Cuba contra la dictadura de ese país, reclamando libertad, alimentos y medicamentos” y pone énfasis en la decisión del gobierno de Miguel Díaz-Canel de suspender las conexiones por Internet para que no se sepa en qué derivaron las inéditas protestas en la Isla. “Por las escasas informaciones que llegan de Cuba después del histórico domingo 11 de julio, se sabe que más que la calma reina el miedo en la gente porque el régimen ha salido a reprimir y a detener a un número desconocido de líderes de la movilización, de quienes se desconoce su paradero”.

Con relación a la situación actual en Cuba y de la población tras la revuelta, El Deber hace eco de los pocos datos fiables que se conocen desde la Isla y añade que “se informa igualmente que el país ha sido prácticamente sitiado por militares, los mismos que actúan en colaboración con policías vestidos de “paisanos”, como los llaman allá, tropas especializadas de la Policía y funcionarios del Gobierno que salieron a manifestar su apoyo al gobierno de Díaz-Canel con protección militar”.

Y concluye haciendo referencia a la crítica situación sanitaria y alimentaria que se vive en el país caribeño y la autorización gubernamental para el ingreso libre de impuestos de productos esenciales para quienes se movilizaron y también pidieron libertad y un nuevo gobierno salido de la voluntad popular. “Sin decirlo, la dictadura cubana acepta que no tiene condiciones para proveer de alimentos, medicamentos y artículos de aseo personal a la población y delega la responsabilidad de la provisión de esos productos a los familiares exiliados de las familias cubanas, principalmente en Miami, a quienes paradójicamente denigra con adjetivos irreproducibles”.


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