Primeros en violencia y feminicidios: Bolivia y su ignominioso campeonato en la región
El último informe de desarrollo humano en la región presentado por el PNUD es analizado por el editorial de El Deber en cuanto a la violencia de género y los vergonzosos resultados para el país. Una columista de Página Siete acota la mirada a la doble moral de la sociedad potosina, que es la misma en todo el país, sobre los feminicidios. Y un articulista de Opinión se ocupa de la brecha laboral históricamente mantenida entres mujeres y varones.
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El Deber
“Bolivia es el país que más golpea y mata a las mujeres”, sostiene El Deber en su editorial de este miércoles y haciendo un contraste con el triste papel del país en la Copa América de fútbol, afirma que “en Bolivia, el 60 por ciento de las mujeres han sufrido abusos físicos o sexuales por su pareja actual o más reciente. En otras palabras, los bolivianos son los campeones de América Latina en golpear a las mujeres”. Los países que le siguen son Colombia, Ecuador y Perú con 30 a 35 por ciento, según un último informe de desarrollo humano en la región presentado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo.
“Pero no todo queda ahí, porque según el mismo informe del PNUD la tasa más alta de feminicidios en América está en Bolivia (2,0), seguido por Brasil (1,6) y Uruguay (1,5)”, remarca El Deber y con ironía mordaz complementa: “Bolivia ganó la Copa América de feminicidios: los hombres golpeadores y asesinos del país ya pueden levantar la copa de la muerte y gritar ‘Somos los que más matamos a mujeres en el subcontinente’”. Una realidad vergonzosa para el país que hace poco para frenar la violencia y los feminicidios que en seis meses de 2021 llegaron a 57 en los nueve departamentos.
“A todo ese panorama, hay que sumar la violencia sexual y psicológica, que también son habituales en las noticias que cada día registran los medios de comunicación”. Es cierto, como también lo es el hecho de que “hay mucho por hacer en esta materia, y en ello no solo el Gobierno central tiene una gran tarea, también las gobernaciones y alcaldías que tienen la obligación de promover campañas de educación y buscar iniciativas que nos saquen del cuadro de la vergüenza en la región y cuando menos, reduzcan las tasas de violencia intrafamiliar y de feminicidios”.
Página Siete
Y cuál es la mirada desde las regiones, por ejemplo desde Potosí. Evelyn Callapino Guarachi, columnista de Página Siete, habla de la doble moral de la sociedad potosina, la que existe en todo el país, sobre los feminicidios y para dejarla al descubierto, se ocupa del asesinato de María Lourdes Ortega a manos de su pareja Ommar Orozco. “Por qué (María Lourdes) no lo dejó antes?”, “ella lo provocó y le reclamó (por su infidelidad)”, “¿por qué discutió con un borracho?”, “es un asunto privado”, “las mujeres sacan de quicio”. “Estas afirmaciones hechas por hombres y mujeres muestran que el orden patriarcal está muy arraigado en la Villa Imperial”, constata.
“En vez de existir un compromiso sincero con el cese de la violencia, existe una doble moralidad, mostrando una complicidad que ocultan estas agresiones. Estas afirmaciones continúan reproduciendo conductas machistas, cuestionando a las mujeres y justificando a los agresores. Mientras como sociedad no rompamos con estos patrones que sustentan las relaciones desiguales entre hombres y mujeres, seguiremos llorando a más muertas en la Villa Imperial”, sostiene la polítóloga y fundadora del movimiento Mujer de Plata.
“Desde las calles las mujeres activistas seguiremos exigiendo justicia para María Lourdes. Aunque los 30 años de pena para Ommar Orozco no nos devolverán su vida, es lo mínimo que debe garantizar el Poder Judicial”, promete Callapino que, además, cierra su artículo de opnión publicado este miércoles con una proclama en contra de la doble moral. “Las mujeres no nos merecemos una sociedad permisiva y cómplice con la violencia de género, merecemos vivir en libertad sin ser juzgadas y vulneradas. Todos y todas necesitamos construir una sociedad más igualitaria”.
Opinión
Otra arista que hace al tema de la violencia contra las mujeres, es la desigualdad de género que se expresa en la brecha salarial entre mujeres y hombres. Raúl Pino-Ichazo, columnista del diario Opinión toca este ángulo basado en que “históricamente la mujer ha demostrado, en circunstancias extremadamente difíciles, que su capacidad creativa y resistencia a exigencias laborales agobiantes son comparables con las del hombre”.
“… en los países más paradigmáticos como Alemania la mujer percibe un 21% menos que el hombre por el mismo trabajo y los clásicos puestos para mujeres como enfermeras, asistencia y cuidado de mayores de la tercera edad y la supervisión de niños en los parvularios, son remunerados con salarios bajos”, afirma el abogado que insiste en que el gran desafío mundial es cerrar la brecha anotada.
Para sustentar su tesis, señala que “es una antinomia no igualar la brecha salarial entre mujeres y hombres desde el punto de vista económico, porque no se estimula a las mujeres por decisión y voluntad propias con puestos directivos y de alta responsabilidad” y plantea “cambiar rápidamente esta anacrónica situación crearía progreso para las naciones y, más importante aún, se introduciría un nuevo talento a las actividades de dirección en general, entonces, el mundo sería conducido por dos talentos, el de la mujer y el respectivo del hombre”.