Salud

Salud mental de adolescentes y jóvenes bolivianos: ocho de cada diez sufren depresión, angustia y ansiedad

Unicef Bolivia realizó un sondeo a 745 estudiantes.

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La pandemia del Covid-19 impactó todas las dimensiones de la vida de adolescentes y jóvenes en el país y ocho de cada 10 admitieron sentir angustia, depresión y ansiedad, así como incertidumbre respecto de su futuro debido a problemas en su rendimiento escolar, informó la periodista Zulema Alanes de Cabildeo Digital.

La salud mental de jóvenes y adolescentes no está en la agenda de las políticas públicas y no se realizan esfuerzos importantes para contrarrestar los efectos de la pandemia ni para neutralizar el impacto negativo que tuvo el cierre de las escuelas en la pérdida de aprendizajes y en el abandono escolar.

La situación antes de la pandemia que se caracterizaba por un aprendizaje bajo y altos niveles de inequidad no ha variado y no se advierten estrategias para introducir mejoras pedagógicas, tecnológicas y financieras y tampoco en el ámbito de la cogestión de la educación.

Las inscripciones escolares que dieron inicio al calendario escolar 2022 estuvieron marcadas por falta de información sobre los requisitos para el registro de nuevos estudiantes, en las ciudades se repitieron largas filas en las escuelas y colegios de mayor demanda de alumnos aun del riesgo de contagio en medio del pico de la pandemia.

Por tercer año consecutivo, las aulas permanecerán cerradas y las labores escolares se iniciarán en modo virtual, excepto en las áreas rurales del país, con riesgo de aumentar la angustia y tensión de niños, niñas, adolescentes debido a la falta de interacciones diarias con sus compañeros y al impacto en su condición física y su salud mental.

Ocho de cada 10 adolescentes y jóvenes admitieron sentir angustia, depresión y ansiedad a causa del nuevo contexto social, familiar y personal producto de la pandemia del Covid-19. Sin embargo, el 75% de ellos no buscó algún tipo de ayuda psicoemocional, según un sondeo de opinión realizado por U-Report de UNICEF Bolivia sobre salud mental.

La consulta que incluyó a 745 adolescentes y jóvenes, mujeres y hombres, también confirmó que la violencia y el maltrato en las familias se agravó durante la pandemia

El 61% dijo no saber a quién recurrir o dónde acudir en caso de tener problemas que puedan vincularse con depresión, estrés, ansiedad u otras afecciones psicoemocionales y el 75% aseguró que en los últimos seis meses no solicitaron ningún tipo de apoyo psicológico “porque lo podían solucionar solos”, por “temor a la exposición y/o vergüenza de ser juzgado”, por el costo económico, y por la poca confianza que tienen a los servicios de apoyo emocional, entre otras respuestas.

El 84% de adolescentes y jóvenes admitió sentirse bajoneado y deprimido en algún momento sin entender el por qué y el 79% señaló que la ansiedad les impide dormir, socializar y realizar actividades debido a la gran cantidad de pensamientos que les generan intranquilidad.

El 83% aseguró que el rendimiento escolar es motivo de extrema preocupación al punto que se sienten “agobiados y angustiados” fundamentalmente por la modalidad de estudio virtual, las restricciones que suspendieron la socialización y asistencia presencial en la vida escolar, limitaron la interacción con profesores y entre alumnos, y anularon las actividades extraescolares.

Según Unicef, en un anterior sondeo, el 65% respondió que en 2020 “aprendieron menos” que en 2019, y en 2021 el 51% dijo que “aprendieron menos o igual” que en 2020.

La mayoría consideró que la pandemia del Covid-19 está afectando su formación académica y, por tanto, su futuro y el 61% también señaló que las relaciones familiares experimentaron un mayor deterioro generando violencia en contra de los menores de edad y jóvenes.

De los 745 entrevistados un sondeo de opinión realizado por U-Report de UNICEF Bolivia sobre salud mental, el 59% se encuentra entre los 15 a 19 años, momento de conclusión de la vida escolar. En esta edad se toman decisiones que afectan y definen el futuro de las personas, ya sea iniciar estudios técnicos o universitarios o ingresar al mercado laboral.

Seis de cada 10 adolescentes y jóvenes dijeron que perciben algún grado de quiebre en la relación con sus propias familias, situación atizada por la pandemia del Covid-19 y admitieron que las restricciones y el estrés por la pandemia deterioraron sus vínculos familiares.

El 78% aseguró que desconoce si algún compañero o compañera es o fue víctima de violencia, intimidación o maltrato, lo que puede explicarse porque un alto porcentaje de adolescentes y jóvenes no buscó orientación psicoemocional en el periodo de pandemia porque consideran que pueden solucionar solos sus problemas, puede también interpretarse que, aunque sufren violencia, minimizan y naturalizan las agresiones físicas y psicológicas que enfrentan en sus propios hogares.

Consultados sobre los ámbitos en los que experimentan o vieron que existe maltrato, violencia y/o intimidación, seis de cada diez (57,33%) respondió en la familia, 23,33% en las redes sociales y, en tercer lugar, el colegio (16,67%).


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