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Antonella Marty: “Hay que humanizar el liberalismo y hacerlo atractivo a la juventud”

Antonella Marty habló sobre el libro “Capitalismo: un antídoto contra la pobreza”, que acaba de presentar en Santa Cruz de la Sierra con la Fundación Nueva Democracia, y analizó las barreras que impiden el desarrollo y la prosperidad de América Latina.

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Marty es una reconocida intelectual liberal, conferencista, politóloga e internacionalista, protagonista del debate de ideas en nuestra región.

“Hay muchos mitos para destruir en torno a la palabra capitalismo. La libertad económica es un antídoto para resolver la pobreza, con muchos casos de éxito. Los hechos demuestran que donde hay mayor libertad económica hay mejores salarios y una mayor calidad de vida”, subrayó.

Recordó que, según la economista norteamericana Deirdre McCloskey, “en vez de capitalismo deberíamos usar la palabra innovismo. Tenemos que poder hacer las transacciones económicas que uno desee, con una reducción del gasto público y de la presión tributaria, que el producto de nuestro propio esfuerzo no sea utilizado para pagar la fiesta de los políticos. En América Latina falta libertad económica, individual y política, con una carencia de instituciones democráticas, viendo siempre a un político populista como el mesías que nos va a venir a resolver todos los problemas”.

“Vivimos una relación tóxica con nuestros gobiernos y nos olvidamos de los mecanismos para controlar a las personas que ponemos en el poder. Como decía Lord Acton, el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente. No entendemos la concepción de la riqueza y creemos que es un juego de suma cero, que el rico es rico porque el pobre es pobre. Es como decir que el enfermo está enfermo porque el sano está sano. Tenemos que romper con esa mentalidad que atrasa”, remarcó.

Marty dijo que en los últimos dos siglos “a partir de la revolución industrial, el auge del comercio y las ideas de la Ilustración, la creación de riqueza en el mundo no tiene comparación. Hace 200 años el 95% de la población mundial vivía en la extrema pobreza, hoy ese porcentaje es del 9%. A pesar de todas las cosas terribles que todavía pasan en la humanidad, hoy es el mejor momento para estar vivo. ¿Por qué América Latina sigue estancada? Porque no seguimos modelos exitosos y nos aferramos a una mentalidad populista. Hay que dejar de endiosar a los políticos y dejar de demonizar a los emprendedores, a esos Atlas de los que hablaba Ayn Rand”.

“No entendemos los peligros del Estado grande y una vez que le damos tanto poder es muy difícil quitárselo. Lo vemos en Cuba y Venezuela. Los socialismos del siglo XXI han conformado una red latinoamericana de corrupción, una red política criminal que ha perjudicado a las instituciones democráticas”, señaló.

La analista enfatizó que “en países con mayor libertad económica la gente vive más tiempo: en Suiza 83 años, mientras que en Zimbabwe, con una economía cerrada, la esperanza de vida es de 53 años. En las economías más cerradas los salarios son diez veces menores que en las economías más abiertas. Tenemos que copiar a los exitosos y no a los que están anclados en la pobreza y el subdesarrollo”.

Sobre el caso de China, consideró que “la libertad económica se da solamente en una burbuja. El partido único tiene el poder para decidir quiénes pueden entrar en ese juego. Si uno no es cercano al partido es difícil hacer una inversión. Rand diría que no hay un capitalismo real”.

Respecto a la llamada batalla cultural, recordó que es un término gramsciano “que ha sido usado por la izquierda y ahora también por una derecha radical. Pero hay una contradicción al usar un término bélico en relación a la cultura, que es un fenómeno espontáneo. Las culturas no se van imponiendo sino nutriendo unas a otras. Son parte del orden espontáneo, como el mercado y el lenguaje. Hay que entrar en un mercado de ideas, ver qué propuestas son más exitosas para hacer humano al liberalismo, que no sean relacionadas sólo a lo económico. Hay que humanizar la libertad”.

“Hay un péndulo que se va radicalizando, entre populismos de izquierda y de derecha, lo vemos también en Europa y Estados Unidos. Son populismos que se tocan, porque ambos insisten contra la globalización o en cerrarnos al comercio. Hay que reflexionar por una alternativa que vaya por la libertad como algo completo, que sea atractiva para la juventud”, concluyó.


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