Gabriela Pinaya: “El emprendedurismo disruptivo incluye propósitos sociales y ambientales”
Gabriela Pinaya habló sobre los principales hallazgos del ensayo “Emprendedurismo Disruptivo”, la importancia de crear emprendimientos con propósitos específicos y el análisis de las condiciones en Bolivia para los nuevos modelos de negocios.
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Pinaya es ingeniera industrial y de sistemas, máster en ingeniería de la madera y experta en sostenibilidad, con más de 19 años de experiencia asesorando a empresas de Bolivia, Perú y Ecuador.
“La economía tiene que introducir una mirada a la sostenibilidad, es un cambio de paradigma. El emprendimiento disruptivo sale de los modelos tradicionales, pasando a nuevos modelos más sociales, más verdes y circulares, que ya se están aplicando en Chile, en Colombia y en Europa, buscando cumplir con los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) 2030”, señaló.
Pinaya dijo que hay un cambio en la demanda, con “nuevos clientes con exigencias diferentes, más equitativos, que piensan más en la igualdad de género, en cuidar el medio ambiente y a las mascotas. Esa exigencia del mercado hace que los modelos de negocios se repiensen. Es un reto, tanto para los nuevos emprendedores como para las empresas ya instauradas, que tienen que repensar su modelo si los nuevos clientes vienen con otra mentalidad”.
La experta destacó la tendencia de la “servitización”, muy ligada a la economía circular, dando el ejemplo de Philips, “una gran empresa cuya esencia era hacer focos, pero ahora te vende el servicio de generación de energía y se encarga del mantenimiento del sistema eléctrico y de los focos, minimizando costos, y entonces los focos tienen que durar más. Son negocios que ya existían y están migrando a la economía circular”.
Explicó que este sistema surgió en el 2015, para sustituir “el modelo tradicional que es lineal: extrae materia prima, produce y vende, y el cliente se encarga de los residuos. Esa es la contaminación que generamos. En cambio, en el modelo circular se repiensa desde el diseño del producto, qué materia prima se va a utilizar, porque esos residuos tienen que volver al modelo de negocio y ver qué se hace con ellos, o pueden ir de materia prima a otro modelo de negocio económico”.
Otra tendencia que destacó fue la economía colaborativa, con ejemplos de Chile y Suecia, con modelos interesantes de servicios de vehículos compartidos mediante aplicaciones, para reducir emisiones de dióxido de carbono. Igualmente, la economía naranja, vinculada al área del arte, “una industria muy grande e integrada, con elementos de innovación para el desarrollo social y ambiental”.
Pinaya remarcó la importancia de los emprendimientos con propósito, donde además del objetivo de ganar dinero del modelo tradicional, se busca “un propósito que va más allá, beneficiando también al entorno social y ambiental”. Nuevamente destacó en relación a estos emprendimientos el papel de la demanda: “las compras inteligentes, gastar mi dinero en una empresa que beneficia al medio ambiente y a la sociedad”.
“Hay empresas grandes que ponen paneles solares pero sin un norte. Hace falta un plan de manejo estratégico sostenible, que los va a orientar a inversiones adecuadas que aporten al negocio, porque si no se vuelve filantropía”, dijo, añadiendo que en el caso de los nuevos emprendedores “ya vienen con mucha información de lo que pasa afuera”, comentando los ejemplos de Mamut, que produce pisos reciclables de llantas, y de Mobi, con patinetas eléctricas con uso de energía solar o baterías.
Respecto al rol del Estado, indicó que puede mover “posibilidades financieras y legales para los nuevos emprendimientos, con fondos verdes a los que se presenten ideas ambientales innovadoras”. Sin embargo, señaló que en Bolivia lo estatal se está moviendo con lentitud, en comparación con los jóvenes, que “no esperan y desarrollan nuevos modelos ajustándose a la demanda”.
La experta también subrayó el papel que deben cumplir las finanzas, donde “la banca debería tener opciones para emprendimientos con propósito”, y la educación, que es “de donde parte el cambio cultural”.
