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En Santa Cruz hemos entrado a un desproposito gastronómico

Ramon Freixa Gourmet

Periodista gastronómico

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Desgraciadamente, las actuales circunstancias, hacen que muchos sin saber nada o casi nada del rubro gastronómico se metan en “camisas de once varas”, es decir, meterse en asuntos o problemas que no conoce, que no le competen.

Se creen, siguiendo con el refranero, la gastronomía “no es soplar y hacer botellas” es decir, hacer algo no es tan fácil como parece. La gran brecha que hay entre los profesionales y los advenedizos es notable. Normalmente estos neófitos en el campo del “cooking” y servicio gastronómico suelen ser jóvenes con dineros de otros ya sea familiares y amigos que dicen esto de poner un restaurante o una cafetería Bruch es como “el ayunar para comer que es bien fácil de hacer”

En Santa Cruz los locales de este perfil “pegipintxo” (ahí me lanzo y soy un ingenuo pues creo que saldrá bien) está al orden del día y tal como abren pasan los meses “pasando la mano por la pared” o haciendo negocios sin proyectar ingresos…. Y así les va, echan la persiana antes de terminar un año de existencia.

En estos locales te encuentras, champiñones nadando en aceite hirviendo y lo presentan como tapa de Champiñón, cafés con acidez extrema pues la cafetera no tuvo el correspondiente proceso de puesta a punto. Guisos sin sazón, frituras de dudosa identidad, y mil y una patraña sin pies ni cabezas, distorsiones y mucha falta de atención… el primer mandamiento de la Gastronomía es el amor a la profesión  y el servicio.

Cuáles son las características de estos locales: Son sitios fashion, normalmente música a un volumen no acorde a la actividad, muy green, harto personal sin formación en sala, y en cocina agarremos a tres de las escuelas gastronómicas y explotemos al máximo su ilusión, ganas y juventud. Se fijan en los detalles insignificantes y profesan el credo de las RRSS para su marketing, descuidando que el principal marketing es el boca a oreja, y que al principio tendrá mucha gente figureti para ver que es, que no protesta porque va a ver y dejarse ver, y luego llegan los que tienen cierto “expertice” en el rubro y se dan cuenta “que haya gato encerrado” y lo cacarean y el marketing real les hace caer en los números rojos.

La gran diferencia entre los profesionales y los “pijos gastronómicos” es lo que ya le decía Quijote a Sancho; “Paréceme, Sancho, que no hay refrán que no sea verdadero, porque todas son sentencias sacadas de la mesma experiencia, madre de las ciencias todas “. Experiencia, vocación y intuición, con grandes dosis de emprendedurismo, creatividad y servicio.

No soy quién para decir lo que se debe o no hacer, pero si que tengo la obligación de detectar lo que se hace o se deja de hacer para que las personas actúen en consecuencia. Entre los grandes profesionales de Santa Cruz y estos millenials gastro advenedizos hay un gran trecho y cuando se hacen las cosas sin pies ni cabeza siempre se acaba pagando muy caro. 

En fin, a cliente advenedizo y socialero y al pseudo emprendedor, hortera de plato mantel y boca destemplada …. “scriptum est quod scriptum est”… la gastronomía es un arte.

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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Ramon Freixa Gourmet

Periodista gastronómico

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