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José Gabriel Espinoza: “El núcleo de la economía boliviana no es el sector público, son las familias”

José Gabriel Espinoza analizó la coyuntura económica nacional, los principales problemas que se deben afrontar y la situación de la economía familiar en la etapa post pandemia.

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Espinoza es economista, formado en la Universidad Católica Boliviana, con maestría en desarrollo económico. Ha sido miembro del directorio del Banco Central de Bolivia, asesor de organizaciones empresariales y centros de estudios, además de autor de varios libros sobre desarrollo sostenible, competitividad e historia económica.

“En Bolivia todavía no hay cifras oficiales. A diferencia de Chile, que acaba de sacar su PIB semestral, al igual que Argentina, Colombia y Ecuador. En Bolivia seguimos con datos de finales del 2021. Son retrasos preocupantes. Por algunas cifras indirectas, las expectativas de precios altos a partir de la invasión rusa a Ucrania se han ido moderando. Si bien vamos a tener superávit comercial, no va a ser tan grande como se esperaba. Los efectos climatológicos no van a ayudar al sector agrícola, las exportaciones mineras compiten más por precio que por volumen, y en el gas el gran problema de la provisión a los mercados de Brasil y Argentina se ha solucionado con una estrategia de atención al cliente que paga más”, señaló.

El analista dijo que el déficit fiscal “es persistentemente alto, a pesar de que el gobierno ha frenado su ritmo de inversión, algo que ya venía aplicando desde el año pasado. A pesar de la recaudación, de que ha ido a tomar dinero de los organismos multilaterales y de que trata de controlar la caja de los gobiernos subnacionales, aún así no hay recursos suficientes para el programa de inversión pública. El crecimiento no va a ser tan alto como esperaba el gobierno”.

“La operación en febrero con los bonos del 2012 y 2013 evitó un pago relativamente grande de deuda externa, que se vence en septiembre de este año y en octubre del año que viene. Eso dio cierto oxígeno. Pero las grandes economías han cambiado el enfoque de su política monetaria y hoy conseguir dinero es mucho más caro. El gobierno venía haciendo un uso intensivo del endeudamiento interno: el año pasado captó más de 12.000 millones de Bs. de las AFP, con consecuencias nocivas para el sector privado, para las familias que requieren créditos para emprendimientos y consumo. Este año el gobierno ha vuelto al sector externo, pero muchos créditos requieren contraparte y son proyectos de la mano de los gobiernos subnacionales, que tienen problemas de liquidez”, precisó.

Sobre la subida de precios en las materias primas, indicó que “en el caso de los hidrocarburos el efecto positivo viene con rezago de un trimestre. Muchos de estos picos se van diluyendo, pero el costo de la subvención se siente en el día a día. En los sectores agroindustriales hacen falta insumos que están vinculados al precio del petróleo, que ha subido de manera muy fuerte. La campaña de invierno no será la mejor. Habrá superávit comercial, pero gran parte de las importaciones de bienes de consumo vienen por contrabando y no son contabilizadas en las estadísticas oficiales”.

Espinoza también remarcó que “hay una disociación entre lo macro y lo micro, porque la incidencia del sector público distorsiona las cifras macroeconómicas, que son diferentes de lo que observa la gente en la calle. El precio del servicio de albañilería está por debajo del 2016. Para conseguir trabajo, la gente está sacrificando ingresos. Después de la pandemia se ha deteriorado el mercado laboral y eso se refleja en las recaudaciones de las AFPs, que antes de la pandemia eran de 1.200 millones de bolivianos al mes y hoy día están bordeando los 1.000 millones de bolivianos”.

“El núcleo de la economía boliviana no es el sector público, son las familias. Del 90 al 92% de las unidades productivas son familiares y la gran mayoría se encuentra en el sector informal, no porque quieran sino porque la estructura normativa se ha vuelto sumamente compleja y pesada. Hay que empezar a revisar fuertemente la estructura regulatoria y cambiar de foco en las políticas económicas. Varias leyes, decretos y regulaciones en camino van a fortalecer al sector público y no a la economía de las familias. Mientras no cambiemos ese foco será difícil crecer de manera adecuada y sostenible en el largo plazo”, dijo.


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