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¡Aguafiestas…!

Pablo Mendieta Ossio

Economista en el campo de políticas públicas

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En septiembre de 2015 los principales líderes mundiales establecieron una ambiciosa agenda de progreso para el mundo conocida como los Objetivos de Desarrollo Sostenible u ODS.

Son 17 objetivos que apuntan a alcanzar mejores oportunidades de vida como menor pobreza, erradicación del hambre, acceso a educación y salud de calidad, equidad de género, entre otros. También incluyen la sostenibilidad ambiental en sentido amplio y mejores condiciones urbanas.

De esos ODS los más incómodos de discutir y peor aún de alcanzar en el país son el octavo y noveno: “Trabajo digno y crecimiento económico” e “Industria, Innovación e Infraestructura.”

¿Incómodos?

¡SI…! Porque en nuestro país el trabajo digno es claramente una utopía y un simple postulado. De seis millones de trabajadores apenas 800 mil trabajan en una empresa con NIT y solo 400 mil lo hacen en una empresa establecida.

Queda claro que el postulado es demasiado ambicioso en un entorno en el cual priman las buenas intenciones, pero las acciones al respecto son contraproducentes. Es prioritario, si de veras se quiere avanzar, cambiar la legislación laboral a una que promueva el empleo sin desproteger a los trabajadores y sus derechos.

¡SI…! Debido a que, salvo esporádicos periodos de auge y ligados principalmente aspectos exógenos, nuestro crecimiento entre 1900 y 2021 fue en promedio 2,8%, menor al del mundo en similar periodo (3%).

En el mejor de los casos crecimos 5,7% entre 1962 y 1977, 4,8% entre 2004 y 2018 y 4% entre 1987 y 1998, los tres periodos reciente de crecimiento más alto. Nuestro desempeño es en general mediocre, o “de calidad media” según la Real Academia Española de la lengua.

Los economistas tenemos una sencilla pauta: “la regla del 70”. Divida 70 entre una tasa de crecimiento y obtendrá el tiempo necesario para duplicar aquello que está creciendo.

Para ser más claros: si su ingreso familiar crece 1% al año, lo duplicará en 70 años (70 dividido entre 1). Si crece 2% lo hará en 35 años, 23 años con 3%, 18 años con 4% y así sucesivamente.

De esa forma se explica por qué China tuvo una transformación “revolucionaria” puesto que a un ritmo de 10%, cada siete años duplicaba la producción e ingreso por habitante.

Con un crecimiento promedio del PIB de 3%, implicaría 35 años para duplicar el ingreso per cápita, dado que se estima que hasta el 2050 la población crecerá 1% promedio por año y, entonces, el PIB por habitante crecería 2%.

Es más, si tomamos el crecimiento proyectado para 2027 del Centro de Desarrollo Internacional de la Universidad de Harvard (2,3%), nos daría un resultado aún más desalentador: 54 años.

Por tanto, se necesita facilitar la producción y el emprendimiento y apostar por aquellas actividades que generan alta rentabilidad social. El énfasis debe estar en mejorar la eficiencia y aumentar la productividad.

Y en las metas del ODS 9 también podemos sentirnos incómodos.

¡SI…! Porque en industrialización estamos en similares condiciones que en 1970: en torno a 17% del PIB que es aportado por la industria, el cual baja incluso a 11% si no se corrige por el incremento de los precios.

¡SI…! Ya que el Informe anual de innovación 2021 nos coloca en el puesto 104 de 121 países. Es más, estamos en el lugar 17 de 18 entre los países latinoamericanos.

¡SI…! Puesto que, a pesar del avance importante en la infraestructura en los últimos quince años, tenemos una puntuación equivalente a 3 sobre 7 en el índice respectivo de desempeño logístico del Banco Mundial.

Sin un adecuado y franco diálogo a todo nivel sobre estos dos ODS como medio de financiamiento para la agenda 2030, sólo tendremos muy buenos deseos. Como lo dijo Manolo (de Mafalda): “el dinero no hace la felicidad… pero la financia”.

Como corolario, se requiere un esfuerzo importante para financiar la mayor creación de valor y riqueza y así dejar atrás la pobreza, el hambre y otras privaciones que afectan la calidad de vida de nuestros conciudadanos.

Por eso considero que estos dos ODS son los “aguafiestas” de la agenda completa.

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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Pablo Mendieta Ossio

Economista en el campo de políticas públicas

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