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La inestabilidad cambiaria internacional

Juan Antonio Morales

Economista, profesor emérito de la Universidad Católica Boliviana

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Una de las consecuencias más importantes de la política monetaria restrictiva cuya principal manifestación es la subida de las tasas de interés de política por sus bancos centrales es la apreciación cambiaria. Es así que el dólar se ha apreciado con relación a otras monedas fuertes, monedas de los países de economía avanzada. En el primer semestre la apreciación del dólar ha variado entre 8,70% con relación al euro, y 17,9% con relación al yen japonés. 

Un efecto, tal vez indirecto, pero muy importante es que la apreciación del dólar deprime las cotizaciones de las materias primas, las que normalmente se fijan en dólares. Es también importante notar que hay un componente financiero en la demanda de materias primas. Ellas no son solo demandadas para fines productivos sino que también lo son como activos financieros. El aumento de las tasas de interés hace menos rentables las inversiones en materias primas, especialmente para las entidades financieras y reduce su demanda.

La apreciación del dólar con relación a las monedas de otros países de economía avanzada no tiene mayores consecuencias directas para nosotros, aunque sí indirectas, porque nuestro comercio con ellos es limitado. Posiblemente la apreciación del dólar con respecto al euro es la que tenga algún efecto que se not,e por las remesas a las familias de nuestros connacionales que han emigrado a España y otros países de la zona euro.

La política monetaria restrictiva, que también la han seguido los países de la región, condujo hasta mayo de este año a apreciaciones cambiarias. Con las excepciones del peso argentino, oficial y blue, y una pequeña devaluación del peso chileno, las otras monedas se apreciaron. La situación cambió empero en junio. Hasta ese mes casi la totalidad de las monedas de los países de la región se depreciaron, con la notable excepción de Brasil y Perú. Las inflaciones que están afectando a muchos países y la caída en los precios internacionales de sus exportaciones están incidiendo también en sus mercados cambiarios nacionales, a pesar de las políticas monetarias restrictivas. La estrepitosa caída del precio internacional del cobre ha deteriorado muy significativamente el peso chileno.

Todo hace pensar que la política monetaria restrictiva va a continuar en los Estados Unidos y que será seguida, tanto en los otros países de economía avanzada, como en los países de economía emergente. La opinión generalizada en los bancos centrales y de la mayoría de los analistas económicos, es la de que las tasas de interés tienen que seguir subiendo para contener a la inflación. El tema no es si ellas deben subir, sino a qué velocidad deben aumentar y hasta donde. Esto exige una calibración muy fina por los bancos centrales. Si se va demasiado rápidamente y excesivamente, las economías pueden enfangarse en una recesión profunda, agravada además por la apreciación cambiaria. Si se adopta una política muy gradualista de tasas de interés, ella puede perder eficacia en el control de la inflación. Los aumentos de precios continuarán y también las depreciaciones cambiarias. 

En un escenario muy revuelto, el mayor riesgo para nosotros está en que nos contagiemos la inestabilidad macroeconómica argentina. El peso argentino se ha ido depreciando muy aceleradamente en el mercado paralelo. La depreciación abarata, en dólares, una fracción importante de los productos argentinos, los que tienen precios controlados administrativamente. El contrabando, que se genera perjudica a nuestra producción nacional.  Los precios de los bienes argentinos, que no tienen precios administrados, han estado subiendo rápidamente y la inflación argentina es la segunda más alta, después de la de Venezuela, en la región. Hay la incertidumbre adicional acerca de lo que pasará si el gobierno argentino decide desembalsar algunos de los precios administrados.

Los argentinos, además de subsidiarnos con sus depreciaciones cambiarias, estarían contribuyendo a que Bolivia aumente su señoreaje, es decir la capacidad de obtener bienes y servicios reales mediante la emisión monetaria,  sin perder reservas internacionales, por el cambio de sus pesos por bolivianos. Esta situación es inestable y puede revertirse en cualquier momento. Los argentinos pueden decidir cambiar sus bolivianos por dólares.

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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Juan Antonio Morales

Economista, profesor emérito de la Universidad Católica Boliviana

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