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Más inmigración para combatir la inflación y la desigualdad (EE.UU.)

Ike Brannon y M. Kevin McGee consideran que las medidas adoptadas a principios de 2022 por la administración de Biden son un paso en la dirección correcta para mejorar la política migratoria de EE.UU.

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Por Ike Brannon1 y M. Kevin McGee2

El alza de la inflación en EE.UU. durante los últimos meses tiene a la administración de Biden buscando maneras de aliviar el nivel de los precios. Mientras que su habilidad de hacerlo es limitada, un aserie de cambios de política en la Casa Blanca a principios de 2022 fomentarán la cantidad de trabajadores inmigrantes en el sector tecnológico y podría ayudar a aliviar los precios de los productos de tecnología y darle un impulso a la economía.

La administración permitirá que los estudiantes extranjeros con una visa J-1 permanezcan en EE.UU. hasta tres años para trabajar y realizar entrenamientos prácticos. La visa J-1 tradicionalmente cubre a los académicos participando en programas de intercambio para realizar investigaciones, y las actuales regulaciones solo permiten 12 meses de entrenamiento práctico. Biden también expandió la cantidad de campos que califican para beneficiarse con esta oportunidad. La administración también amplió el rango de habilidades y conocimiento que calificará para que un trabajador reciba una visa O-1A, que se le otorga a las personas con una habilidad extraordinaria en los campos de las ciencias, los negocios, la educación o el atletismo.

Los trabajadores perdidos / Durante los últimos dos años, la pandemia ha exacerbado lo que ya era un mercado laboral apretado. Ahora hay 1,5 millones trabajadores menos participando en la economía estadounidense que aquellos que había antes de la pandemia, y una porción considerable de esa pérdida parece ser permanente. Este éxodo de trabajadores ha exacerbado los problemas en las cadenas de suministro que actualmente afligen a la economía estadounidense, los cuales muestran pocas señales de calmarse (Ver “Supply-Chain Myths”, p. 26).

Las empresas a lo largo de un amplio rango de industrias están luchando para atraer trabajadores calificados así como también para retener a los trabajadores actuales. El Buró de Estadísticas Laborales (BLS) reporta que un número récord de trabajadores renunciaron a sus trabajos en marzo, aún así las declaraciones de desempleo en abril se encontraron en un nivel históricamente bajo. Gran parte de la reducción en las tasas de participación laboral parece provenir de trabajadores mayores que dejaron sus trabajos, ya sea porque COVID hizo que el trabajo sea menos atractivo o porque la bonanza del mercado bursátil les permitió adelantar su fecha de jubilación. El empleo de las mujeres también ha caído de manera estrepitosa durante los últimos dos años, pero esto puede ser un fenómeno transitorio debido a los asuntos de cuidados de niños inducidos por la pandemia.

Mientras que los restaurantes y los productores de alimentos —dos industrias que suelen contratar a trabajadores con relativamente poca educación o entrenamiento— han tenido problemas notorios para mantener sus niveles de empleo, la escasez de trabajadores se están dando a lo largo de todo el abanico de habilidades. Muchas de las posiciones más difíciles de ocupar se encuentran en el sector de salud, un campo golpeado particularmente por las olas repetidas de la pandemia. El COVID también ha exacerbado la demanda de desarrolladores de software y de una variedad de ocupaciones de alta calificación.

Demanda creciente, oferta limitada / Las últimas categorías son todas áreas en la que los trabajadores nacidos en el extranjero tradicionalmente han ocupado una alta proporción de empleos, en gran medida porque las universidades —por una variedad de razones— no han sido capaces de entrenar a suficientes trabajadores nacidos en EE.UU. para satisfacer la demanda. Más de la mitad de todos los títulos de maestría en ciencias de computación e ingeniería fueron concedidos por instituciones estadounidenses de educación superior en 2019 a extranjeros no residentes.

Como parte de su agenda nacionalista, la administración de Trump dificultó considerablemente la inmigración de extranjeros a EE.UU. para trabajar y educarse. La pandemia obstruyó todavía más esta migración, y por lo tanto esas cifras no se han recuperado conforme el COVID empieza a retirarse. Esta reducción en el número de trabajadores nacidos en el extranjero es especialmente problemática porque los patrones demográficos actuales en EE.UU. —y en otros lugares— sugieren que la mayor escasez de trabajadores pronto podría volverse una condición permanente. Un estudio del BLS proyecta un declive constante en las tasas de participación en la fuerza laboral durante los próximos 40 años, conforme los últimos “babyboomers” en la cola de la distribución lleguen a su edad de jubilación. Un análisis reciente del sector privado sugiere que la pandemia sirvió para acelerar este declive.

Ayudando a los inmigrantes, ayudándonos nosotros mismos / Las acciones de la administración de Biden ayudarán a aumentar la capacidad de EE.UU. de retener a estos graduados altamente calificados en la fuerza laboral, aunque la cantidad de trabajadores nuevos que esto agregue será ligera comparada con la demanda total. Nuestras propias investigaciones sugieren que esta orden será especialmente beneficiosa para aquellas empresas ubicadas lejos de las costas densamente pobladas, conforme los inmigrantes son más proclives a ir dónde hay empleos. Esto también ayudará a crear y retener empleos en dichos lugares para trabajadores estadounidenses. Esta realidad contradice la narrative impulsiva —y simplista— que muchas veces emplean los opositores de la inmigración y que consiste en que los mayores números de trabajadores estadounidenses le quitarán empleos a los trabajadores nacidos en EE.UU.

Los estadounidenses no están acostumbrados a pensar acerca de la escasez de trabajadores, pero eso puede que cambie. Aumentar la cantidad de inmigrantes calificados podría ayudar a abordar ese problema conforme se reduce las presiones que la demanda laboral podría tener sobre los niveles de precios y la desigualdad de ingresos. Los esfuerzos de la administración de Biden no ofrecen una solución completa a un problema complejo, pero si constituyen un paso en la dirección correcta.

Lecturas:

  • “A Look at the Future of the U.S. Labor Force to 2060”, por Mitra Toossi. Buró de Estadísticas Laborales de EE.UU., Septiembre de 2016.
  • “Estimating the Economic Impacts of DACA”, por Ike Brannon y M. Kevin McGee. Estudio en desarrollo, 5 de septiembre de 2019.
  • “The Demographic Drought: Bridging the Gap in Our Labor Force”, por Ron Hetrick, Cassondra Martinez, y Hannah Grieser. Emsi Burning Glass, 23 de febrero de 2022.

*Este artículo fue publicado originalmente en elcato.org el 22 de agosto de 2022

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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