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Por qué los economistas no están de acuerdo si la inflación fue un problema de oferta o de demanda

Ryan Bourne el debate acerca del origen de la inflación gira en torno a lo que se considera que es el mandato y eficacia de la Reserva Federal.

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Por: Ryan Bourne

El año pasado, la inflación de los precios al consumidor de EE.UU. se registró en un 7%, la tasa más alta desde 1982. Pero los economistas parecen estar divididos sobre por qué el nivel de precios subió tan bruscamente.

Dejando de lado las sugerencias sin fundamento de los políticos sobre el papel de la codicia corporativa o la de concentración del mercado, economistas como Larry Summers John Cochrane afirman con seguridad que el problema radica principalmente en que se está inyectando demasiado estímulo macroeconómico a la economía. Otros, incluido James K. Galbraith e incluso, hasta hace poco, el presidente de la Reserva Federal (FED) Jerome Powell, han sugerido que la culpable fue la grave interrupción del suministro de bienes y servicios relacionada con el confinamiento por el COVID-19. Si los economistas no pueden ponerse de acuerdo sobre el origen de un fenómeno macroeconómico tan profundo, ¿qué fe puede tener el público en sus pronunciamientos?

En términos generales, los economistas están de acuerdo en qué causa la inflación. Como dijo Milton Friedman: “la inflación es siempre y en todas partes un fenómeno monetario. Y [la inflación] sólo puede ser producida por un aumento más rápido de la cantidad de dinero en circulación con respecto a la producción”. La gran mayoría de los economistas entiende que un nivel de precios en fuerte aumento es el resultado de demasiado dinero persiguiendo muy poca producción. El problema es que preguntar si es la oferta agregada o la demanda agregada la responsable, es como preguntar qué hoja de tijera corta el papel.

Atribuir culpa significa juzgar una línea de base de lo que se esperaría que sucediera y luego explicar por qué las cosas se desviaron. Eso requiere una visión sobre a qué debe apuntar la política macroeconómica y si las instituciones gubernamentales están logrando esos objetivos. El gran debate entre la oferta y la demanda, entonces, es más una guerra indirecta entre los economistas sobre el mandato y la eficacia de la Reserva Federal que cualquier otra cosa.

Supongamos que usted piensa que la Fed debería tener un mandato únicamente enfocado en la inflación: apuntar a la inflación de los precios al consumidor a una tasa promedio de, digamos, 2%. En 2020, la tasa de inflación fue del 1,3%. Lograr un nivel de precios consistente con su objetivo a finales de 2021 habría requerido una tasa de inflación del 2,7% en dicho año. En cambio, fue del 7,1%, lo que equivale (bajo este marco) a un grave error de política macroeconómica: una economía inundada de demasiado dinero dado el potencial económico para producir bienes y servicios.

De hecho, en el momento del Plan de Rescate Estadounidense de Joe Biden, el ex-secretario del Tesoro Larry Summers advirtió que la postura macroeconómica combinada, fiscal y monetaria, estaba produciendo un estímulo mucho más allá de lo que uno esperaría para cerrar cualquier déficit en la producción de su potencial de producción. Desde su punto de vista, un fuerte aumento en los niveles de precios era una consecuencia predecible de un estímulo del lado de la demanda que era demasiado grande. Esta opinión se ve reforzada por la evidencia de que la inflación de EE.UU. y nuestro estímulo han sido mucho más altos aquí que en Europa.

Es cierto que algunos factores de la oferta interna –como un crecimiento demográfico lento, ciertas interrupciones en la cadena de suministro, programas gubernamentales de asistencia social que desincentivan la oferta laboral, y los continuos acuerdos del teletrabajo durante la pandemia– podrían haber reducido la capacidad productiva de la economía en más de lo previsto por la Fed, ya sea reduciendo la disponibilidad de insumos o debilitando el crecimiento de la productividad.

Pero, en el mejor de los casos, la Fed no pudo prever que la oferta respondería menos a la nueva demanda que a la habitual, dada la pandemia; en el peor de los casos, los gestores de políticas –a sabiendas– mantuvieron el dinero demasiado suelto. De cualquier manera, en retrospectiva, los errores de la Fed en el lado de la demanda son los culpables de la inflación por encima del objetivo.

Entonces, ¿cómo otros pueden economistas concluir que la inflación del año pasado fue un fenómeno del lado de la oferta?

Una respuesta es que no todos los economistas creen que los bancos centrales deberían apuntar a la inflación. Por una amplia gama de razones –incluido el hecho de que es difícil estimar el “potencial de producción” de la economía– economistas como Scott Sumner, de la Universidad de George Mason, han argumentado que el mandato de la Reserva Federal debería ser apuntar a un constante aumento del PIB nominal cada año como el medio menos perjudicial para generar estabilidad macroeconómica. Bajo este marco, la Fed debería simplemente preocuparse por el nivel general de demanda agregada y no preocuparse por el nivel de precios al consumidor en particular.

Esta línea de pensamiento lleva a conclusiones muy diferentes sobre el 2021. Supongamos que se considera que el trabajo de la Fed apunta a lograr un nivel del PIB nominal consistente manteniendo su tasa de crecimiento de los 5 años anteriores a la pandemia (un promedio de 3,9% anual). Entonces concluiría que, hasta el tercer trimestre de 2021, la Reserva Federal alcanzó casi a la perfección su objetivo de recuperación. La demanda, en otras palabras, estuvo en su punto durante la mayor parte del año pasado.

Si se acepta esto, entonces es lógico pensar que el hecho de que el crecimiento del PIB nominal de 2021 haya consistido en una mayor inflación a la esperada y un crecimiento del producto real más débil de lo esperado, debe ser culpa de las condiciones del lado de la oferta. Después de todo, ¡la Fed hizo su trabajo por el lado de la demanda! No tiene palancas que aumenten el suministro de chips semiconductores, aumenten la población o desbloqueen la capacidad del puerto para cualquier nivel de demanda dado. Todo lo que puede hacer es garantizar que la demanda continúe aumentando constantemente cada año.

Desde este punto de vista, entonces, los problemas del lado de la oferta relacionados con la pandemia son evidentemente los culpables de la inflación que hemos visto. Habría sido incorrecto y perjudicial haber aplicado una política más estricta (aunque ahora que la tendencia del PIB nominal está ligeramente por encima del objetivo, una política más estricta probablemente era apropiada incluso en este marco).

La Fed real ni tiene un simple mandato de inflación, ni objetivos de niveles de PIB nominal. En cambio, tiene un mandato dual que incorpora tanto la inflación como el empleo. Pero si está buscando una razón por la que los economistas pueden mirar los mismos hechos y llegar a conclusiones aparentemente opuestas, hay una explicación simple: es porque no están de acuerdo sobre cuál debería ser el mandato de la Reserva Federal.

Ryan Bourne es es catedrático R. Evan Scharf para la Comprensión Pública de la Economía en el Cato Institute.

*Este artículo fue publicado originalmente en elcato.org el 17 de febrero de 2022.

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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