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Me han preguntado si hoy en Bolivia existe libertad de expresión. Respondí que sí, pero… precisé también que una cosa es difundir casi libremente lo que piensas (auto restricción aplica) o de otros y, otra cosa muy pero muy diferente es, que por ello, no sufras desde el poder indebidas consecuencias, que no debieran existir en una sociedad libre en la que por tu forma de ver el mundo, no termines en una suerte de apartheid o algo peor.
Y es que así como está el estado del arte de la tecnología y especialmente, el libre acceso que tenemos a las redes sociales, como no estamos en esas asquerosas tiranías como la China, Rusa, Coreana (del Norte) o por estos lares, la Cubana que con tanto entusiasmo apoyan algunos personajes; mutatis mutandis, podemos acceder sin muchas dificultades desde nuestro celular o computadora y, sea Twitter, Facebook u otras RRSS, publicar y difundir lo que nos plazca. Algunos incluso, somos tan privilegiados, que podemos difundir nuestras ideas en estos medios masivos de comunicación impresos y digitales.
Recordemos que el verso constitucional señala que los bolivianos tenemos el derecho civil de expresar y difundir libremente pensamientos y opiniones por cualquier medio de comunicación, oral, escrito o visual y, además, acceder a la información, interpretarla, analizarla y comunicarla, otra vez libremente y de manera individual o colectiva. Completísimo.
Por su parte, la CORTE IDH tiene una sólida línea jurisprudencial –vinculante- por la que ha desarrollado su famosa doctrina del doble estándar de dimensiones, por la que los ciudadanos no sólo tenemos el derecho y libertad de expresar nuestro pensamiento, sino de buscar y recibir ideas e informaciones de, conste, toda índole y, como no hay censura previa si se restringiera así sea indirectamente esa libertad, no sólo resultaría el derecho de esa persona conculcado, sino también el de todos a recibir y conocer información.
Además ha resuelto, que esos mecanismos de protección de tan deliciosa libertad, alcanzan no sólo a las ideas que son favorablemente recibidas o consideradas inofensivas o indiferentes, sino también a las que chocan, inquietan u ofenden al estado o una fracción de la población. Tales son las demandas del pluralismo, tolerancia y espíritu de apertura; sin ellas, no existe sociedad democrática.
Por si acaso, tratándose de servidores públicos u otros que ejercen funciones de tal naturaleza incluyendo las políticas, la CORTE IDH tiene una célebre línea sobre su diferente umbral de protección, dado el carácter de interés público que conllevan sus actuaciones. Aquellas personas que influyen en cuestiones de interés público se han expuesto voluntariamente a un escrutinio más exigente y consecuentemente, quedan expuestos a mayor riesgo de sufrir críticas e incluso sus actividades salen del dominio de la esfera privada, para insertarse en la esfera del debate público. Que conste en obrados.
Pues bien, así las cosas, me ratifico: en la Bolivia actual existe libertad de expresión, entre otras causas porque el poder político no puede controlar por todos los flancos su ejercicio, pues la tecnología ha desbordado sus reales posibilidades, aunque ganas no les faltan, pero definitivamente, no pueden.
Sin embargo, a veces por medios directos más evidentes y públicos y otras, por indirectos que incluso no suelen usualmente percibirse por todos: amenaza, castiga y discrimina a quienes ejercen esa libertad, indispensable de toda genuina democracia, incrementando la autocensura. Por eso, la MAFALDA decía: “¿Practicas algún deporte de riesgo?: Sí, a veces doy mi opinión!!!
*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo