Opinión

Están yendo demasiado lejos

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La frase le corresponde a Juan Ramón Quintana, quien lanzó una advertencia al gobierno de Luis Arce, al terminar el 2022. El evismo ya no permitirá más ataques alevosos contra su caudillo que vienen de parte de traficantes de la política, sicarios y testaferros del arcismo. Un anuncio lleno de calificativos de que se aproxima la batalla definitiva en el MAS: la candidatura presidencial.

Atrás quedan las escaramuzas por el cambio de ministros o por mantener presencia en espacios clave de los órganos de poder. De lo que se trata ahora es derrotar al enemigo interno, a ese que es visto como coludido con la derecha boliviana y Estados Unidos. Es una apuesta al todo o nada.

“Están yendo demasiado lejos”, exclamó Quintana y tenía razón. Las arremetidas contra Evo Morales desde el oficialismo no solo que no cesaron, sino que en enero se produjo una embestida que puede marcar el punto de no retorno entre evistas y arcistas.

Se presentó un recurso al Tribunal Constitucional Plurinacional para acabar con la presidencia vitalicia de Morales en el masismo. Fue como haberlo puesto al frente del paredón y esperar la orden para que los magistrados del TCP, aquellos que fueron elegidos en su régimen, ejecuten el fusilamiento político.

Fue una operación minuciosamente calculada. Presentó el recurso una mujer del MAS que no huyó en 2019, como sí lo hicieron los jerarcas partidarios, y fue apresada en el gobierno transitorio. La demandante, por tanto, cuenta con respaldo moral para cuestionar el liderazgo ad aeternum del exjefazo.

Ahora ejerce como diputada y, por tanto, se encuentra habilitada para interponer recursos ante el Tribunal Constitucional. Es jefa de bancada del MAS en Santa Cruz y eso le da mayor peso político interno ante cualquier reacción desbocada del evismo.

Deisy Choque presentó un recurso de inconstitucionalidad contra ciertos artículos del estatuto del MAS para poner fin a la dirigencia perpetua de Morales y de paso cortarle el financiamiento vía aportes de los militantes dizque voluntarios. Morales y los suyos entendieron que efectivamente el arcismo está yendo demasiado lejos y fue el propio caudillo quien respondió desde el Chapare.

“Destruir al MAS-IPSP es destruir a Evo”, afirmó, comparándose con Juan Domingo Perón y el peronismo en Argentina o Hugo Chávez y el chavismo en Venezuela. Sintió el golpe e intentó trasladarlo al conjunto de su partido o al menos a la corriente del evismo. Las esperanzas de ciertos personajes del oficialismo de una reconciliación interna terminaron por disiparse.

En paralelo se divulgó un audio en el que se escucha a Morales decir “hasta cuando vamos a aguantar al Lucho” y se realizaron cuatro operativos antidrogas en el Chapare, en las tres primeras semanas de este año, en los que se decomisó más de una tonelada de cocaína y dos megalaboratorios listos para comenzar a producir droga de alta pureza fueron destruidos.

La ofensiva interna estaba en marcha y el objetivo, cada vez más claro: impedir la candidatura de Morales en 2025 arrebatándole el partido.

El arcismo consolidó la cooptación de sectores sociales agrupados en el Pacto de Unidad, tomó control absoluto de la Policía y las Fuerzas Armadas para evitar sorpresas y alineó a los otros poderes del Estado a su objetivo. La excepción es el Legislativo, donde existe presencia activa de los parlamentarios evistas. La decisión fue neutralizarlo y prueba de ello es el mensaje presidencial del 22 de enero desde la Casa Grande.

El contraataque evista fue de menor dimensión. El impresentable exviceministro Nelson Cox acusó al Ministro de Gobierno de mentir y presentar como nuevos depósitos de dinero realizados en 2019 por Luis Fernando Camacho al entonces comandante de la Fuerza Aérea Boliviana, Gonzalo Terceros. Dijo que fue un trabajo de inteligencia completado y firmado en 2020.

El diputado Héctor Arce volvió a la carga con la corrupción en la Administradora Boliviana de Carreteras y anunció que presentará un audio e información confiable que evidencian que altas autoridades del Ejecutivo recibieron sumas de dinero por la adjudicación de obras camineras o la contratación de empresas para el mantenimiento de las vías.

No se equipararon al recurso presentado al máximo tribunal de justicia constitucional, cuyo fallo es inapelable y puede significar el paso de Morales a los anales de la historia política de Bolivia sin partido y sin candidatura porque resulta impensable ver al “líder de los oprimidos” como postulante de una organización que no sea el MAS.

El “están yendo demasiado lejos” de Quintana también puede aplicarse a las acciones del Gobierno y sus operadores de justicia contra las oposiciones, en concreto contra Luis Fernando Camacho y Jeanine Áñez, y que pueden alcanzar a otros actores partidarios, cívicos, sociales y ciudadanos.

Están yendo tan lejos que a Áñez le están borrando su condición de Presidenta de Bolivia 2019-2020 y a Camacho pretenden dejarlo sin cargo de Gobernador del departamento de Santa Cruz. El objetivo es que sean  un par de “golpistas” a los que hay que caerles con todos para escarmentar a los otros opositores.

En lo interno, Quintana anunció que dejará la hamaca y retornará a la trinchera política este año para defender a Morales en las batallas finales, aquellas que definirán quién será el candidato del MAS en 2025. Seguramente se sumarán otros exministros y dirigentes partidarios con cualidades de estrategas políticos. En cuanto a las oposiciones, el arcismo avanzará con tranquilidad, mientras no irrumpa un liderazgo nuevo que encarne una alternativa renovada capaz de articular a los sectores democráticos y de generar esperanza en la gente.

 

 


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