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En torno a la efeméride republicana del 6 de agosto, el anterior y el actual vicepresidente del “Estado Plurinacional” se encargaron de poner la nota anticolonialista. Álvaro García Linera, reapareciendo de su autoexilio académico en Argentina para hacer una ofrenda a la Pachamama en Achacachi, en el mismo día y municipio donde un joven estuvo a punto de ser sacrificado en una ceremonia ancestral, sin que exista relación aparente entre ambos sucesos. Coincidencias significativas, diría Carl Gustav Jung.
Por su parte, David Choquehuanca se dirigió a la Asamblea Legislativa con un discurso rocambolesco, acusando a la democracia de “dividir” y hablando de una “recolonización por las redes sociales”, del “totalitarismo mediático, la indiofobia y la infocracia” y de una “era del capitalismo financiero” que será derrocada por la “rebelión del décimo Pachakuti”.
En suma, un derroche de pensamiento mágico, clave con la que Choquehuanca aspira a concentrar el liderazgo sobre los pueblos indígenas del altiplano de Bolivia. Estos conforman uno de los tres pilares en los que aparece subdividido actualmente el Movimiento Al Socialismo, siendo los otros el estamento burocrático que encabeza el presidente Luis Arce y el poder fáctico que acaudilla Evo Morales en El Chapare, región donde más del 90% de la producción de hoja de coca va a parar a fines ilegales, según mediciones de la ONU.
Los brotes de indigenismo mágico de los “vices” dan cuenta de la mentalidad premoderna que domina en el populismo masista, refractario a la tríada ciencia-mercado-democracia que es la base de la cultura occidental y, en gran medida, global. De ahí que planteen una supuesta “democracia comunitaria” del consenso o la unanimidad, donde hay algún eco de las viejas “democracias populares” del bloque del este.
Y es que, paradójicamente, muchas veces los artefactos ideológicos anticoloniales resultan tener una factura europea en su origen. Es el caso del plurinacionalismo, realmente una creación del austromarxismo de Otto Bauer, pasado por el tamiz de los podemitas españoles que diseñaron los proyectos refundacionales aprobados en las Asambleas Constituyentes de Bolivia, Venezuela y Ecuador, y que ahora se intentan imponer en Chile.
De igual forma, no sería difícil rastrear los orígenes del unanimismo de Choquehuanca en la teoría proto-totalitaria de Jean-Jacques Rousseau sobre la Voluntad General.
En cualquier caso, la necesidad de sostener las ficciones del indigenismo mágico también están detrás de la polémica postergación del Censo, que podría evidenciar lo que ya muestra la Encuesta Nacional de Hogares 2021 del INE: que sólo el 26% de los encuestados se identifica con algún pueblo indígena y que el 76% tuvo como lengua materna el castellano.