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China y Nicaragua: el dragón perdona, pero no olvida

China ha decidido reactivar las relaciones con Nicaragua, sin embargo, es evidente que se esta vengando por los 14 años en los que Ortega los trató como un socio de cuarta

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Por Arturo McFields Yescas1

La relación con China Popular que prometía traer prosperidad, inversiones y empleos, avanza a paso lento, muy lento. Ha transcurrido un año desde el restablecimiento de relaciones diplomáticas y el gigante asiático no figura entre los 10 principales mercados exportadores de Nicaragua y todavía no ha concretado ninguna de sus promesas.

Durante 14 años en el poder, Daniel Ortega mantuvo una relación secreta y marginal con China, limitada a encuentros esporádicos con figuras políticas de poca monta. Nicaragua se negó a romper relaciones con Taiwán, una humillación que China perdona, pero no olvida.

El restablecimiento de relaciones

Las relaciones de periferia entre China y Nicaragua comenzaron a cambiar en 2018, cuando Ortega se ve arrinconado contra las cuerdas por los crimines de lesa humanidad, los fraudes electorales y el aislamiento internacional. Es allí cuando la dictadura acude silenciosamente al dragón chino, con el rabo entre las piernas, sumiso y cortejando su voto en el Consejo de Seguridad de la ONU. Aquí comenzó a romperse la luna de miel con Taiwán.

El 9 de diciembre de 2021 en cadena nacional, Nicaragua anuncia la ruptura definitiva de relaciones con Taiwán y su rendición absoluta a la política de Una Sola China. El día 10 de diciembre Laureano Ortega, el heredero de la dictadura, firma en Tianjin, un acuerdo con el vicecanciller Ma Zhaoxu, oficializando el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre ambos países. De esta forma la dictadura le gritaba a Europa y Estados Unidos que no estaba huérfana y que contaba con poderosos padrinos en la arena internacional.

Un comercio desigual y una cooperación escasa

La luna de miel fue breve. Tras un año de relaciones bilaterales es evidente que China compra poco a Nicaragua, pero le vende mucho, 70 veces más para ser exactos. El Banco Central de Nicaragua informó en noviembre que, durante los primero 9 meses de 2022, las exportaciones a China fueron de apenas 11.3 millones de dólares y las importaciones rebasaron los 798 millones.

La relación comercial con China ha sido escasa y asimétrica. Estas exportaciones son pírricas si se compara con las ventas a Estados Unidos que totalizaron 1,425 millones de dólares en igual periodo. Esto sin sumar los empleos bien pagados que caracterizan a las empresas norteamericanas y las remesas que este año se acercan al número mágico de 3mil millones de dólares. Así es, Estados Unidos, no China, sigue siendo por amplio margen, el principal motor que impulsa la economía de Nicaragua.

Error de cálculo

Mientras Costa Rica, Panamá y El Salvador rompieron con Taiwán recibiendo importantes propuestas comerciales e inversiones en infraestructura, Ortega se ofreció a China de gratis. No necesito ser cortejado. El dictador nicaragüense estaba desesperado por contar con el apoyo de una superpotencia mundial tras las fraudulentas elecciones de noviembre 2021 y la masacre de 2018. Lo que Ortega y Murillo jamás sospecharon fue que China no les retribuyera, a como están acostumbrados, con millones de dólares su ruptura diplomática con Taiwán. Un grave error de cálculo.

La diplomacia de las vacunas

La fría relación entre China y Nicaragua se puso en evidencia con las vacunas del Covid-19. Llama la atención que mientras Nicaragua recibió 3 millones de vacunas, El Salvador obtuvo 6.4 millones de forma oportuna y en lo más álgido de la pandemia. En Nicaragua las vacunas chinas llegaron tarde, los primeros países en decir presente fueron España, la Unión Europea, Canadá y… así es… Estados Unidos de América.

Por otra parte, mientras Nicaragua no ha logrado concretar ningún desembolso especifico de China, más allá de la promesa de un TLC y un proyecto de viviendas que todavía no pega un bloque, el régimen de Cuba recibió hace unas semanas un donativo de 100 millones de dólares de manos de Xi Jinping, a quien Ortega ni siquiera conoce en persona.

Ortega un peón en la geopolítica de superpotencias

Mientras Brasil, Chile, Argentina y otros países sudamericanos tienen un robusto intercambio comercial con China, en la región Centroamericana este comercio es liderado por Panamá y en menor medida por Costa Rica. Nicaragua con mucha dificultad ha podido insertar en el mercado chino productos como grasas, aceites y en algunas ocasiones azúcar.  Unas migajas del pastel.

La dictadura nicaragüense lo único que puede ofrecer al gigante asiático es una ficha menos en el tablero de Taiwán y una posición geopolítica ante posibles escenarios bélicos. A la China imperial, al igual que a Rusia, siempre le resulta conveniente contar con un país servil y enfermizamente antagónico a los Estados Unidos. Ortega es un peón perfecto para el trabajo.

El dragón perdona, pero no olvida

China ha decidido reactivar las relaciones con Nicaragua, sin embargo, es evidente que se esta vengando por los 14 años en los que Ortega los trató como un socio de cuarta. Esto explica porque no ha habido donativos reales, proyectos en ejecución, los siete meses que tardaron en nombrar embajador en Managua y lo que es todavía peor, por qué Xi se ha negado a darle una invitación de jefe de estado al dictador nicaragüense. Ortega debería recordar que China es un imperio y los imperios perdonan, pero jamás olvidan.


1Arturo McFields Yescas es diplomático, periodista y ex miembro del Cuerpo de Paz de Noruega (FK). Fue embajador de Nicaragua ante la OEA.

*Este artículo fue publicado en panampost.com el 12 de diciembre de 2022

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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