OpiniónEconomía

Después del conflicto, ¿qué?

Pablo Mendieta Ossio

Economista en el campo de políticas públicas

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Como lo señalé la semana pasada, nos podríamos haber evitado los costos del conflicto a nivel departamental y nacional si es que las cosas se habrían hecho bien desde el inicio y las instituciones habrían funcionado.

Ya no queda “llorar sobre la leche derramada”. Más allá de lo perdido, la interrogante es qué viene ahora y qué debemos hacer.

El diccionario Collins de inglés ha declarado la acepción “permacrisis” como la palabra de 2022, haciendo referencia a una situación extendida de inseguridad e incertidumbre, según el especial de fin de año de The Economist.

En nuestro caso, desde la crisis política de 2019, pasando por la pandemia y el conflicto reciente, hemos estado marcados por una situación constante de tensión e incertidumbre con ingresos familiares más bajos que antes de 2019.

Las perspectivas no se ven promisorias puesto que organismos e instituciones internacionales vaticinan una desaceleración el año siguiente e incluso recesión en varios países avanzados que van desde Reino Unido hasta Chile.

Frente a ello, quienes lideran las actividades económicas en pequeña o gran escala enfrentan desafíos importantes, para lo cual resumo las recomendaciones de la reconocida consultora McKinsey sobre cómo afrontar esta etapa.

La primera es seguir construyendo resiliencia. Es decir, estar preparados y anticipados a cualquier dificultad en los ámbitos operativo, financiero, tecnológico, organizacional, reputacional y de negocios. Tal vez la pregunta básica que nos debemos hacer empieza con “qué pasa si…”. La construcción de escenarios es crucial para una familia, una empresa y ni qué decir un país.

El segundo es coraje. Suena fácil decirlo, pero difícil aplicarlo. Pero es ese coraje que nos lleva a enfrentar cada nueva jornada, incluso con entusiasmo. Un antiguo y famoso libro de un comunicador (Dale Carnegie) indicaba que pensemos en la peor situación que podría pasar y a partir de ese escenario construir una ruta para mejorar. En este caso, es el coraje que nos puede llevar a delinear una ruta hacia arriba en todo sentido.

En tercer lugar, está encontrar esas nuevas oportunidades en medio de la crisis. Cuando tuvimos la pandemia, pudimos reinventarnos y transformar la peor crisis de estos años en un momento para replantearnos no solo los negocios, sino la forma de encarar nuestra cotidianidad.

En cuarto se encuentra la adopción de nuevas tecnologías. Nos ha tocado una época de innovación y transformación apresurada. Hace 10 años pude visitar Londres para un curso de econometría bayesiana. Me sorprendió que en el aeropuerto de Heathrow ya no había personas para la atención en ventanilla, sino computadoras en las que se hacía el chequeo de ingreso.

Me asombré al ver a varios adultos mayores manejar estos dispositivos con soltura. Sé que tuvieron que aprender nuevas habilidades, pero lo hicieron y bien. Y apunto también las otras dos recomendaciones de McKinsey: i) animarse a colaborar con el medio ambiente y su preservación, un aspecto que lo vemos y vivimos acá con las quemas y otros problemas que vienen de la mano de la ilicitud e informalidad; y, ii) valorar a las personas y al capital humano, en una época en la que las emociones nos juegan en contra y la crisis parece interminable.

Añado a esa recomendación la capacidad de discernir entre lo que se puede cambiar o no, según la plegaria de la serenidad de Reinhold Niebuhr: “Dios concédenos la serenidad para aceptar todo lo que no podemos cambiar, coraje para cambiar lo que podemos; y la sabiduría para reconocer la diferencia”.

El final de esta oración es sublime: “Viviendo día a día, disfrutando de cada momento, sobrellevando las privaciones como un camino hacia la paz. Aceptando este mundo imperfecto tal cual es y no como yo creo que debería ser, tal como lo hizo Jesús en la Tierra.

Confiando en que obrarás siempre para bien; y sabiendo de que, entregándome a Tu voluntad, podré ser razonablemente feliz en esta vida y alcanzar la felicidad suprema a Tu lado en la próxima. Amén”.

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo

 


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Pablo Mendieta Ossio

Economista en el campo de políticas públicas

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