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El mercado laboral boliviano y sus condiciones tan precarias se han convertido en una barrera para los nuevos profesionales. Obtener un puesto laboral que cumpla nuestras expectativas y vayan acorde a nuestro nivel de formación académica, se reduce a una cifra de ofertas mínimas.
En Bolivia, el porcentaje de jóvenes que buscan un trabajo activamente aumentó un 35% en los últimos seis años. El mayor incremento del desempleo se centra en las fases avanzadas de la formación profesional. Mientras tanto, los de áreas técnicas tienen mayor flexibilidad al ser trabajadores independientes y poder autoemplearse.
En la actualidad, 6 de cada 10 profesionales no logran encontrar trabajo correspondiente a su carrera. Si bien en el país existen alrededor de 60 universidades entre públicas y privadas, además de 280 institutos técnicos, más de la mitad de las sociedades de profesionales y sector empresarial, ven que la formación es regular entre los salientes. Esto porque el sistema de educación universitario boliviano no ha logrado adaptarse al ritmo de la demanda actual.
Aún predominan las clases tradicionales, donde el docente tiene el conocimiento absoluto, sin dar lugar a mayor interacción en clase con los estudiantes, siendo que de esta dinámica se puede analizar sistemáticamente si el método de formación está siendo útil; también se observa una baja implementación de enseñanza sobre habilidades en diferentes programas informáticos, si bien el uso de la tecnología en información y comunicación en Bolivia es precario comparado con el resto de Latinoamérica, para un recién graduado postular a puestos de trabajo sin tener los conocimientos y las certificaciones requeridas en dicha área, dificulta su aceptación en cualquier puesto laboral.
Asi mismo, se debe desarrollar cambios en los métodos tradicionales de evaluación, donde sólo se tienen en cuenta la asimilación de lo avanzado mediante un examen escrito ´´de memoria“ igual o casi igual al texto que el docente maneja en el aula. El profesional se gradúa con tan solo herramientas básicas, siendo que en la actualidad ya no solo se exige conocimientos y capacidad de adaptación en su área, sino también un buen desenvolvimiento a nuevos espacios ajenos a su carrera, debiendo tener la facultad de ingresar con propuestas e innovaciones.
Simultáneamente, un desaliento importante para los profesionales del país es que el nivel salarial se relaciona más con el cargo, el cual en muchas ocasiones es obtenido por el peso del contacto, que es superior al grado de formación académica del postulante.
Por todo lo mencionado, el desplazamiento de jóvenes es tan intenso actualmente que transforma la composición poblacional de los municipios y ciudades del país constantemente. Santa Cruz, Cochabamba, Tarija y Pando son los cuatro departamentos que concentran la mayor tasa de migración interna del país por mejores oportunidades laborales según un estudio realizado recientemente. La Paz, a pesar de ser uno de los principales departamentos del país, se ve excluída debido a que gran parte de los empleos que se concentran son del sector público, en el cual no hay oportunidades salvo se pertenezca al partido de Gobierno de turno.
Paralelamente, con el grupo anterior, hay un alto porcentaje de profesionales que optan por emigrar al exterior; Argentina, Brasil, Chile, España y Estados Unidos han sido los principales países que acogen a ciudadanos bolivianos, los cuales realizan principalmente trabajos de mano de obra. La formación técnica en este grupo de migrantes ha sido indispensable para poder adaptarse a cualquier rubro y sustentarse en los países vecinos. Sin embargo, las personas con mayor instrucción académica ven como salida realizar estudios superiores afuera del territorio nacional, con la esperanza de encontrar posteriormente un puesto laboral adecuado en el país donde culminen su estudio.
Otro grupo importante de profesionales, son aquellos que buscan oportunidades de crecimiento al emprender un negocio. La más grande de las limitaciones que sufren los empresarios bolivianos tiene que ver con el pago de impuestos y la dificultad de acceder a métodos de pago fáciles y eficientes. A pesar de ello, este grupo ha crecido un 25% desde el 2020, siendo dirigidos por hombres y mujeres menores de 30 años en su mayoría. Estos nuevos negocios, han sufrido cambios importantes en los últimos meses. Ahora, hay más presencia femenina entre los emprendedores, ocupando un 42% del total, por otro lado, estas empresas inicialmente generaban de 2 a 4 espacios laborales, actualmente se estima que llegan a un mínimo de 6.
Como se vio en los puntos de arriba, los bolivianos somos conocidos por nuestra capacidad de emprender y salir adelante de una u otra forma a pesar de las dificultades. Pero ¿Qué se necesita para seguir posibilitando mayores oportunidades de desarrollo? Apoyo y estímulo, que puede resumirse en; cambios estructurales profundos en la formación universitaria, mayor capacitación sobre habilidades administrativas y tecnológicas independientes de la carrera estudiada, introducción de mayores conocimientos técnicos durante la profesionalización, promoción e inversión en la investigación científica y facilitación o apoyo legal si se pretende iniciar un emprendimiento.
La sociedad actual está demandando, no solo jóvenes con amplios conocimientos, sino también con las actitudes necesarias para hacer frente a los retos que se presentan en los nuevos tiempos. Por ello, es necesario brindarles a nuestros profesionales un buen nivel de formación integral, con las herramientas adecuadas para un mejor desenvolvimiento laboral y por ende, una mejor calidad de vida en el lugar donde se encuentren.