Opinión

La pieza que está faltando

Escucha la noticia

No saber con exactitud qué tipo de información ha procesado o está procesando el gobierno de Estados Unidos sobre actividades delictivas de exautoridades bolivianas lo tiene más que nervioso. Se ha confinado en el Chapare y desde allí envía mensajes a través de sus redes sociales y sus apariciones dominicales en la multimedia cocalera.

Maximiliano Dávila, su último jefe antidrogas, fue aprehendido el sábado 22 de enero de este año en la frontera con Argentina por legitimación de ganancias ilícitas derivada de su vinculación con el tráfico de drogas y armas, actividad investigada por la DEA entre julio de 2019 y fines de 2020.

Recién el domingo 30, ocho días después, se pronunció por primera vez sobre la caída de Dávila a través de Radio Kawsachun Coca, asegurando que el informe de la agencia antinarcóticos de Estados Unidos no lo incluye como parte de la investigación transnacional.

Pero, durante la semana siguiente se conoció el ofrecimiento de una recompensa de 5 millones de dólares del Departamento de Estado por información que ayude a conducir a la condena de Dávila. Esta vez no esperó mucho y el domingo 6 de febrero volvió a pronunciarse, pero en otro tono.

En su cuenta de Twitter, escribió dos mensajes de denuncia, que en el fondo son de victimización, en sentido de que es espiado y perseguido por “la derecha” o el “imperialismo”, y que buscan descuartizarlo políticamente con mentiras, intrigas y falsas acusaciones.

¿Qué pasó para que pase de una postura de relativa tranquilidad a otra de extrema inquietud? Es evidente que la recompensa gringa para que Dávila enfrente una sentencia en Estados Unidos, para lo cual deba ser extraditado, le ha movido el piso.

Al día siguiente, el diario Página Siete de La Paz informó sobre la pieza que está faltando para armar el rompecabezas, esa ficha que el exjefazo sabe que puede ser determinante en la investigación de narcovínculos de políticos bolivianos con poder hasta 2019.

Esa pieza es Felipe Cáceres García, exdirigente cocalero del Chapare, exalcalde de Villa Tunari en dos gestiones consecutivas (de 1996 a 2005) y exviceministro de Defensa Social durante los 14 años del gobierno de Evo Morales-

No solo que Cáceres nombró a los directores de la fuerza antidrogas del país, sino que era el encargado de las labores de interdicción. Y así como puso a Dávila al mando de la lucha contra las drogas, anteriormente posesionó en ese cargo a René Zanabria y Óscar Nina, dos generales de la Policía sentenciados en Estados Unidos y en Bolivia por delitos de narcotráfico.

El diario paceño describió a Cáceres como el “chapareño millonario del MAS”, ya que en su última declaración jurada de bienes y rentas ante la Contraloría reportó un patrimonio de 9.251.814 de bolivianos, monto mayor a las cifras declaradas por los exprimeros mandatarios del país.

Estuvo en la función pública 23 años con sueldos de alcalde y viceministro, pero también con emprendimientos privados como el alquiler a la Alcaldía de Villa Tunari, entre 2007 y 2008,  de su hostal Habana Las Cocas.

Cáceres era el punto de conexión entre la Policía y su unidad especializada FELCN con el poder político que define cómo se debe encarar la lucha contra las organizaciones nacionales y extranjeras dedicadas al procesamiento de drogas en territorio boliviano y al tráfico internacional de estupefacientes.

¿Dónde está Felipe Cáceres García? ¿Se encuentra todavía en el país? ¿Por qué no defiende su larga gestión como principal autoridad política de lucha contra el narcotráfico? ¿Quién o quiénes le sugirieron a Maximiliano Dávila para que asuma la Dirección de la FELCN? ¿Sospechó de la  vinculación de Dávila con narcotraficantes?

El actual director de la fuerza antinarcóticos, el coronel José María Velasco, afirmó a fines de enero que el caso Maximiliano Dávila pasaría a manos de la fiscalía de sustancias controladas y, en la parte operativa de la investigación, a la fuerza policial que ahora conduce.

¿La investigación sólo abarcó los movimientos económicos y el patrimonio de Dávila? ¿Qué grado de complicidad tuvo con el exmayor Omar Rojas Echeverría en el tráfico de 1,3 toneladas de drogas a Estados Unidos? ¿Qué rol jugó Jorge Alexander Rojas Echeverría, hermano del extraditable, y exinspector General de la Policía? ¿Investigaron al exviceministro de Defensa Social y a otras exautoridades de gobierno?

La DEA sí lo hizo y por eso el nerviosismo inocultable que brota desde el Chapare. La última muestra fue la advertencia que lanzó Morales este miércoles 9 de febrero, tres días después de sus mensajes de victimización. Afirma que quienes se presten a la “conspiración de la DEA”, serán traidores a la lucha contra “el imperialismo de Estados Unidos”.

Por el momento, los narcovínculos del régimen de los 14 años se encuentra en el terreno de la conjetura. Si las investigaciones efectuadas o que estén en pleno desarrollo fuera del país revelan y comprueban relaciones de políticos bolivianos con mafias del narcotráfico, el nerviosismo de hoy podría convertirse en pavor mañana. De ahí la importancia de la pieza que está faltando en el rompecabezas.


Cuentanos si te gustó la nota

100% LikesVS
0% Dislikes

Publicaciones relacionadas

Abrir chat
¿Quieres unirte al grupo de Whatsapp?
Hola 👋
Te invitamos a unirte a nuestro grupo de Whatsapp