OpiniónEconomía

Las luces de Santa Cruz

Christian A. Aramayo Arce

Presidente de la Fundación Gobierno Abierto y Director del Centro de Desarrollo Humano y Empleabilidad de la UAGRM

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La situación no es la mejor: a la crisis económica y a la inestabilidad política, se le suma la declaración de desastre en más de 130 municipios del país porque no tienen agua y una contaminación del aire sin precedentes en al menos 5 departamentos del país.

Si en plena oscuridad, la luz más tenue es muy valorada, en medio de las situaciones más difíciles se valora la virtud de lo sembrado años atrás. Como nunca hay tan sólo un brillo en medio de la oscuridad, en plena escasez de divisas, Santa Cruz representa más de la mitad de las exportaciones del país, en medio de la crisis del agua y con olas migratorias enormes, Santa Cruz cuenta con los niveles de cobertura de servicios básicos más completos de Bolivia.

Mientras la pobreza extrema crecía a nivel nacional durante la pandemia, Santa Cruz fue el único departamento que siguió sacando a miles de familias de ese flagelo hasta llegar a la tasa de pobreza extrema más baja de todo el país: 3.3%. Hoy el desafío es medioambiental y nuestra institucionalidad ya está respondiendo de manera coordinada; de nada sirven los gritos sin plan serio.

Así, es buen momento de recordar esfuerzos y virtudes que permitieron estar en esta situación de liderazgo nacional en términos de prosperidad, desarrollo sostenible y adaptación social. Recordemos, por ejemplo, que Santa Cruz cuenta con una de las cooperativas de electrificación más prestigiosas del continente y que lo ha logrado con un crecimiento demográfico impresionante, lo propio con la provisión de agua, lo que permitió que Santa Cruz cuente con el índice de pobreza multidimensional más bajo del país según el Atlas Municipal de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

¿Qué se hizo para superar grandes desafíos históricos? Entre otras cosas, se dio lugar a la fortaleza y la calidad institucional, alimentada por la confianza que tienen las familias y la eficiencia adaptativa de las mismas ante cada desafío. Así como las velas en la oscuridad de la noche, cada luz cruceña corre el riesgo de ser apagada si no crece ni es protegida; cada luz requiere, entonces, del brillo que podamos generar con mucho trabajo, confianza entre nosotros y solidaridad con quienes más nos necesitan.

En otras palabras, hoy necesitamos buenas dosis de cooperativismo.

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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Christian A. Aramayo Arce

Presidente de la Fundación Gobierno Abierto y Director del Centro de Desarrollo Humano y Empleabilidad de la UAGRM

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