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Liderazgos ciudadanos

Renzo Abruzzese

Sociólogo

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Podríamos decir que la forma natural en que una carrera política concluye y el nivel más alto de un liderazgo cristaliza en la toma del Poder. La mayor parte de las veces, el recorrido desde los inicios de una carrera política y su culminación se produce como una secuencia natural que, dependiendo del momento y las características del desarrollo político de una sociedad, toma contornos especiales, por ejemplo, la lucha contra las dictaduras militares en Bolivia suponía lideres de una valentía y fortaleza intelectual a prueba de fuego, en tanto y en cuanto hacer política podía fácilmente significar una sentencia de muerte. Hoy la lógica del Poder como asesinato no aplica, se ha transformado al punto en que al menos en apariencia, guarda perfiles democráticos que obligan a los dictadores modernos a guardar la apariencias y evitar en lo posible los exabruptos del pasado de manera que, si un político no violenta las Leyes y se somete a los preceptos que rigen la política, su culminación natural es entrar en el juego de fuerzas que pugnan por el Poder, en otras palabras, lo natural es que un ciudadano dedicado a la política pretenda (hasta donde las fuerzas le den) participar activamente en la vida política de su sociedad independientemente de su edad, origen, formación, religión, experiencia política etc. siempre y cuando se encuentre legalmente habilitado, sin embargo, suele pasar que – por alguna razón- el ciudadano no encuentra en ninguno de ellos un representante genuino de sus expectativas, quiere decir esto que algo no encaja entre ellos y la ciudadanía. Sin embargo, exactamente lo mismo sucede con lideres emergentes. Jóvenes lideres que a pesar de no tener nada con el pasado no muestran “la talla” requerida para lo que postulan y no por su pasado, su edad, su experiencia, o lo que fuese, simplemente parecen no engranar en los dispositivos de representación y participación que lo aproximan a la sociedad. Lo que sucede es que por buenos que sean, por acertados que estén y carismáticos que se muestren los mecanismos que los proyectan y dan a vida a su liderazgo no funciona, o como en el caso boliviano, han sido devastados por la dictadura.

Esta situación la estamos viviendo de forma dramática en estos días. Ni los históricos lideres de la etapa democrática ni los producidos por la dictadura masista alcanzan un nivel que nos permita decir sin duda alguna “ese es el hombre” para este país en este momento de la historia. Personalmente creo que esa dificultas no proviene los lideres como tal, creo que lo que sucede es que en los 18 años del régimen masista, el MAS eliminó sistemáticamente todos los mecanismos de representación y participación ciudadana que no fueran una expresión de raza, y en consecuencia, el mestizaje, las clases medias, los sectores indígenas urbanizados y toda esa inmensa burguesía popular que nació del propio proceso de crecimiento de la económico no tiene ya los dispositivos de representación capaces de llevar hasta el Poder organizado del Estado las expectativas ciudadanas. No hay, en consecuencia, una crisis de liderazgo, hay una ausencia de mecanismos de representación y participación ciudadana sobre los cuales los liderazgos nuevos y emergentes puedan proyectarse a la ciudadanía, bajo estas condiciones su accionar parece aislado, inconexo, lejos del ciudadano. Con seguridad algunos dispositivos que hagan posible la emergencia de nuevo lideres y nuevos discursos sobre la realidad están aún vigentes, empero, han sido de tal meneara racializados que perdieron toda capacidad representativa, y en consecuencia nadie que no pueda blandir los blasones de una estirpe originaria Campesina tiene derecho a participar de ellos. Esta fue la creación genuina del mayor racista después de Alcides Argues; García Linera.

Estamos pues en una disyuntiva complicada, necesitamos lideres de la talla que exige la situación actual, pero no contamos con los mecanismos por los que la voluntad y el Poder ciudadano puedan tener un efecto estatal consistente. Necesitamos que los nuevos liderazgos, los lideres emergentes y las nuevas generaciones de políticos diseñen nuevos dispositivos de poder capaz de afectar la indiferencia del Estado y doblegar los intereses heredados del siglo pasado. Todo esto, empero, exige movimientos ciudadanos de alta contextura y poder de movilización.

*La opinión expresada en este artículo es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la posición oficial de Publico.bo


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Renzo Abruzzese

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